CHERRY BOMB | guardians of the galaxy vol. 1 [moonstone series #1]

N U E V E

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Cherry supo que Peter Quill había arruinado cualquier beso en su futuro en el momento en que sus labios tocaron los suyos, porque sabía perfectamente que nunca volvería a sentir algo así. Era, sencillamente, el mejor beso de su vida.

La mano de Peter alrededor de su cintura, acercándola a él y acariciándola, mientras Cherry se aferraba a su rostro acercándolo a ella, aumentando la intensidad del beso.

Era el beso perfecto, ni muy apresurado ni muy aburrido pero no era eso lo que hacía que Cherry adorara ese momento. Era un conjunto de cosas, a decir verdad. Era la seguridad que Quill le daba, la confianza entera que le tenía, el hilo invisible que los conectaba de una manera que sabía nunca conectaría con alguien más en la vida, la forma tan suave en que la trataba, cómo era consiente de cada pequeño detalle de Peter y ella.

La hacía reír demasiado, con sus referencias a la Tierra que solo ellos dos entendían. Cherry adoraba la manera en que Peter fingía enojarse cada vez que ella se burlaba de Footloose, y sabía perfectamente que Peter adoraba esas pequeñas discusiones.

Cherry cerró los ojos y se dejó ir, hasta que la realidad la golpeó cuando una frase cruzó por su cabeza.

Así que así se siente besar a alguien que amas.

Se alejó de Peter, con los ojos abiertos de par en par, incapaz de creer lo que había hecho. Había cruzado la línea. Había estado tan segura de que si alguna vez cruzaban esa línea sería por culpa de Peter, no de ella, y ella había sido la que se había dejado llevar por el momento y lo había besado.

Entonces Quill arruinó aún más las cosas, sonriendo engreídamente malinterpretando la lejanía de Cherry, diciendo:

—¿Quieres continuar esto en la nave?

Cherry retrocedió, haciendo una mueca de asco.

—¡No voy a ser una más de tus chicas! —escupió, alejándose de él.

Peter la miró confundido, sin tener idea de qué estaba hablando. ¿Qué estaba sucediendo?

—¿Qué?

—Oh, no te hagas el inocente —negó Cherry frenéticamente—. Sabes cómo eres. Una chica diferente en cada lugar, ¿no? Pues yo nunca sería una de esas. Al menos no tuya. ¡No voy a sucumbir a tu brujería pélvica!

—¿Qué? Tú me besaste —exclamó Quill, acusándola señalándola con el dedo.

—¡Tú te me acercaste demasiado! —Gruñó—. ¡No voy a dejar que arruines esto! ¡Tú y yo solo somos amigos!

—¿Desde cuándo, eh? Por lo que yo sé los amigos no se tratan como tú y yo nos tratamos, Cherry.

—Quieres acostarte conmigo desde hace años, ¿y qué? No voy a ser otra más en tu lista.