Segunda Ronda Nocturna

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Atormentado y bastante acalorado. Así es como se sentía el rubio en cuanto unos finos rayos de sol le despertaron de mala gana. Tenía tantas ganas de ir a trabajar como de lanzarse un Avada encima.
Asíque a desgana se arrastró por la cama hasta ponerse en pie.

Sabía que los encontronazos con Granger acabarían volviéndole loco, mas que nada porque ella parecía entrar en el juego.
Pronto tendrían una nueva ronda nocturna y en contra de todo pronóstico no quería ni verla.
Debía tranzar un plan, ya no se contentaba con sacarla de quicio, necesitaba algo más de la castaña, quizás volverle loca.

Los días habían pasado intentando evitarse lo máximo posible, cruzando miradas que podían encender fuego. Hermione se había propuesto siquiera mirarle, pero le era rematadamente imposible.
Había establecido una amistad con Tom, y pasaba las horas cerca del moreno para inconcientemente mantener lejos al rubio.

Le gustaba la cercanía del chico y conversar con él era algo agradable y compartían puntos de interés.
Sabía que tenía cerca la siguiente ronda con el slytherin y se lamentó profundamente por ello.

El día acababa de empezar y la chica se sentó bufando en su escritorio. Tenía demasiada tarea atrasada y debía acabarla para esa semana. Ese mismo día al finalizar la jornada habría un nuevo discurso del ministro, asique apresurada intentó hacer bien su tarea.
Ginny llegaría al día siguiente, incorporándose en la plantilla del ministerio, y aunque no la vería demasiado por horarios, saber que su mejor amiga estaba a su lado le reconfortaba.

Analizó y terminó el temario que se había propuesto en menos de lo previsto. Asíque decidió tomar un respiro acercándose a la gran cafetería que poseía el nuevo ministerio. Los cacharros se movían solos y aparentemente no había nadie manejandolos. Asique curiosa se acercó a uno de ellos y una tetera le sirvió té mágicamente. Hermione sonrió recordando sus años en la madriguera donde docenas de esos mismos chacharros adornaban el hogar de los Weasley.

Agarró la taza y sopló lentamente mientras pensativa se sorprendió a si misma viendo a un rubio entrar por la puerta. Se puso nerviosa automáticamente, porque no esperaba que Malfoy estuviese allí y el hecho de que estuviesen solos tampoco le relajaba en absoluto.
Pero para su absoluta sorpresa el chico la ignoró de tal manera que hasta Hermione pensó si llevaba puesta la capa de Harry.

No supo si saludarlo mas por cortesía que por necesidad, pero se hallaba clavada al suelo con la taza en ambas manos y comprobando cada paso del rubio.
El mismo se sirvió jugo de calabaza y sin siquiera mirar a la castaña se fue por donde había venido.

Hermione escuchó la irritantr voz de Ashley en el pasillo y supo que acompañaba a Malfoy. Quizás por eso le había ignorado tanto, porque ya tenía con quien divertirse. Y casi que así lo prefería.

No quería ser blanco de los retorcidos juegos del chico. De eso estaba segura.

Pero algo dentro de ella se revolvía....había sido una perfecta ocasión para insultarle o mofarse de ella como tanto venía haciendo últimamente. Pero no, ignorancia total era lo que había mostrado.

Asíque Hermione se propuso hacer exactamente lo mismo. Quizás así podía sacarse de la cabeza que su cercanía en aquel tropiezo le había perturbado de sobremanera.
Comprobó que de nuevo se hallaba sola y resopló de frustración, el rubio conseguía sacarla de sus casillas incluso cuando le ignoraba. Y se molestó consigo misma por la facilidad con la que lograba tal cometido.

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El día estaba pasando sin mayores ocurrencias y la chica decidió cuando su jornada laboral había acabado darse un capricho y tumbarse en la enorme bañera que poseía su sala común.
Abrió la manecilla de la puerta y comprobó que en la sala no había mas que dos compañeros que para su alivio también la ignoraron por completo.
Agarró su blanco albornoz y se dispuso a entrar en el baño.

Trabajando con la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora