LIBRO 2 [Tras Nuestros Orgasmos]

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Su luna de miel. NamJoon observa a sus alrededores, mientras se toma un cóctel tranquilamente y espera a JiMin, quien dijo que iba a estar en la piscina. Con el dinero de la empresa, habían asistido a un crucero en primera clase por las bahamas, uno lujoso, con camareros, licor y mucha diversión de por medio. 

Las cosas habían cambiado, y para bien. Aunque el pequeño chico seguía siendo bastante inseguro, NamJoon siempre le hacía saber que él era lo más importante para él, JiMin aún en la actualidad es un chico que duda mucho sobre por qué alguien como el rubio está con alguien como él.

Era bastante noche, piensa él. La luna llena en todo su esplendor es visible, y muy hermosa. De repente, NamJoon siente en su espalda un toque que lo hace voltear. Pensando que es JiMin, toma a dicha persona por la cintura y la hala hasta su regazo. Se sorprende al ver a una mujer bastante bonita, y por qué no, buena, en su regazo. 

Una copa estalla al impactar contra el suelo. NamJoon observa a JiMin, quien antes de cualquier cosa, sale corriendo. Una maldición sale de sus labios, y tras disculparse con la chica, sale corriendo en la dirección en la cual a ido su bebé. 

[...]

─No llores, bebé ─JiMin trata de hacer caso a sus palabras pero es simplemente imposible, sus sentimientos se encuentran aflorando y sus lágrimas se encargan de que el rubio sepa cómo es que se encuentra─. ¿Tienes miedo aún? ─Pregunta acercándose a sus labios y dejando un corto beso que hace que JiMin se estremezca mientras asiente lentamente.

─Te amo, Hyung ─Sonríe. JiMin siente como un sentimiento de calidez y felicidad se acopla alrededor de su corazón y se forma una conjetura sobre cómo se estará sintiendo el rubio haciéndole aquello.

¿Se sentirá asqueado? ¿Mal? ¿Forzado? ¿O incluso se sentirá feliz? Cada una de esas preguntas llenan su cabeza como un grifo a un vaso se agua, el rubio al notar la mirada pérdida del pequeño, baja a su pecho y da un beso en el lugar en el que se encuentra su corazón, en el cuello y finalmente un delicado roce en los labios del más pequeño. JiMin sacude su cabeza, no es momento de pensar en eso.

─Ella no es nada, bebé. Pensé que eras tú, lo siento por hacerte llorar. Sabes que te amo, a ti, y sólo a ti ─El rubio aún sostiene sus muñecas por arriba de su cabeza con una de sus manos, pero en agarre no es férreo ni dominante, JiMin tendría la fuerza suficiente de librarse de él con tan solo un ligero movimiento brusco, pero siente que él solamente debe deshacerse frente a los toques del rubio y no protestar, simplemente disfrutar. 

Ambos se miran fijamente a los ojos, en un silencio más que ruidoso mientras, aquellas ojeras que mantiene JiMin en su cara no cubren su confusión, y su ligera sonrisa no es nada más que un adorno para darse confianza a sí mismo y desviar la atención de sus orbes, los cuales tan solo destellaban con inmensa tristeza y languidez.

JiMin siente que ya no puede sostener la mirada del rubio por más tiempo, en cierta forma aquellos ojos gatunos le intimidan de una forma que es simplemente ridícula, prefiere concentrarse en el poco calor que siente y la sensación de su piel desnuda al chocar contra la suave superficie del colchón.

─Mírame, JiMin ─Con su mano libre toma la barbilla del más bajito y le obliga a quedar cara a cara con él, susurrándolo tan cerca de su rostro, con su voz tan ronca que hizo que sus vellos corporales se erizaran al compás de sus respiraciones erráticas.

Un poco indeciso, obedece, sintiendo como sus labios casi al instante son atrapados por los del contrario, uniéndose en un delicado baile en el que sus lenguas son las protagonistas y hacen la coreografía más lenta y perfecta del mundo. El típico beso cliché, con la diferencia de que su situación tal vez no sea tan cliché como aparenta serlo.

¡El sexo no lo es todo...! ¿O sí? - NamMin - [LIBRO 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora