U N O

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Si había algo que Cherry adorara de su vida, era que cada día era una aventura. Era imposible aburrirse cuando un día estaba gastando su dinero robado sin parpadear, sabiendo que al día siguiente estaría arriesgando su vida por más. Era todo lo que conocía desde hace casi 20 años, y le salía jodidamente bien.

O al menos la mayoría de las veces.

Esta vez se encontraba en Morag, un planeta abandonado. La superficie emanaba gases extraños y todo parecía muerto a su alrededor. Un extraño silencio inundaba el ambiente, solamente disipado por la eterna lluvia del planeta.

Hasta que Peter decidió saltarle por detrás, gritando, haciéndola soltar un gritito.

—¡Estúpido! —exclamó Cherry, corriendo tras de él para darle un golpe—. ¡No puedes hacer eso!

—¡Vamos, Cherry! —Rió Peter—. Este lugar está vacío. No sé cómo caíste.

—Cállate —siseó, cruzándose de brazos—. Ni siquiera deberíamos estar aquí.

Peter se quedó repentinamente callado, lo cual era algo raro en él. La miró detenidamente, ladeando la cabeza, de tal manera que la hizo sentir extrañamente incómoda.

—¿Qué miras, idiota?

—No te estarás arrepintiendo, ¿cierto? —preguntó Peter, en un tono que extrañamente usaban entre ambos. Estaba preocupado. Cherry bufó, dándole un golpe en el brazo.

—No seas absurdo, claro que no. Hemos hablado sobre esto miles de veces. Ahora hay que empezar lo que iniciamos.

Cherry encabezó la búsqueda. Peter se quedó atrás unos segundos. No podía culparla si se estaba arrepintiendo, no era cualquier cosa para ellos traicionar a Yondu, aunque ahora estaba seguro de que no era así. Cherry y él no mantenían secretos nunca. Eran mejores amigos. Excepto claro, el pequeño diminuto casi inexistente secreto... de que Peter Quill estaba profundamente enamorado de Cherry.

—¡Deja de verme el trasero y ven, idiota! —exclamó Cherry, haciendo que Peter riera entre dientes y la siguiera.

Juntos comenzaron a caminar por las ruinas de lo que una vez fue un planeta. Peter llevaba en la mano un proyector portátil que le permitía ver cómo había sido el planeta antes de su extinción. Había niños jugando, adultos viviendo su vida... Un nudo se instaló en la garganta de Cherry, recordándole a su vida antes de conocer a Peter. Antes de que todo a su alrededor se desmoronara. Agradeció que la máscara tapara sus expresiones, y en su lugar señaló un punto rojo iluminado en el proyector. Era por lo que habían ido a ese planeta abandonado. Peter asintió, habiendo captado lo mismo que ella.

—Mira, un perrito —señaló Cherry, emocionada a la visión proyectada de color azul—. Peter, tenían perritos.

Peter sonrió aunque no pudiera verlo. Cherry podía ser jodidamente tierna.

—Cuando seamos ricos, te compraré cientos de perritos —exclamó Peter. Cherry puso los ojos en blanco, pero le devolvió la sonrisa.

Peter y Cherry entraron a las ruinas de lo que antes era una especie de bóveda, mientras que ahora era más rocas esparcidas y paredes frágiles. Se quitaron la máscara, solamente presionando un botón detrás de sus orejas, admirando el lugar. De reojo, Cherry notó a Peter sacar su reproductor de música.

—¿Qué va a ser esta vez? —preguntó Cherry.

—Come and get your love —respondió Peter, poniéndose los audífonos.

—Ohhh Redbone. Un clásico. Me gusta.

La música empezó a sonar, aunque solo Peter pudiera escucharla. No suponía problema para Cherry, porque sabía cada parte de la letra de principio a fin y tenía una voz preciosa, aunque probablemente cualquiera que se atreviera a decirlo recibiría un golpe. Yondu frecuentemente decía que era la única razón por la que la había dejado quedarse.

CHERRY BOMB | guardians of the galaxy vol. 1 [moonstone series #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora