Encuentros Nocturnos

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Todavía podía notar el temblor en su piel. Sentía una sensación de quemazón en el estómago y todo su cuerpo estaba en alerta constante.

Ya era un hecho que el rubio era conocedor de la poción y que obviamente sabía lo que había causado en ella al tener sexo con Ashley.
Nada podia ir peor. Bueno sí, tendría ronda nocturna en menos de una hora y ya se sentía mareada de nuevo.
¿Qué debía hacer supuestamente?
Preguntar por lo acontecido no era algo que sopesase y mandar a la mierda al chico parecía la opción más razonable.

Después de intentar tranquilizarse en el baño se encaminó hasta su habitación para huír de ambos chicos. Había aclarado las cosas con Tom, pero ahora mismo eso le importaba un pimiento.
Todavía no sabía como enfrentarse toda la noche a solas con el slytherin.
No era estúpida, sabía que Malfoy usaría el momento para humillarla mas. Y ciertamente no sabía cómo podría escaparse de tal problema.

Pero era una gryffindor y como tal no huiría de sus problemas, sinó los afrontaría como siempre había hecho. Negar los hechos no le hacían sentir mejor porque no los hacía desaparecer.

Con un nerviosismo que no hacía mas que aumentar se acercó hasta el punto de encuentro de la ronda. El ministerio ya se hallaba solitario y el sonido de sus propias pisadas le ponia mas nerviosa.
No había rastro del chico, de modo que agradeció no verle nada mas llegar, quizás así podía tranquilizarse....
Pero nada mas mejos de la realidad.

—Puntual, tal y como me gusta —su voz sonó cortante desde la oscuridad del lugar.

Hermione pegó un respingo al oír la voz áspera del slytherin y automáticamente se le erizó el vello.
Se fue acercando a ella amenazador.

Intentó evitarle lo máximo posible de modo que emprendió camino para hacer la ronda.

Draco sonrió de medio lado mientras caminaba justo detrás de ella, casi pisándole los talones pero sin llegar a hacerlo.
Lo notaba detrás de ella y eso le causaba un calor que desconocía, nada bueno podía salir de aquella noche sin duda.
Cuando llegaron al último piso y el mas solitario entraron en una sala que estaba abierta para cerrarla.
Hermione tomó la manecilla de la puerta mientras Draco hacía lo mismo al mismo tiempo.
La chica apartó la mano como si le hubiese quemado y quitó la mirada que por un milisegundo había posado en él.

—¿Me evitas Granger? —preguntó jocoso.

—Lo he hecho siempre, no sé que te sorprende —atacó sin saber muy bien si hacía bien con ello.

El muchacho volvió a sonreír lentamente mientras entraba en la sala que habían encontrado abierta.
Hermione no pudo contener las ganas de seguirle, de modo que así lo hizo, cerrando la puerta tras de si.

El chico se quedó mirando la enorme sala que decoraban grandes ventanales de un tamaño considerable.
La chica se dejó reposar en la fría pared de piedra y vio muy interesante sus propios zapatos, pues no sabía dónde mas mirar sin parecer estúpida.

—Es de muy mala educación no responder preguntas ¿sabes Granger? —habló desde uno de los ventanales.
La luz de la luna entraba de pleno por los mismos de modo que podían mirarse sin dificuldad, aportando un tiene azulado que hacía ver todo mas intenso y lúgubre.

—No sé de qué me hablas.

—¿No? —se fué acercando a ella quien se movió hasta otro ventanal bien separado del suyo —¿Qué tal anoche?

Hermione se quedó mirando por el ventanal los terrenos de espaldas al chico y por un momento quiso que el agua se la tragase.
Cuando Draco llegó a su altura se quedó detrás de la castaña, casi pegado a su espalda.
Ella podía notar la calidez de la exhalación del chico y eso hizo que todo su vello se erizase.
Malfoy sabía como sacarla de sus casillas y estaba claro que no iba a desaprovechar esa ocasión.

Trabajando con la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora