Torpe por amor.

Amar, perdonar y vivir.

-(Puedo decir...que soy feliz.

La ligera amargura de no ser aceptado por ti, deja de tener tanta importancia por instantes, es una cicatriz que no se borra, pero que con el tiempo no dolerá.

Mi importancia principal se volvió cuidar a quienes amo, y aprender a perdonar a quienes me lastimaron.

Pues vivir con odio no le hace bien a nadie.
Ni siquiera a ti padre.)-.

Guardo su teléfono luego de enviar el mensaje, y aunque sabía que su padre no le respondería, era feliz.
Su cumpleaños se acercaba y aun si no tenía nada preparado, estaría junto a su madre, y su amado chico latino.

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-¿puedes colocar esos platos por allá cariño?-.

Dijo dejando los platos de porcelana en sus manos la señorita David, su yerno nervioso por algún motivo, casi los deja caer, pero logro dejarlos sobre la madera, la señora sonrió por lo bajo, familiarizada con lo que podría estar pasando, poso su mano en su hombro por un momento buscando calmarlo.

-tienes que relajarte querido, Sherwin lo amara-.

El moreno miro a la mujer y de vuelta a la mesa llena de postres y un gran pastel.

-¿y si no es suficiente?, ¿debí ponerles mas azúcar?, y si...-

La mujer tomo uno de los buñuelos y lo probo dando una sonrisa, convencida termino dándole otro al moreno para que probara el mismo, quien hizo una mueca como de temor (no era un buen cocinero), cuando al fin lo puso en su boca, desapareció un poco de ese miedo.

Estaba dulce, no lo arruinó.
Que alivio.

-Sherwin los amara, así como todo lo que preparamos para él, ¡ahora!, ¡vamos a terminar de hacer la ensalada!-.

Ante esa sonrisa no pudo evitar contagiarse de la alegría, hoy era un día maravilloso.
¡Hoy su ángel cumplía 15!.

Aunque solo serian ellos tres, estaría bien.

Sus padres querían acompañarlos pero tristemente no podían faltar al trabajo, igual enviaron regalos.
Su suegra evito hablar sobre si...deberían invitar a su padre o no, así que si, serian solo ellos tres.

Sherwin estaba en la biblioteca a cinco calles y aun faltaba terminar algunas cosas, porque si bien eran tres, al parecer su suegra era bastante detallista.
Aún si la fiesta seria pequeña y reservada, seria perfecta.

Por los acontecimientos...Sherwin prefirió no organizar nada, para él que pocas veces celebro su cumpleaños, no era importante.

Jonathan no pudo quedarse así.

Sherwin merecía mucho más que eso.
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Entre ambos organizaron una pequeña celebración sorpresa, sin que el pelirrojo se diera cuenta porsupuesto, y faltando dos días para su cumpleaños lo dejaron todo acordado.

Jonathan se encargaría de los globos y de distraer a su novio.
Y su suegra de organizar la sala y el pastel.
Ambos se encargarían de la comida.

El mayor había hecho que el pelirrojo se quedara con sus amigos en la biblioteca, y disculpándose se despidió con la escusa de olvidar algo en su casa encendido.
El menor le dio un beso, y no recordando el día le dejo ir.
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