LIBRO 1 [Decimoséptimo Orgasmo]

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Cuando NamJoon regresó a su casa después de ver a Camila, ya era demasiado tarde. Estaba obscureciendo, JiMin regresaría pronto. Él estaba un poco -bastante- consternado por lo que había escuchado salir de la boca de Camila.

El normalmente era alguien incrédulo, no creía fácilmente lo que las personas le decían. Él podría decir que lo que escuchó salir de la boca de Camila sonaba como uno de esos libros baratos que él nunca disfrutó leer. Pero al estar viviendo esa situación, realmente se sentía... Extraño. Estaba más que atónito.

Quería asesinar al estúpido que le había hecho tanto daño a JiMin. No iba a enloquecer porque un mocoso le atrajera. Pero la necesidad de protegerlo si hizo que él se llegase a preguntar qué diablos era lo que él quería para su vida. No era alguien que podía llevar una relación del todo "Normal", o si quiera una vida de ese modo. Era algo subjetivo, claro, pero él no lo creía del todo así. Le parecía extraño imaginarse a si mismo teniendo algún contacto que no implicara algo plenamente físico.

Algo sentimental. La simple idea se sentía mal, errada. No creía que fuera algo a lo que él pudiera estar acondicionado realmente. Pero inclusive pensando en todos los contras -como tener que proteger a una persona frágil- y aunque los pro fueran muy escasos, no se le hacía algo pesado. Inclusive, quería proteger a JiMin, lo cual le hizo pensar que en realidad él ya se encontraba jodido hasta los sesos.

Debía ir a terapia, estaba claro. Pero tendría que hacer que JiMin superase su trauma. Él debía inducir a JiMin a recordarlo, y tendría que olvidarse de su gran adicción. Después de todo, el sexo no lo es todo... ¿O sí?

El timbre que anunciaba la última clase sonó. Su nuevo -Y único- amigo, se levantó de su asiento y cargó sus libros caballerosamente. Él era algo así como un muy buen amigo, se sentía cómodo a su lado. Habían tenido que hacerse en parejas para completar un cuadro sobre los ingresos y los egresos, habían tenido que hacer un largo taller sobre IVA-NIT-PRECIO, a demás de que habían tenido que hacer una factura a mano, y finalmente una nómina, todo basado en una empresa creada por ellos mismos, con bases, posibles inversionistas y un calendario de reuniones de negocio y trabajadores de los diferentes puestos. Todo en una hora.

Ellos se habían asustado cuando dijeron que se podían hacer en parejas. Si se iban a hacer en parejas, el trabajo sería violamentes y al mismo tiempo, muy largo. Afortunadamente, Kim había salido bastante aplicado en ese tema. Él era uno de esos estereotipos de nerd, pero él no era desagradable, tampoco tenía granos ni enormes gafas con culo de botella.

Su sonrisa cuadrada era linda. Divertida, a decir verdad. El chico tenía una personalidad extrovertida y eso le había encantado a JiMin. No le importaba que dijeran los retrasados de sus compañeros -pocos de ellos pues todos superaban los veinte y eran más maduros-, y simplemente era él mismo.

Bajaron las escaleras apresurados. Las masas de gente que salían de los salones eran impresionantes y no querían verse envueltos en un embotellamiento de personas. Era asfixiante. A esa hora de la tarde, probablemente estaban oliendo a simio, pero no los culpaba. A pesar de que la universidad era bastante buena, tenía muy poca ventilación y al ser muchos estudiantes el calor se acumulaba.

─¡Hey, Park! ¿Quieres que te acompañe a tu casa? ─Inquirió sonriente. JiMin quiso negar con la cabeza, pero se hacía tarde y Kim conocía la ciudad más que él. No quería aprovecharse del buen hombre que era YoonGi, así que, ¿Por qué no?

─Claro, Kim ─Sonrió.

Caminaron. Caminaron bastante. La universidad quedaba en una zona que daba para ir a un pueblo cercano, y él vivía prácticamente al otro lado de la ciudad, cruzando el centro. Sería un largo camino, pero al menos el sol no le calcinaría la piel.

El viaje fue ameno. Cuando llegaron a casa, JiMin abrió la puerta, y viendo que se habían demorado mucho tiempo en llegar a su casa y TaeHyung tendría que caminar más, decidió invitarlo a quedarse a su casa como agradecimiento por haberlo salvado en la clase de contabilidad.

─No, no quiero molestar ─Había dicho, refiriéndose a NamJoon que tras él se encontraba posiblemente muy malhumorado─. Será mejor que vaya a casa.

Al final, JiMin había insistido tanto que Kim se quedó. Lo cual en sí, era una ventaja para él. No quería quedarse a sola con NamJoon, sería -jodidamente incómodo- inconveniente. Sí, inconveniente. Él realmente no quería cruzar palabra con NamJoon hasta que estuviera mínimamente en sus casillas, o al menos hasta que su mente pudiera razonar con coherencia.

Cuando subieron las escaleras, NamJoon no dijo nada, pero se limitó a mirar a JiMin tan fijamente, que el chico se sintió demasiado incómodo. Por el resto del día, y quizá, por el resto de la semana.

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¡El sexo no lo es todo...! ¿O sí? - NamMin - [LIBRO 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora