Pasa el tiempo

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Estaba viendo el atardecer enmedio de mis padres, ellos tenían en brazos ha mis hermanas solo era cosa de que ellas despertarán para jugar un rato juntos, ya que bueno, debíamos aprovechar cada momento que pudiésemos compartir juntos, ellas son mi vida y dudo mucho que eso llegue a cambiar algún día el simple hecho de imaginarme crecer sin ellas me aterra. Quiero compartir todo con ellas como siempre, como ahora, donde no importa en donde estamos, de alguna forma estamos juntos. Sentí, como Candy se movía en los brazos de mi madre y me volte hacia ella, se estaba tallando los ojos tratando de definir bien su vista, mientras tanto Sophie también despertaba, con un largo bostezo como era de esperarse. Ambas al verme me sonrieron, aunque, ninguno de los tres teníamos dientes, eso sin duda ha sido lo mas chistoso que he visto en mi corta vida.
Sin duda hoy será un día para recordar, al lado de mis queridas princesas.

             7 años después

Los pequeños crecieron rápidamente, siendo diestros en la magia, al parecer con cada año que pasaba su belleza incrementaba, eso simplemente era impresionante, los tres pequeños eran sumamente inteligentes y hacían prueba de ello a cada momento, en ejemplo, podría ser que terminaron antes de tiempo sus estudios con Madame Suliman, a quien ya por cariño le decían abue, y ella gustosa aceptaba sus muestras de afecto, sin embargo, al enterarse que los pequeños debían volver a su dimensión, se entristeció levemente ya que de alguna forma seguirían manteniendo comunicación, y para eso ha cada pequeño le regaló un espejo para que pudiesen conversar con ella las veces que quisieran.
La despedida fue lo más duro, pero el saber que volverían ha ver ha todos los niños del hogar los hacia felices, volverían ha ver ha las grandes mujeres que las cuidaron en sus primeros años de vida.

El viaje fue corto por suerte, estaba algo impaciente por volver ha ver a la señorita Pony y a la hermana María y por supuesto que a todos los niños del hogar, quizá ya habría niños nuevos, me encantaría jugar con ellos, ahora me encontraba en un tren viajando hacia Lakewood para después irme al hogar de Pony, llegaríamos en poco tiempo, mientras tanto Morgan leía tranquilamente un libro de hechizos y Candy acariciaba ha Clint mientras este estaba en sus piernas, y Lincy dormía plácidamente sobre las mías, fue entonces que alcance ha observar que nos acercabamos ha la parada de trenes y allí se encontraba un auto esperando por nosotros, ha decir verdad me hubiese gustado más que los niños de hogar nos recibieran.
Al llegar, en la estación ya nos esperaba un chófer, lo único que hicimos es subir al auto con un pequeño equipaje en mano, y claro a nuestros queridos coaties, antes de salir de la estación alcance a observar como bajaban ha Erik y después ha sus hermanos, el camino ha casa fue corto por suerte, durante su transcurso hablábamos de que les llevaríamos ha los niños del hogar, al final decidimos que Morgan les daría ropa, Candy zapatos y yo juguetes, nuestros padres estaban totalmente de acuerdo con nuestras decisiones. Al poco rato ya estábamos estacionados frente al hogar pero no había nadie hací que bajamos y tocamos ha la puerta, miré hacia atrás y allí estaban las maletas que tenía las cosas que traíamos para los niños del hogar, volvimos ha tocar y aún no escuchaba nada al parecer no había nadie, hací que entramos junto con las maletas, agradecimos por habernos traído y entramos nuevamente, seguimos buscando y no había nadie por ningún lado, hací que para aprovechar un poco el tiempo nos pusimos ha preparar emparedados para los niños y hací paso una hora, fue entonces que escuchamos las risas de los pequeños y lo que parecía una carreta que se acercaba, hací que salimos rápidamente para recibir a los recién llegados y eran nada más y nada menos que la señorita Pony y la hermana María y todos los niños del hogar. Al vernos al parecer no nos reconocieron del todo hací que salimos corriendo ha abrazar a todo aquel que se nos pusiera enfrente ha decir verdad casi no reconozco ha nadie, han cambiado tanto en este tiempo y además hay niños nuevos y otros que al parecer ya han sido adoptados.
-Chicos son ustedes?- Pregunto la señorita Pony mientras se ajustaba los anteojos.
Corrimos como alma que lleva el diablo y saltamos sobre ellas sin hacerles daño, llorando de alegría por poder ver de nuevo a nuestras queridas madres.
-Señorita Pony, Hermana María, me alegra tanto poder verlas de nuevo.
Candy no paraba de llorar y yo tampoco, estoy tan feliz, al controlarnos un poco pude ver ha todos con detenimiento y fijé mi mirada en un chico castaño y ojos grandes y marrones, mi cabeza hizo click y fue entonces que lo reconocí.
-Tom eres tú?
El empezó ha reír mientras se ponía la mano en la frente. -Asta que te acuerdas de mí Sophie, creí que al ser ahora la hija de un hombre rico no recordarias a tus “Viejos amigos de infancia"
-Eso no tiene nada que ver.
Candy se metió y como era su costumbre le tiró de la oreja ha Tom. Nosotros reímos ante su acción.
-Bien dicen que los viejos hábitos nunca mueren. Y estos niños nos dan la prueba.
La dulce vos de la señorita Pony los hizo reaccionar de repente.
-Bien pequeños es hora de cenar por que no entran.
Nos sugirió la hermana María, a lo que nosotros asentimos y le tomamos la palabra, fue una velada de maravilla, hasta que Tom tuvo que retirarse, nos despedimos de él y quedamos de verlo después.
Al entrar ha la cabaña fuimos ha darles los regalos a los pequeños que estaba muy felices y eso nos llenaba el alma, decidimos quedarnos allí un par de días.
Al día siguiente hicimos todos los deberes que debían hacer los demás y ya que no había nada que hacer, preparamos un té y lo bebimos con la hermana María y la señorita Pony mientras nos poníamos al día. Ellas nos contaron que había una pareja que estaba interesada en unos niños para que le hicieran compañía ha sus hijos de doce años, solo que pedían que fueran de la misma edad, pero que lamentablemente no había nadie de esa edad ya todos habían sido adoptados y solo había niños de 3 a 9 años en el hogar.
-No se preocupe, nosotros podemos ir ha hacerles compañía por un tiempo, de todas formas aún falta un poco para que nos pidan ir con la abuela Elroy.
Morgan les sugirió a ambas para que no se preocuparan más por el asunto, ellas parecieron meditarlo asta que al final asintieron ya que estaban deacuerdo con su propuesta.
-Esta bien, ahora quiero que me cuenten, porque ya no tienen alas?
Preguntó la señorita Pony con algo de asombro y preocupación, se había puesto pálida derrepente.
-Aaaa, eso, pues vera es solo un pequeño hechizo que hizo papá para que no las vieran si nosostros no queríamos y bueno hací terminamos.
Trato de explicar Candy pero no sirvió de mucho que digamos, hací que para evitar esa incomodidad, cambie de tema.
-Yyy, cuándo nos vamos?
La señorita Pony parece que había salido instantáneamente de su shock ya que me respondió.
-Mañana. Pero no es necesario que vallan si no quieren.
-No hay problema para nosotros será un placer ayudarlas en lo que sea.
Morgan se escuchaba muy seguro hací que eso las calmo, la noche llego muy rápido entre las amena charla que teníamos con la hermana María y la señorita Pony. Hací que deseamos las buenas noches ha todos después de la cena y nos fuimos ha dormír.
A la mañana siguiente yo fui la primera en despertar hací que hice todos lo quehaceres de la mañana, como era preparar el desayuno, alimentar ha los animales y por último prepare mis maletas y las de mis hermanos. Ellos también al levantarse me ayudaron ha terminar con todo, jugamos un rato con los niños del hogar ha cosas como carreras para trepar al padre árbol, saltar la cuerda, al escondite, cosas haci hasta que se llegó la hora de irnos y allí estaban Tom y sus padres para despedirnos, nos regalaron una cuerda ha casa uno y un último consejo del cual fue (Si te pegan, pégales más fuerte) de parte de el señor Steve, agitamos la mano en forma de despedida mientras nuestros caballos avanzaban.
Hubo un momento enmedio del bosque en el que me cansé de estar montas y decidí caminar, los chicos hicieron lo mismo, despues de quince minutos de una larga caminata encontramos un río, dejamos que los caballos descansaran y bebieran agua, yo estaba sentada ha un lado de Erik, descansando un poco, cuando de pronto se escuchó un click, de una palanca y rápidamente ví hací Candy, ella estaba un poco asustada ya que no sabía que había hecho asta que escuchamos los gritos de un chico que hiba en un bote.
Subimos rápidamente ha los caballos y corrimos detrás del bote, Morgan hizo que la corriente para mientras Candy sujetaba una parte del bote, para atraerlo a la orilla.
-Gracias señoritas, créanme que les decía la vida.
Me moría de risa, creyó que Morgan es una chica y el obviamente se enojó.
-Disculpa, a quien le dijiste chica, soy hombre que no me vez. Esta vez sí que se enojó, pero quien lo culpa se parece demaciado ha nosotras y el pelo largo no ayuda, para salvar al pobre chico de este enrolló cambie de tema.
-Disculpa, no sabes nadar?
Candy, Pregunto otra cosa después de mi.
-Como te llamas?
El chico nos sonrió muy dulce y respondió nuestras dudas.
-Si se nadar, solo que mi camisa es de seda muy fina y no me gustaría que se moje, y mi nombre es Archibald Corwell, pero pueden decirme Archie, gatitas.
Nos sonreía mis de inmediato y antes de que Morgan le pidiera decir algo escuchamos el claxon de un auto y había un chico que llamaba ha Archie desde este.
-Bien pasaron por mi, asta la visita gatitas.
Y nos tiró un beso, con la mano, ambas hechas un tomate nos despedimos de él y su acompañante, y seguimos con nuestro camino después de un sermón de parte de Morgan.
Seguimos el camino, platicando de cosas tribales asta que llegamos ha un portón metálico que estaba abierto y nos adentramos en la mansión que teníamos enfrente y antes de tocar la puerta, un chorro de agua se quedó suspendido en el aire y fue entonces que se nos ocurrió voltear hacia arriba y allí estaban un par de chicos boquiabiertos por el agua que dejó de responder a la gravedad.
La chica era de tez morena y cabello rojizo peinado en bucles perfectos y el chico era también de tez morena y cabello castaño rojizo ambos eran muy idénticos, seguramente eran gemelos.
Morgan para no desperdiciar el agua la esparció por el jardín para las plantas y estás se vieron más llenas de vida.
Las grandes puertas frente ha nosotros se abrieron dejando ver ha una mujer que expulsaba gracia por cada uno de sus poros, su porn bronceada y bien cuidada era muy suave a la vista y tenía unos ojos no muy grandes de un tono café claro aunque su mirada era muy fría. Entonces, escuchamos su voz que no era muy cálida que digamos.
-Quienes son y qué hacen aquí?

Continuará...

Mi Futuro Es ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora