LIBRO 1 [Tercer Orgasmo]

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Tardó horas, quizá demasiadas, en tocar la puerta de nuevo. NamJoon ya se había preocupado y había comenzado a pensar que quizá el niño se había perdido y le había pasado algo, aunque había aprovechado aquel tiempo para poder aliviarse un poco con las revistas tiradas en el piso, imaginando que eran chicas, para luego esconderlas en un lugar en el que no molestasen a JiMin y a su problema.

También había hablado con Camila. O bueno, había intentado hacerlo, aunque la realidad era que nada más pronunciar una sola palabra la pelinegra le había colgado y apagado su teléfono. Tenían seriamente, algo de lo que hablar, porque conociendo a su amiga, la jodida estúpida haría que la estadía de su hermanito menor se volviera un martirio para el mayor.

Eran malditos polos opuestos, o al menos, eso había sido su primera impresión simplemente por el pequeño "Desacuerdo" entre ellos dos. Suspiró prolongadamente, llenando su pecho con aire y luego estirándose. Se levantó a abrir la puerta, y lo primero que recibió fue un golpe en la cara bastante doloroso, que hizo que su culo impactara con la mullida alfombra que agradece, hizo que el impacto fuera mucho menos doloroso.

─¡Tú, imbécil! ─Gritó JiMin, cerrando los ojos y zapateando un poco. Sus regordetas mejillas se inflaron al hablar y NamJoon no pudo evitar analizar sus ojos que podría decir fácilmente que lanzaban chispas por doquier.

─¡Tienes voz de pito! ─Se mofó. 

JiMin se mordió el labio, atrapándolo entre sus dientes con fuerza y rompiendo el cuero externo que impedía que éstos se expusieran. No quería soltar una grosería, le parecía algo asqueroso y al mismo tiempo, impropio de un señorito/caballero, como él. La primera impresión que había tenido con NamJoon no había sido para nada buena, a decir verdad.

Creía que ellos dos serían como la noche y el día, como el sol y la luna, no podían convivir al mismo tiempo. "Existen los eclipses", se dijo internamente, pero también razonó que éstos ocurrían cada mucho tiempo, y él creía que para que ellos dos pudieran entenderse, tendría que pasar mucho tiempo. Inmerso en sus pensamientos, comenzó a balbucear incoherencia en voz baja, la atenta mirada de NamJoon escrutándolo como si fuera lo más interesante que había en la habitación. 

─¡Cállate y trae mis maletas! ─NamJoon pareció pensarlo, quizá demasiado tiempo para su gusto.

El rubio lo miró como si se estuviera mofando de él, aunque a JiMin no le hacía la más mínima gracia. Quería largarse de ese lugar repugnante y lleno de cosas libidinosas, a estados unidos, en donde todo era limpio, caro y estaba a su altura, y de eso se encargaría hablando con su hermana, pues ella la mayoría del tiempo cumplía sus caprichos de forma demasiado fácil. 

─¡Hey, belleza! ─NamJoon reaccionó y se levantó del lugar en el que se encontraba, confrontando a JiMin y percatándose de que le llevaba cabeza y media al pequeño chico que desde su lugar, hacía que sus ojos brillasen por la rabia o quizá el desagrado. 

─¡No me llames así! ─NamJoon lo tomó del brazo, impidiendo que se alejara, y luego lo haló hacia la parte de adentro. JiMin soltó su brazo como si el tacto quemara y comenzó a sacudirlo, limpiándose en su carísima chaqueta─ ¡Me has tocado! ¡¿Cómo te atreves?! ¡Estoy seguro que mientras no estaba has jugado con ese horrible pájaro!

─¿Pájaro? ─El niño asintió, dirigiéndose a la puerta para abrirla de nuevo, pero impidiéndole el paso con su complexión considerablemente más grande que la de él─ ¿Te refieres a mi pe...?

─¡Cállate! ¡No lo digas! ─Estiró sus brazos simplemente con la intención de alcanzar su boca con sus manos, para sellarla y que así las palabras se quedasen ahogadas en su garganta─ ¡Es repugnante!

¡El sexo no lo es todo...! ¿O sí? - NamMin - [LIBRO 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora