Heridas

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El día libre de la gryffindor estaba siendo una auténtica tortura. Había tratado de leer vários libros. También intentado adelantar trabajo pero nada había surtido efecto.
El rubio no salía de su mente, y la morena tampoco.

Poco debía importarle con quien se revolcase Malfoy, pero lejos estaba siquiera de creérselo ella misma.
Justo cuando estaba peleando contra la indecente idea de intentar algo con el slytherin aparecía un obstáculo. ¿Y si con ello el mundo le estaba diciendo que no debía hacerlo?
Ginny jamás le había dado un mal consejo y era obvio que tenía más experiencia con los hombres que ella.

Tratando de apartar esos pensamientos que tanto le perseguían cerró de golpe un pesado libro y lo dejó en su mesita de noche.
Suspiró con pesadez y entró en su baño para relajarse con una buena ducha de agua caliente.

Cuando salió arreglada tomó un pergamino limpio, su pluma y empezó a escribir con suma tranquilidad.

"Querido Víktor.
¿cómo estás? Estas últimas semanas del año están siendo caóticas. Estoy deseando poder verte y comentarte que he sido ascendida en el ministerio.
Estas navidades las celebro con unos compañeros en Aspen, pero no se me olvida que hablamos de pasarlas juntos. Sería genial que vinieras con nosotros
Tom, el chico que nos invita está encantado de que pudieras venir y sería una experiencia agradable.
Espero una respuesta pronto.

Att Hermione Granger.

Quiso obviar el hecho de comentarle que también estaba Draco Malfoy en el viaje. El jugador sabía la poca complicidad que había entre el slytherin y ella y tampoco entendería del todo bien que haría allí. De modo que mejor explicárselo si finalmente aceptaba la invitación.

En cuanto cerró con un lazo rojo el pergamino y lo ató a una de las cientas de lechuzas que disponía el ministerio se sintió con el cerebro cansado y el cuerpo con pesadez. Era consciente que no estaba comiendo correctamente y que tampoco estaba poniendo todo el interés que debía en el trabajo. Zarandeando la cabeza se obligó a desechar esos pensamientos de una buena vez.

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Por otro lado estaba Draco, ahora solo en los terrenos del ministerio. Tenía tantas cosas en la cabeza que no sabía por donde debía empezar a tratarlas.
Todavía le escocía el nombre de Krum cada vez que volvía a resonar en su cabeza. Deseaba por todos los medios que el memo no aceptase la invitación de Granger. Había aceptado que ella no quería entrar en el juego y después había aparecido Astoria.
Habían sido amigos desde pequeños básicamente porque sus padres lo eran desde jóvenes.
Siempre se había llevado bien con la morena y poco tenía que ver con las chicas que usualmente solía revolcarse.
Astoria nunca le había dado indicios de un posible interés amoroso y tampoco sexual.

Todavía se preguntaba si quería volver a Aspen. La idea no le parecía espantosa pero tampoco agradable.

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Para cuando el estómago de Hermione rugió de forma alarmante fue cuando la chica se dignó a bajar a cenar.
A lo largo del día adelantó un par de trabajos que tenía pendiente cuando logró mantener su mente relajada y concentrada.
Con mejor humor bajó las escaleras hasta dirigirse al gran salón.

No había rastro de Tom y tampoco de Ashley. Cuando llegó a su destino no pudo reprender las ganas de largarse de allí en cuanto sus ojos clavaron la mirada en cierto slytherin que comía solo.
Intentando evitar que su humor cambiase a peor se puso un poco de pudding y se sentó a su lado sin decir palabra.

Trabajando con la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora