Madame Suliman

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Al abrir la puerta nos encontramos con una ciudad real, era muy hermosa los techos del palacio que estaba cerca eran de cristal, y este estaba orgullosamente dentro de la plaza, mostrando todo su esplendor.
Mamá y papá nos tomaron de las manos y pidieron que entre nosotros también tomaramos nuestras manos para ir todos juntos y hací comenzamos ha caminar, la puerta se cerró detrás de nosotros y al salir todos se nos quedaban viendo, ese día hacia un sol muy agradable y nuestros padres dijeron que podíamos salir con las alas desplegadas si queríamos de todas formas traíamos puesto un saco largo que nos cubrían las alas, hací que no había problema. Aún hací seguimos caminando por la plaza asta que enfrente de nosotros había un sin fin de escaleras que daban al palacio y comenzamos a subir, a la tercera parte yo ya estaba jadeando de agotamiento.
-Papá, que acaso estás escaleras no tienen fin?
-Si lo tienen Candy, solo que aún falta un poquito más.
-Si seguro, no vamos ni a la mitad. No es hací chicos.
Mis hermanos estaban igual de cansados, pero aún hací seguimos, asta que por fin llegamos a la sima.
-Por fin, creí que nunca llegaríamos.
Morgan y Sophie estaban muy cansados pero felices de haber llegado.
-No exageren niños, eso no es nada, debieron haber visto a su madre cuando la habían convertido en anciana. Jajaja.
Papá estaba riendo como si se tratara de lo más divertido del mundo, entonces mamá le dió una mirada de pocos amigos y como por arte de magia se quedó callado, eso si era para reirce.
-Ya veo quien lleva el mando el la familia, Howl.
Esa vos provenía de dentro del castillo y entonces vimos ha una mujer en silla de ruedas con muchos niños idénticos a su alrrededor, que se desvivían en atenderla lo mejor posible.
-Es un placer volver ha verla Madame Suliman, quería presentar ha mis trillizos.
Decía esto haciendo una reverencia perfecta.
-Me alegra por fin conocerlos Howl, pero mira que niños tan lindos tienes.
-Perdón por interrumpir, pero dos de ellos son niñas.
Nuestra madre salió a nuestra defensa después de que nos dijeron niños, la señora al darse cuenta comenzó a reirce de lo distraía que fue y después nos pidió una disculpa.
-Perdón niñas pero esque no las había visto bien y ahora que lo hago me doy cuenta de que son muy lindas.
-Gracias.
Las pequeñas se pusieron algo rojas y para esconder ese rubor se cubrieron con las alas sus caritas angelicales. Suliman quedó impactada y los ojos se le abrieron como platos al igual que a los niños que había a su alrededor, ella no podía hablar o más bien no sabía que decir, asta que su mente formuló la pregunta más obvia en ese momento.
-¿Porque tus hijos tienen alas?
-Aaaa eso. Mi padre se rascaba la nuca con nerviosismo tratando de quitarle importancia al tema.- Pues vera, ellos haci nacieron. Soltó lo más tranquilo que pudo y volteo su mirada hacia nosotros como diciéndonos que lo habíamos metido en problemas.
-Estas seguro, porque de ser hací tus hijos son mucho más poderosos que todos nosotros juntos. Ella parecía feliz de saber eso o almenos eso parecía y entonces volteo ha vernos ha nosotros. Díganme pequeños de casualidad saben algo de magia. Nosotros solo negamos con la cabeza y entonces tenía que salir papá y abrir la boca.
-No la saben, pero lo hacen por instinto, no han aprendido un conjuro o la elaboración de alguna poción mágica, para hacer algún hechizo.
-Y veo, pero dime cómo te has dado cuenta de eso?
-Bueno pues he visto que Morgan hace un hechizo de levitación sin siquiera decir algo, por lo cual me hace pensar que ellos pueden hacer cualquier hechizo con solo pensarlo. Mi padre hablaba con una emoción casi palpable.
-Solo por eso, no puedo creerlo Howl necesitas más pruebas. Madame Suliman se negaba ha creer en lo que decía mi padre hací que llegó mi turno de meter cartas en el asunto.
-Perdone madame Suliman, pero si usted quiere yo le puedo dar las pruebas que usted me pida. No sabía cómo lo haría pero ya había hablado y no era hora de arrepentirme mis hermanos y yo pensábamos lo mismo, hací que era hora de actuar, me quedé esperando que ella me pidiera lo que quisiera y a ella se le asomó una gran sonrisa.
-Tranquila linda tampoco no te exaltes, que les parece si vamos ha mi jardín aquí no me parece un lugar apropiado para la gran demostración que seguramente ustedes me van ha dar, no lo creen?
Y hací fue como uno de los niños empezó ha empujar la silla y nos llevó a través de los pasillos ha un elevador asta que que llegamos a su jardín que estaba en la parte de arriba donde se podía apreciar de mejor manera el techo de cristal que viéndolo de cerca era aún más bello, todos salimos del elevador después de Madame Suliman que parecía que nos estudiaba con la mirada.
-Diganme pequeños que les parece mi jardín.
Ella estendio su mano haciendo un ademán para que lo viéramos. Era muy bello pero sentía que le faltaba algo todo era muy lindo había flores tropicales como las de los libros que nos habían enseñado nuestra madre hace ya un par de días.
-Es muy lindo, pero siento que le falta algo, si me lo permite decir.
Sophie Morgan y mi madre no habían hablado desde hace un buen rato parecía que estaban muy concentrados en la vegetación veía como Morgan y Sophie acariciaban una ojalá de un gran árbol que estaba cerca.
-Ha si, y que es lo que le falta desde tu punto de viste pequeña Candy.
-Rosas, eso es lo que hace falta unas lindas rosas.
-Mmm tienes razón, dime pequeña no puedes aparecer una rosa para mi.

La pequeña sonrió grandemente, se hacerlo ha la mujer le pidió que extendiera su mano y hací lo hizo sonriendo en todo momento para que la pequeña tomara un poco más de confianza en ella y hací fue, Candice tomo un respiro y pensó en una linda rosa roja para madame Suliman y hací apareció, ella sobre su mano sintió la suavidad de los pétalos y también lo grande que está era hací como sintió unas pequeñas espinas en el palo de la rosa. La pequeña al ver su gran acto de magia se emocionó mucho y le regaló ha madame Suliman un hermosa y radiante sonrrisa de esas que solo ella y sus hermanos pueden ofrecer. La mujer al ver lo que había hecho la pequeña oji-verde quedó impresionada y perdida en esas hermosas lagunas verdes que eran sus ojos, apreciando con dedicación cada detalle que sus iris le ofrecían y hací se dió vuelta a ver ha sus hermanos que tenían la misma sonrrisa que la rubia y también ese brillo en su mirar ella les regaló una sonrisa a toda la familia Pendragon y estos se la devolvieron.
-Bien pequeños que les parece si plantamos esta linda rosa eee?
Madame Suliman estendio su mano y entonces apareció un macetero muy lindo, Sophie se acercó y pidió el macetero para poner algo de tierra fértil en el mientras Candy metía la rosa y Morgan traía una esfera de agua fresca,para la pequeña planta que en agradecimiento brillo más y desprendió un aroma muy dulce más no empalagoso.
-Bien creo que ya es un poco tarde gustan comer conmigo- Madame Suliman se comportaba como todo una dama la cual era y tenía movimientos muy gráciles que daban ha relucir la gran educación que ella tuvo. Toda la familia Pendragon agradeció su hospitalidad y fueron ha comer con ella, disfrutando de una charla muy amena donde el tema principal eran los grandes dotes que tenían los pequeños para la magia, y hací pasaron toda su tarde hasta que llegó la hora de retirarse, los trillizos que no tenían mucho de haber conocido a madame Suliman se despidieron de ella con un dulce beso y un fuerte abrazo que ella gustosa correspondió y les prometió que pronto les enviaría unos obsequios, ella casi sin querer se encariño grandemente de esos pequeños que le recordaban tanto a Howl de pequeño eran igual de sonrientes, inteligentes, amables, coquetos, de gran corazón y un sinfín de virtudes que para elle eran muy importantes.

Mi Futuro Es ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora