Reconciliación.

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No se hagan ya saben de que va.

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La gotas resbalaban por su piel, al mismo tiempo que el jabón se encargaba de crear espuma en los lugares necesarios, llevo la pasta de jabón fresa a su cuello para dejar limpio todo, lo sostuvo con fuerza para evitar que se le resbalara, y luego llego su parte favorita, lavar su cabello.
Yupi!...
Vacío un poco del producto en su mano y luego con cuidado revolvió sus suaves mechones pelirrojos, el shampo en cuestión olía a menta y chocolate y así le gustaba, además dejaba su cabello brillante y bonito.
Y aun así era difícil peinarlo.
...

Suspiro sin poder evitarlo.

Peinarse ahora no era importante, quería seguir llorando bajo sus sabanas y comer toda esa comida chatarra que se le antojo de repente.
Shirley estaba en el armario buscando pijamas de "buen gusto" cuando lo dejo para darse una ducha a regañadientes, salio minutos después con ojos aun rojos y en cuestión parecía un pollo remojado.
Era un desastre.

Quiso arreglar las cosas pero...estaba encerrado sin oportunidad de remediar nada.
Literalmente estaba castigado.
Resulta que cuando llego su madre estaba al teléfono, parecía tan preocupada, la fémina corrió a su encuentro sosteniéndolo con ferviente cariño.

Por primera vez en su vida necesitaba a su madre...y en efecto...ella estaba allí.
Valla día de porquería, escapo de casa, golpearon a su... ¿novio?, ¿aun lo son?...¡bueno!, ¡golpearon a su novio!, ¡discutieron y... y lo castigaron por una semana.
Ser rebelde tiene consecuencias.

No escaparía de nuevo por el momento, menos aun con la mujer vigilándolo, su querida figura materna fue contundente.
No cocinar.
No ir a la escuela.
No desobedecer.
No salir.
No internet.
No teléfono.
No tv.
No videojuegos.
No visitas.
¡No básicamente todo!.
¡¿Se lo merecía?!... Podría decirse que si.
Que mas da.

Ni siquiera le toma importancia. La única cosa que estaba en su cabeza,y que ya comenzaban a confundirlo, eran esas palabras.
-(¡¿SI PUEDES DEFENDERTE PORQUE NO LO HICISTE ENTONCES?!)-.

-(¿porque dijo esas cosas?)-
¿Que no sabe que sus palabras (especialmente la suyas) pueden producir de todo en su pecho?, ahora.. Solo sentía que no tenerlo era doloroso.
Demasiadas emociones que no podría explicar del todo.

Como siempre sus ojos recobraron la triste tarea que lo dejaba nublado por horas.
No debería llorar, su madre ya sospechaba que algo paso.
Le preguntó varias veces si quería hablar, habrá creído que su hijo se lo diría así como así.
Porsupuesto que no.
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-¿puedo entrar?-.

Se giro en la almohada que ya estaba húmeda por el excesos de lágrimas, se las barrio con las mangas de la pijama en un intento por mostrarse normal.
Un sonrisa nerviosa se dibujo, y escondió la bolsa de dulces que su madre miraba con detenimiento.

-s-seguro, pasa-.
La mujer analizo la situación, no tenia experiencia con esto, pero fue joven alguna vez, ¿dulces?, ¿lágrimas?, ¿no querer salir de la cama?, demasiado obvio.

Una chica.
Una chica le hizo algo a su único hijo.

Entrando tomo un lugar  alejado junto a su llorón bebé, hacia un tiempo no hablaban a solas (mucho tiempo).
Sherwin trago duro cuando la mujer revisó cada detalle de la habitación, examinando desde sus libros y tenis hasta sus varoniles figuras de acción, casi murió cuando algo la hizo levantarse de la impresión.
La fotografía de Jonathan.
-(¡Grosería!)-.

Torpe por amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora