Vacaciones

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Hermione se encontraba inquieta en su habitación, sopesando la idea de que fuera buena decisión decirle todo aquello al rubio.
Sabía que con ello había desatado una guerra en la que no quería verse involucrada. Lo mejor que podía hacer era ignorar al slytherin todo lo que podía, pero algo, muy profundo en su interior que lo impedía.

No se le olvidaba el hecho de que el muy cerdo hizo aquello que hizo con la poción. Se sentía profundamente dolida y humillada...y sería francamente imposible repararse de algo así.
Porque aún que su mente quisiese borrar lo que sucedió para sus sensaciones había sentido lo que era tener sexo con Draco Malfoy.

Tragó duro de solo recordarlo.

Necesitaba concentrarse en el trabajo, poder enfocar sus pensamientos en algo más que no fuera el dichoso rubio.
Tom era un buen acompañante en las horas muertas, había dejado todo claro con el muchacho y desde entonces no había dado indicios de una doble intención.

—Estás pensativa —aportó el moreno mientras se llevaba a la boca un trozo de pan.

Hermione parpadeó un par de vez hasta ser consciente de que tenía la vista ida y los pensamientos donde no debían.

—¿Qué? —preguntó mientras miraba al chico dubitativa.

—Hermione ¿qué te ocurre? —sonó preocupado a la par que cansado de la actitud distraída y distante de la chica.

—No lo sé.

Y era verdad, no sabía que le ocurría, solo que apenas podía enfocar sus atenciones en algo más que no fuese en una cabellera platinada y unos ojos grises como el mercurio.

—Estás séria y pareces preocupada.

No supo si abrir sus pensamientos a su compañero, pues ni ella misma conocía que le ocurría.

—¿Es por alguién? —se preocupó mientras le miraba amablemente.
Hermione reaccionó al instante, mostrándose séria.

—Supongo.

Y no quiso decir más, mas que nada porque supo que Tom no estaría cómodo hablando de Malfoy. No tenían una relación especialmente cordial.

—¿Cómo os quedasteis encerrados Draco y tu?

La pregunta le tomó por sopresa y no pudo contener esa mueca de nerviosismo que se había instalado en su rostro.
Sin embargo optó por no mentirle al chico.

—La puerta estaba abierta y cuando inspeccionamos el lugar se cerró tras nosotros. Intenté abrir pero rompí el pomo —comentaba mientras seguía con la vista clavada en la lejanía del gran salón —intentamos repararla pero como pude comprobar después, no funcionaba la mágia allí dentro.

—¿No es extraño? Digo que no funcione la mágia.

—Debe estar hechizada para que no se pueda practicar mágia.

—Sí, pero ¿con qué fin? —preguntó nervioso a la par que preocupado.

—Ni idea —acabó diciendo al rato mientras negaba con la cabeza —no entiendo tampoco por que el ministerio estaría interesado en que una sala estuviese restringida a la mágia.

No había indagado demasiado en el tema desde que habían salido finalmente de la gran sala en la que fueron retenidos pero Tom tenía razón, las razones del ministerio para hacer algo así eran desconocidas .

—Igualmente, no nos incumbe —acabó diciendo el chico mientras daba un sorbo a la sopa —¿salimos estos días? Tenemos vacaciones este fin de semana y estaría bien desconectar del trabajo ¿no?

Trabajando con la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora