Mi Alfa (Editando)

¡Acéptame!

Sentado frente al fuego y en su forma humana, Yunak devoraba un pedazo de carne, no sabía de qué animal era, pero no le importaba realmente. Saciar el hambre era su verdadera prioridad. Tayl estaba recostado en sus piernas también en su forma humana disfrutando del calor. Se escuchaba uno que otro sonido, más bien gimoteos y pequeños gruñidos en el ambiente.

-Nylag por favor ¿puedes callarte?- pues el cachorro llevaba retando a su futura pareja desde la mañana, cuando este se le declaro oficialmente pidiendo que fuera su pareja y el muchacho acepto su propuesta gustosamente. Tayl se lo pensó bastante esa mañana antes de dar el sí. Aun era pequeño... aunque fuera un poco más alto y aparentara ser mayor era otra historia, Literalmente seguía siendo un niño. Su padre había asentido cuando le informo de lo sucedido y se disculpo con el por el actuar de Nylag el día en que todo se desbordo.- estuve el día entero contigo ¿no puedes estar alejado de mi aunque sea una hora?- El otro omega dejo de comer su trozo de carne y se rió a todo dientes.

-quiero oírte decir eso cuando llegues a la pubertad- dijo volviendo a morder su comida. El pequeño alfa frunció el ceño y bajo sus orejas receloso. El ya estaba en toda su pubertad y estaba sufriendo como nunca. A Yunak le daba la sensación de que en cualquier momento metería a Tayl en la cueva y no le dejaría salir hasta que el muchacho no fuera virgen. Adolescentes, bufo para sí.

Cerca de ellos, Kaylan los observaba desde las sombras. cruzado de brazos y relajado mirando a su pareja... inspeccionando todo de él, su rostro, bajando por el cuello, su pecho.... Y el mediano bulto que seguía después. Día tras día caminaba solo por las noches meditando, buscando las palabras adecuadas y la manera de hablar con el... exacto, desde el incidente no había encontrado las palabras para disculparse, pero esta noche sería diferente.

Su Omega reía sin parar al ver a su hijo regañar a su antojo al rojizo lobo. Su rostro iluminado por las llamas anaranjadas resaltaba su belleza natural, sus ojos brillaban de alegría, una en la que él no estaba invitado a admirar.

Yunak dejo de sonreír y levanto la cabeza en su dirección, como si hubiera escuchado el llamado desesperado de su pareja. Sus ojos conectaron de inmediato dejando todo a su alrededor en segundo plano. Los sonidos se oían distantes... las voces lejanas. Kaylan cerró sus ojos un instante, en cuanto los abrió una sonrisa triste se asomo por sus labios llegando a entristecer sus ojos. Bajo la mirada y se dirigió a su cueva. Yunak no supo si eso era una invitación o una despedida, aunque no se iba a detener a preguntar. Levanto su trasero lo más rápido que pudo del piso, se excuso con los jóvenes y se dirigió a la cueva en donde había desaparecido su Alfa. Los muchachos quedaron estupefactos en cuanto lo vieron desaparecer.

-¿crees que les irá bien?- pregunto Tayl esperanzado sabiendo que pretendía su "madre" al entrar en la cueva del Alfa. Su futura pareja no presentaba precisamente uno de los mejores rostros. Le gruño un poco, se incorporo y le empujo con su hocico obligándolo también a levantarse.- demonios Nylag, eres un aguafiestas- lo regaño su pequeño a lo que solo estornudo en respuesta.- son mis padres, es obvio que este preocupado.

-Corrección.- dijo Nylag- solo él es tu padre... - refiriéndose a su Alfa. El pequeño lo fulmino con la mirada. Algo que no aceptaba el chico, era que negaran la existencia del otro Omega como figura materna o de tutela. Más bien le valía si lo decían, pero no en su presencia.

-¡No empieces!.- lo regaño una vez más. Observo la entrada de la cueva unos instantes antes de tomar sus cosas e irse con Nylag a sus propios aposentos. El muchacho comenzaba a aburrirse de la insistencia del otro lobo ¿Cuál era el motivo para querer estar todo el día pegado a él en la cama? ¿De tocarlo, de frotarse contra él? Sacudía levemente su cabeza de un lado a otro. Quien entendía a estos Alfas.