Recuerdos.

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Desperté aún en la bañera por los ladridos de Charlotte y seguía sonando las canciones de Michael Jackson y para ser precisa sonaba Smooth Criminal y decidí ir a la cama y al acostarme miles de recuerdos invadieron mi mente de como mi ex esposa era devorada por esas malditas bestias y yo no pude detenerlo de ninguna manera, me di cuenta que estaba reteniendo mi respiración al recordar aquello y di golpes en la cama descargando mi furia y comenzando a llorar desconsoladamente mientras que esa horrible imagen no dejaba de pasar por mi mente una y otra vez.
Tras unas horas de estar llorando y lamentándome me levanté de la cama y fui a ver a mi laboratorio de donde provenían gritos ensordecedores, bajé con una pistola de dardos tranquilizantes y al llegar abajo vi al monstruo que capturé luchando por liberarse de los amarres y ya había roto uno, desde donde estaba le lancé un dardo y tras unos minutos cayó nuevamente dormida, ajusté su amarre y le puse más cuerdas de seguridad, no había ningún cambio en la criatura, me dirigí a las jaulas de las ratas y estas ya estaban con menos pelo y se podía ver una perfecta piel un tanto grisácea y unos dientes bastante afilados, sus garras también estaban crecidas y estaban muy hambrientas, les tiré unos trozos de carne por la rejilla y desesperadas luchaban por obtener algo. Subí y tomé mi cámara de vídeo para grabar algo – Hey, aquí Lauren Jauregui, día 1305, no hay novedad, aún no logro encontrar una cura y como siempre ruego que si hay alguien vivo y desinfectado en esta ciudad que esté viendo esto que por favor se venga a encontrar conmigo cuando el sol esté en lo más alto de South Street Seaport y que no espere más, necesitamos encontrar la cura de este virus infernal que poco a poco acaba con toda la humanidad, por favor, espero que tú que estás oyendo esto vengas a ayudarme, puedes salvar al mundo. –Tras grabar aquello lancé la cámara al sofá y suspiré negando con mi cabeza mientras miraba a Charlotte.– Es imposible, jamás llegará nadie. –Murmuré y salí con Charlotte a ver qué había de nuevo en las calles de Nueva York, manejaba mi camioneta hasta que vi un maniquí parado frente a una gran reja y me bajé de inmediato, era el maniquí al que había llamado Harry.– Hey Harry, ¿Qué diablos haces ahí?, ¿Quién te ha traído?, ¡Respóndeme! –Gritaba y tomé una pistola y comencé a dispararle a Harry, me acerqué y enredé una pierna en una cuerda que de inmediato se aferró a mi pie y se movió dejándome colgada cabeza bajo, ahí fue dónde me di cuenta que era una maldita trampa que yo misma había ideado, pasaron unos minutos y me quedé profundamente dormida.
Desperté al oír mi reloj de muñeca indicando que era la hora en la que las bestias aparecían y con mi cuchilla comencé a intentar rápidamente zafarme de la cuerda que me tenía colgada de cabeza hasta que lo logré, pero solté un fuerte grito de dolor al caer sobre mi cuchilla y esta se clavó en mi muslo, gritaba de dolor retorciéndome en el piso y a lo lejos vi las siluetas de las bestias que comenzaban a salir de sus escondites, como pude cubrí la herida sin retirar el cuchillo mientras veía como se acercaban a atacar a Charlotte y un perro de su misma raza más grande la defendió y las bestias lo mordieron a él, me levanté a duras penas y los tomé a ambos y los metí a la camioneta para rápidamente conducir a casa, corrí al laboratorio e intenté curar al perro al asegurarme de que Charlotte estaba bien y lamentablemente el otro estaba infectado, pasé horas con él en mis brazos llorándolo ya que salvó a mi única compañía en este mundo. Una hora más tarde el perro reaccionó e intentó atacarme, pero ya estaba convertido en uno de ellos y no me quedó de otra que matarlo apretando su cuello con mis manos con la mayor fuerza que podía.

Soy Leyenda (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora