Crueles Verdades

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Tayl era el lobo después del Alfa que mas adoraba a Yunak, podría estar solo intentando que Yunak se quedara. – Tayl no empieces con tus juegos, no es el momento.- lo regaño severamente su padre.

-no estoy jugando padre... estoy hablando muy enserio.

Si la noticia de Yunak lo había dejado poco de un infarto, la de su hijo definitivamente quería rematar. La mirada que le devolvía su hijo era de furia mezclada con tristeza.

-Desde que tengo memoria supe que era diferente. Sabía que yo no era un Beta, y mucho menos un alfa. No tenía tu determinación ni tu liderazgo. Pero había algo más en mí que aun no descubría y que me seguirá toda mi vida. Sé por lo que está atravesando Yun. El día en que supe que era un omega, moría de miedo. Todo aquel que me mirara, pensaba que sabía mi verdad y que te lo dirían. ¡TODA MI MALDITA VIDA E ESTADO ASUSTADO! ¡DE QUE ALGÚN DÍA TE ENTERARAS Y ME SACARÍAS A PATADAS DE ESTA MANADA!... ¡yo Tampoco quise nacer de este modo!... pero no tenemos otra alternativa ¿Verdad?.

Yunak se acerco al pequeño lobo.- Tayl. Por favor Basta.- le rogó. Las lágrimas del chico comenzaron a caer y sus sollozos cada vez se hacían más audibles.- tú aroma está saliendo.

La furia y la perplejidad lo estaban segando, se sentía un estúpido... jamás había notado el olor hasta ahora. El olor de Tayl estaba por toda la cueva, al igual que el de su pareja. Se sentía mareado, como si lo que viviera no fuera la pura y cruel realidad, su mente estaba conmocionada. Su Pareja y su hijo, ambos lo sabían todo, Durante todo este tiempo. Revoloteando a su alrededor y el no noto sus aromas... ese aroma que ya se le hacía tan familiar, el que lo alentaba y reconfortaba cada vez que regresaba a casa después de una casería o un patrullaje.

Kaylan tenía culpa tanto como ellos.

Fuera de la cueva la manada se reunía a la espera de que su Alfa abandonara la cueva junto a su cachorro. Esperando a un lado, el lobo de mirada verde quería ver a su futuro compañero salir, pero al no ver movimiento fuera de la guarida, decidió acercarse a la entrada. Sin saber que las palabras que oiría, cambiaría la relación de él y su pareja para siempre.

El pequeño omega no se percato que su nuevo amigo estaba en la entrada de la cueva de sus padres. Tayl veía como Nylag lo miraba con tristeza. El joven lobo había escuchado toda su confesión, una que no fue capaz de confiársela a él después de tanto tiempo de estar juntos. se sentía traicionado por su amigo, lo que provoco que el menor diera un par de pasos atrás.

-Nylag... yo ... t.te lo iba a decir...- tartamudeaba Tayl.- per..Perdón.- mientras la otra pareja se miraban mutuamente.- es suficiente...- dijo el chico repentinamente, mientras detrás de sus sollozos aparecía un bajo gruñido y un olor a turbulentas emociones brotar de su pequeño cuerpo.-¡Ellos tienen la culpa! ¡Ellos lo pagaran!.

El Hijo del Alfa paso frente Nylag y Salió de la cueva. Yunak entro en pánico- ¿Tayl a dónde vas?.- grito, pero el pequeño no lo había oído.-No hagas nada estúpido ¡Maldición!.- el chico fuera de la cueva olfateo el aire y fue tras la manada enemiga.

-¡Tayl!.- grito su padre.- rayos, chiquillo del demonio.- iba a ir en su búsqueda pero su pareja le corto el paso.

-Kaylan, por favor ve por tus hombres. Ese niño no se encuentra en sus casillas en este momento, Nylag y yo lo seguiremos para ganar más tiempo. Tengo un mal presentimiento de esto.- su Alfa planeaba rebatir sus ordenes, pero no lo hizo. Ya sea por el cariño que aun mantenía en su pareja o por su instinto que tampoco le indicaba nada bueno.

Corrieron lo más rápido que le daban sus patas siguiendo al pequeño omega, Yunak miraba a donde el chico se dirigía y rogaba que no hiciera lo que estaba pensando.- Tayl...por favor detente.- grito intentando de que lo escuchara, pero el muchacho los llevaba bastante adelantados.

Mi Alfa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora