Soy Leyenda (Camren)

Me gustas, Camila Cabello.

Desperté antes de que Camila despertara y me levanté rápidamente para darme una rápida ducha y poder ir a preparar un buen y lindo desayuno para darle, una vez lista me vestí como solía vestirme siempre y fui a la cocina para preparar el desayuno, preparé unos deliciosos cafés y exprimí unas naranjas para hacer un rico jugo natural, pero ya que sabía que a Camila le gustaban las bananas metí su jugo a la licuadora y luego metí una banana para hacerle un jugo como ella le llamaba "naranja plátano", puse las cosas en la bandeja y preparé unos huevos y unos panqueques, puse unas cuantas fresas en un bowl pequeño y un spray de crema pequeño también. Tenía todo listo pero sentía que me faltaba algo, una flor o algún lindo detalle, tomé la motocicleta para ir más rápido y salí rumbo a un parque que tuviese flores lindas o algún patio con alguna rosa, pero mientras conducía pude ver que había un camino que llegaba hasta la mitad de lo que faltaba para llegar a casa y era un camino de un líquido brillante y extraño, similar al de esas criaturas, me bajé y tomé un poco para olerlo y confirmé mis dudas, era de esas mierdas. Aquello me había alarmado por lo tanto tenía muy claro que me andaban buscando y tenía que buscar pronto una cura para el virus, me fui a un patio de una vieja casa que aún conservaba preciosas rosas rojas y rosadas, tomé una de cada una y rápidamente me fui a casa nuevamente con cierta preocupación. Ya teniendo todo absolutamente listo tomé la bandejita con todas las cosas y la llevé a la cama, comencé a susurrarle cositas hasta que ella despertó y cuando por fin abrió sus preciosos ojitos le sonreí y le mostré lo que traía, ella de inmediato se enderezó y dejé la bandeja en la cama y se quedó boquiabierta ante todo lo que tenía frente a ella y me preguntó si todo era para ella y yo le respondí que sí, me senté a su lado y comenzamos a comer entre besos, chistes y risas y conversaciones extrañas que tal vez muchos no entenderían.
Ya eran aproximadamente las 6 pm y estábamos abrazadas con Camila en el sofá mientras veíamos una serie de Netflix, ella me daba besitos en el cuello mientras veía televisión, era realmente tierna y en parte ella ayudaba muchísimo a despejar mi mente y no estar tan preocupada de lo que había visto en la mañana ya que cuando se lo conté me dijo que ya teníamos que trabajar en ello y cuidarnos el triple, esta tarde había bajado al laboratorio a ver si había alguna mejora en la rata o en la criatura y no había absolutamente ningún cambio, esas cosas me hacían perder la esperanza en salvar a la humanidad y encontrar una cura para el virus, podría decir que ya me estaba rindiendo ante la idea de ser yo quien logre salvar al mundo, tal vez más adelante venga alguien que sí pueda.– Lauren, ¿en qué piensas? – preguntó Camila y yo le sonreí.– Cam, estaba pensando en que no veo ninguna mejora en la cura que había preparado, estoy perdiendo la esperanza. – respondí con cierta pizca de tristeza en mi voz y ella hizo un pucherito y se aferró a mí.– Pero... tu eres brillante, yo estoy completamente segura de que vas a encontrar la cura porque eres simplemente maravillosa Lauren, yo confío en ti.– ella habló mientras acariciaba mi mejilla y no me pude resistir a comerle la boca.– Camila, debo decirte algo muy importante.– hablé y en cuanto dije eso me arrepentí de inmediato de haberlo echo, pero qué podía hacer ya estaba jodida, no quedaba más que decirle.– Dime, ¿hay algún problema? – ella respondió con ese tono de inocencia que tanto amaba oír y esa bella sonrisa que me volvía loca apareció en su rostro.– Me gustas Camila, me tienes muy jodida, me gustas demasiado. – le solté de una ya que no podía aguantarlo más, necesitaba decírselo y su expresión fue de sorpresa, ahí fue cuando me di cuenta de que la cagué, no debí decir nada. Me iba a levantar de mi asiento al ver que ella no respondía y ella tomó mi mano evitando que me aleje.– Lauren yo... yo estoy enamorada de ti, me gustas mucho... solo que no pensé que tu podrías gustar de mí. – al oír eso salir de su boca el alma me volvió al cuerpo y la abracé fuertemente como si no quisiera dejarla ir nunca y así era.– Me encantas Camila, me encantas, me gustas como no tienes una idea.