CAPT. 7.- 1º expedición; al templo de SHIVA

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Que eres el ser más odioso de esta tierra y me lo estas demostrando.- le digo con una gran sonrisa falsa en mi boca pero todo valor muere cuando de pronto veo su mirada, su mentón se tensa , su nariz se ensancha y de pronto noto una vena salirse del cuello.

- Me alegro.- me dice.- Sólo espera y veras, seré el más odioso que te hayas encontrado en tu vida...- me dice y yo me recuesto en el asiento tragando duro, parecía más una amenaza que otra cosa......

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Después de media hora en un silencio tan incomodo que hasta el mismo aire sentía como se cortaba, no me atrevía ni a mirarlo de reojo, mi cabeza estaba girada hacia la ventanilla del copiloto así que ni yo ni él nos veíamos.... una ventaja para mí o desventaja ya que no sabía si él me miraba o no, debía ir con él, no mi Nana me lo impuso a decir verdad, ya la pillaría a ella en cuanto la viera si hay otra expedición procurare ir con más personas pero a solas con él no estaré más tiempo de lo debido, no sé ni quien es ni que se cree pero por todos los dioses sí es que alguno existe que no estaré con él a solas si puedo remediarlo... con lo feliz que estaría en mi Londres amado, pienso.

- Ya hemos llegado.- saltó de pronto con una voz más aguda de lo normal, pero es que este silencio me estaba matando prefiero mil veces el genio que presiento que tiene o si no se lo haré hacer porque es lo que necesito si quiero que ella viva y no sabe ella lo que deseo que este con vida pero la paciencia no es lo mío y me la está quitando con su sola presencia, su indiferencia no puede ser así, debe de saber luchar, pelear y ser la flor de acero que se que es....

- ok.- le digo bajo mientras él se para en frente de un restaurante por así decirlo, ya que es una cochera que hacia esquina con un mostrador lleno de grandes recipientes llenos de comida, lo miro de refilón cuando me estoy desabrochando el cinturón se que le pongo mala cara pero es que tengo ojos y puedo leer en el letrero que ponía Karnataka, claro que en el idioma de Kannada pero no soy tan tonta como para no comprenderlo....

- Supongo que tienes que tener hambre.- le digo serio y abriendo la puerta, no aguanto estar tan cerca de ella y que me mire de esa forma tan indiferente, hasta si gritara creo que se lo agradecería más ya que su silencio me mata, no sé lo que está pensando o por donde me va a salir. Salgo del coche sin prestar atención a si ella me sigue o no, pero quiero ponerla a prueba y me dirijo hacia el chiringuito de comida rápida, si cree que la voy a llevar a un restaurante de los que seguro estará acostumbrada lo lleva claro, esto va a ser por así decirlo lo más lujoso que nos vamos a encontrar. Me dirijo hacia el mesero que al verme me agacha la cabeza, esta es mi tierra y hasta el hombre me pertenece.... me gusta sentirme temido y sin dejarle lo más mínimo que me pregunte ya que él no es nadie, no me puede ni hablar ya que soy muchísimo mejor que él y que todos los mortales de este puto planeta..., le ordeno en kannada* que quiero que me de cuatro platos, de sabor suave y sin muchas especies, tortas de maíz y botellas de agua. Lo hago pensando en que ella coma, la necesito fuerte me digo a mis mismo y sólo es por eso que la cuido, me digo a mi mismo y de pronto noto su presencia justo al lado mío me giro y la observo; el pantalón verde militar con múltiples bolsillos en sus piernas le sientan muy bien de hecho tiene un trasero precioso ni pequeño ni grande a reglado a su menudo cuerpecillo ya que no debería de medir mas de los 1.60 aun así era esbelta, y aunque era delgada tenia curvas donde tenía que tenerlas, sus pechos eran un poco más grande comparado con las proporciones de su cuerpo pero no en exceso y los tenia firme, se notaba con esa camiseta ceñida a su cuerpo como una segunda piel, la mire a la cara y de pronto la vi sonriente, tenía los ojos cerrados respirando los múltiples olores que de este cuchitril emanaba y no sé porque me enfureció eso, esa sonrisa me pertenecía y esos ojos debían estas abiertos mirándome, esos ojos que tantos sueños me han robado, esos ojos de un azul tan intenso como el mismo cielo de pronto me doy cuenta de que su larga melena rubia como el oro y de tantos tonos de rubios que te hacen querer tocarlos para comprobar si era cierto o no, estaban recogidos en una burda cola apeteciéndome querer quitar la cuerda para soltar su preciosa melena. Me doy cuenta que el mequetrefe se le queda mirando y le gruño en señal para que no lo haga y es entonces cuando ella me arruga la frente y me mira seriamente, no me dice nada pero sé perfectamente que no le ha gustado y es cuando me divierto y le muestro una mueca de superioridad cuando ella mira hacia el mequetrefe con una radiante sonrisa que hace que me enfade y la vena de mi cuello salga.

Naciste para mi...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora