LIBRO 1 [Decimoctavo Orgasmo]

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Fue la noche más incómoda de su vida. No paraba de dar vueltas en la cama, intentando encontrar una posición cómoda. Eso era un poco -muy jodido- la imagen de NamJoon negando y dedicándole miradas a Kim muy evidentes, además de miradas furtivas a él no se iba de su cabeza.

Era estresante. Él pensaba que podía evitarlo si traía a Kim, pero definitivamente NamJoon estaba presente -sin realmente estarlo- esa noche. Lo único que lo sacaba de NamJoonlandia eran los leves ronquidos de Kim. 

Si bien, él tenía una cama matrimonial, él en ese momento se hallaba muy apretado -asfixiado- en ese lugar. Él siempre dormía en un rincón. Tenía un preciado hueco que estaba en su rincón, él todas las noches se arropaba y entonces se hundía en el característico hueco. 

Él estaba en el rincón. Kim estaba muy pegado a él, no le gustaba. El contacto. Su espacio personal, no estaba presente. Quería disgustarse, pero a pesar de que no le gustaba, se sentía más seguro porque así podía pensar en cuánto le desagradaba que Kim durmiera en su cama, y así no pensaría en -NamJoon- otras cosas.

Una hora más tarde él no pudo conciliar el sueño. Se levantó casi temblando de la cama. TaeHyung estaba durmiendo plácidamente, roncando levemente mientras su boca se encontraba levemente abierta. Rió ante la imagen en frente suyo. Tierno.

Se estiró, sus articulaciones crujieron y JiMin se estremeció cuando tocó el piso frío. Tenía una pijama enorme. Anticuada. Se quitó la camisa. De pronto, hacía demasiado calor. Quería agua. 

Tiritando e intentando no hacer ruido, abrió la puerta. Maldijo internamente. Parecía que en la noche, cuando se supone que él no debía de hacer ruido, las malditas cosas sonaban mil veces más fuertes, porque la jodida puerta rechinó -nunca lo hacía-.

─Agh ─Su voz ronca. Su garganta seca. JiMin se mordió un labio, también tenía secos los labios.

Cuando él se acercó a las escaleras para poder ir a la cocina, notó una luz encendida. Dejó salir el aire que no sabía que tenía dentro de sus pulmones y luego bajó las escaleras. Él estaba un poco paranoico, pensó que NamJoon estaría abajo. Su mente le obligaba a creer que así era, mientras que una pequeña parte de él se aferraba -inútilmente- a la idea de que no había nadie en la cocina.

Cuando bajó, no había nadie. Escrutó a su alrededor con la mirada, pero aún así no vio nada. Quizá NamJoon realmente había olvidado apagar las luces.

¡El sexo no lo es todo...! ¿O sí? - NamMin - [LIBRO 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora