La Huida

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Hermione se sentía como un pajarillo enjaulado en aquella habitación. Porque prácticamente Malfoy no le dejaba hacer mucho más que respirar y leer infinidad de libros. El slytherin pasaba más tiempo fuera que dentro de la habitación y eso era algo que irritaba a la muchacha.

Con desgana abrió un libro que ya había leído con anterioridad y pasó sus castaños ojos por las lineas que lo adornaban. Cuando la lectura se volvió amigable algo la sacó de su ensimismamiento.

—¿Podrías ser menos bruto? —regañó cuando vio como Draco entraba a trompicones por la puerta —¿qué pasa?

Él tenía la respiración agitada y parecía venir de correr un maratón.

—Nos tenemos que ir de aquí, ahora mismo —escupió mientras echaba ropa y pertenencias dentro de una enorme maleta —levanta el culo Granger, ¡no hay tiempo que perder joder!

—¿Qué? ¿Malfoy qué pasa? —contuvo ella mientras le miraba atónita. —el chico no hacía mas que moverse cual serpiente por la estancia, muy nervioso y agitado.

—El Ministerio ya no es seguro, esos Ghouls pueden abrir puertas que estén dentro de este edificio, alguien las ha embrujado absolutamente todas. No sabía si estaba llegando a tiempo.... Maldito hijo de puta.

Y cuando le escuchó volvió a sentir miedo, volviéndose muy pequeña e indefensa. No tenía su varita consigo y sin magia con la que defenderse era absurdo intentar cualquier escapada, y las palabras de Malfoy le calaron más hondo de lo que jamás admitiría.

—¿Eso....eso lo ha provocado alguien? —preguntó con temor, mirando como él seguía empacando con rapidez.

—Sí —respondió contundente.

Ella, cuando pudo reaccionar ayudó al chico a empacar sus pocas cosas, mas que ropa y los libros que creía imprescindibles.

—¿A dónde vamos a ir? —preguntó la chica con visible temor en sus palabras.

—Tengo una propiedad a las afueras de Escocia, lo suficiente lejos para que no nos descubran —señaló el chico —ahora sólo debemos pensar como cojones salir de aquí, está vigilado y los Ghouls siguen patruyando cada rincón.

—No tengo la varita Malfoy —apuntó ella como si fuera obvio que la necesitaba si quería salir con vida de allí.

—Y no te va a hacer falta, si queremos salir airosos de aquí y que no nos descubran no podemos usar magia, tienen rastreadores de hechizos.

Hermione palideció aún más si aquello era posible. Tenía miedo, y se notaba por la forma en la que se abrazaba a si misma, esperando alguna idea del chico.

—¿No podemos aparecernos?

—Si lo hiciéramos sabrían nuestra ubicación exacta, al momento —dijo él mientras echaba una última ojeada a la estancia, ahora más vacía.

—¿Algún plan?

—Me temo que el sigilo es la mejor opción ahora mismo —atajó él mientras abría levemente la puerta y miraba que no hubiese nadie.

—¿Y qué hay de Ashley o Tom? —preguntó ella, temblandole la voz.

—Ellos ya se han ido Granger, parece ser que somos los últimos gilipollas en darnos cuenta que el ministerio está siendo tomado por....—se paró en seco cuando supo que hablaría de más.

—¿Por...? —alentó ella.

—Vamos, no hay tiempo que perder —contestó al momento, ignorando su Insistencia.

Los siguientes minutos fueron un caos para ambos, ya que tenían que estar atentos a cualquier atisbo de movimiento. Cuando un vigía se interpuso entre ellos Draco apoyó su cuerpo contra el de Hermione en la fría pared, en un acto reflejo por protegerlos de aquel individuo.
Ambos contuvieron la respiración en aquel acto, porque prácticamente estaban nariz con nariz, a escasos metros del vigilante y con una gran maleta que portaba Malfoy a duras penas. Se miraron en una mueca indescifrable para ambos.

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⏰ Última actualización: May 19, 2021 ⏰

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