Redención

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Hermione abrió los ojos lentamente mientras un par de pájaros canturreaban en la barandilla del balcón donde se había quedado dormida. En cuanto se dió cuenta de donde estaba se maldijo internamente. El día hacía acto de presencia, haciendo que la gryffindor se sientese con un dolor punzante de cuello, probablemente causado por la mala postura al dormir. 
¿Por qué nadie le había despertado? ¿Y Malfoy? Habría notado su ausencia y muy dentro de su ser había deseado que el chico fuese en su busca. 

—¿En qué estás pensando? —se susurró a si misma, mientras se levantaba del mullido sofá. 

Medio adormilada fueron acudiendo pensamientos a su cabeza. Supuso de antemano que el slytherin había encontrado un alivio no tenerla a su lado. No supo si quería hacerlo pero abrió lentamente la puerta de la habitación número cuatro y no le encontró allí. 

—¿Hermione? —en cuanto el respingo acudió a su cuerpo la chica se percató de que no estaba sola —¿Dónde te has metido? 

—Tom, me has asustado —balbuceó todavía somnolienta. —me quedé dormida en el balcón mientras leía. ¿Dónde están todos? 

Tom miró con desconsuelo a la muchacha, quién le devolvía una mirada de incertidumbre. 

—Por la hora que es supongo que en alguna actividad —dijo a media voz, mientras veía como la muchacha agachaba la mirada. 

—Ya veo. 

—Ven, vamos a tomar algo y de paso desayunar, se te ve mal. 

Esbozó algo parecido a una sonrisa torcida y siguió a Tom que sin duda había decidido ir a la cafetería del lugar. Una vez allí tanto Hermione como el chico tomaron asiento. 

—¿Y bien? —comenzó de nuevo el moreno. 

—No sé qué me está pasando pero temo que sea lo que creo. 

—¿Y qué es? 
 
Hermione miró la taza de café que traía entre manos y suspiró de frustración. 

—¿Dónde está Malfoy? —lo preguntó a bocajarro porque saberlo se había vuelto una necesidad. 

—¿Qué no lo sabes? Pensé que te lo habría comentado antes de irse. 

—¿Irse? ¿Qué? ¿A dónde? —se le heló la sangre al oír a Tom. 

—Draco ha decidido irse de Aspen Hermione, pasará lo que queda de vacaciones en su casa. Pensé que te lo había dicho antes de irse. 

El corazón le latía a mil por hora mientras las manos frías le temblaban ligeramente, sosteniendo la taza. 
Para ese entonces había dejado de escuchar todo aquello que el chico le decía. Y el puzle de nuevo encajó, ¿Malfoy se había ido porque pensó que ella no quería dormir a su lado? 

—¿Te puedo ser sincero? —habló el chico con desesperanza. 

Hermione asintió levemente mientras se llevaba una buena cantidad de café a la boca. 

—¿Por qué no dejas de pensar tanto en lo que es bueno y malo y empiezas a hacer lo que sientes? 

La pregunta había caído como un jarrón de agua helada. Una parte, muy efímera de su mente le empujaba a lanzarse a aquello que con tanto interés mantuvo oculto. 
Y otra parte, mucho más racional le decía que se fuera de allá donde estuviera el dichoso slytherin. 

—Jamás he estado en una encrucijada como esta Tom, mi mente me dice algo y mi corazón otro. Y por desgracia sé que si le hago caso al segundo voy a sufrir. Porque sí, él solo busca algo de mi que no le pienso dar. 

Trabajando con la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora