Doce Capitulo ♪

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Al llegar a la casa Marieth estaba en la entrada.

— ¿Dónde estaban? –Alicia la abrazo.

—Estábamos en la casa de... Eduardo, él vivirá ahora acá, será como tu hermano, ya que es hijo de Tomas.

— ¿Tengo un hermano?

—Si Marieth.

— ¿Tienen otra hija? — Eduardo los miro de reojo a los dos.

—Me adoptaron— Marieth le sonrió al muchacho y se fue a su habitación, necesitaba hablar con Daniel, ya que habían quedado de salir.

—Al fin llegaron necesitaba.... — Alina vio a Eduardo y se quedó callada— Eduardito... mi vida ¿Qué haces acá? – Lo abrazo. Y las lágrimas comenzaron a caer por los ojos de Eduardo.

—Tía, te extrañe bastante. — Alicia los miro y sonrió, subió a la habitación y comenzó a llorar... — ¿Alicia?

— ¿Qué necesitas Eduardo? – Ella intento limpiarse las lágrimas, pero Eduardo la miro antes.

— ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?

—No... Lo que pasa que es soy muy dramática, y bueno los vi y ustedes se abrazaban como una familia y yo siempre quise... quise.

—Tener un hijo.

—Si... y ahora los tengo frente, es mi deseo.

—Yo puedo cumplirte ese sueño, yo siempre quise una madre presente.

—Gracias Eduardo. Si... ahora eres mi hijo, aunque sea de mentiras.

—Para mí es real... madre— La abrazo – Te espere mucho tiempo.

— ¿Cómo?

—Ya sabía de ti... yo voy a cumplir un siglo... cien años de edad en dos meses.

— ¿Un siglo?

—Si... mi madre me tuvo hace un siglo.

—Pero yo era novia de tu padre hace un siglo, me casé con él hace un siglo. ¿él me engaño?

—No... No, claro que no, mi madre... simplemente le hizo un favor, él quería un hijo... y ella lo tuvo, pero ella tuvo que irse.

—Wow, es algo inesperado.

—Todos los vampiros somos inesperados. – Eduardo se acercó y la volvió a abrazar, ese joven era realmente maravilloso, tenía los ojos idénticos a los de su padre, pero su mirada era distinta, Eduardo tenía sentimientos.

— ¿Por qué vivías en esa casa y no acá?

—Porque si tú sabias que yo estaba acá, nunca volverías con él, al saber que tenía un hijo, pero ahora es imposible que lo dejes, y además la boda frente a todos es en una semana, y también existen otras razones.

—Jamás hubiera despreciado a Tomas por ti Eduardo, no digas eso.

—Eduardo. – Tomas entro a la habitación y él salió rápidamente. — ¿Te sientes bien?

—Si... solo que siempre... bueno, si todo está bien.

—Vamos... tendremos una cena familiar, con tus padres y los míos, hablaremos sobre Eduardo.

— No creo que sea buena idea, mis padres... no...

—Hablaremos con ellos, los convenceré. – Tomas tomó de la mano a Alicia y fueron directamente al comedor, donde ya estaban sirviendo los aperitivos.

—Alicia... — Alicia saludo a sus padres y a sus futuros suegros— ¿Quién es el muchacho presente? Nunca lo había visto – La madre de Alicia miraba al muchacho de reojo.

—Es mi hijo, señora.

— ¿Un hijo? No sabía que tenías un hijo, yo no puedo permitir esto... es infame y además mi hija, no, no permitiré que se casen de esta manera, ¿Qué tal si vuelve la madre del niño? ¿Cuántos años tiene el niño?

—Mi madre no volverá, con respecto a mi edad tengo un siglo, pronto cumpliré cien años de edad. – Eduardo hablo convencido de si, con la misma voz que utilizaba Tomas.

—Y además ya la boda es el fin de semana, no se puede cancelar. – Otra vez Alicia con sus intervenciones, ella era la que estaba más nerviosa en esa mesa solo había tensión.

—Bueno. — La madre de Alicia volvió a interrogar al muchacho, no estaba segura de nada que lo que estaba sucediendo— ¿Quién era tu madre? Dime su nombre.

—No me gusta hablar de esto.

—Está bien... De seguro tu madre, era una cualquiera y por eso no hablas de eso, porque hace un siglo mi hija era novia de tu padre, Tomas eres un descarado, tenías todo con mi hija, y tuviste que ir a conseguir otra persona para tener un hijo.

—Disculpen— Eduardo salió del comedor, que insultaran a su madre era una de las mayores ofensas, la mujer que más ama Eduardo es a su madre, y que más le duele es no poder estar a su lado.

—Mamá, no puedo creer que lo trataras de esa manera, solo es un chico — Alicia camino a la habitación de Eduardo. – Eduardo, disculpa lo que dijeron mis padres, especialmente mi madre, discúlpalos.

—No te preocupes Alicia, ellos son así.

—Lo siento corazón.

—No es tu culpa... Ellos están muy emocionados, con que tú te cases frente a todos con un buen hombre, y sienten que yo intentare acabar eso, te juro que no lo hare.

—Te creo.

—No lo hare, esto es lo más cercano que tengo de una familia.

— ¿Volvemos a la mesa? No te complicaras por eso... además les diré que tendrás mi apellido, ahora será mi hijo.

—Es lo que siempre quise.

Los dos se fueron al comedor tomados de la mano, Alicia les explico a sus padres que se haría cargo de Eduardo y le daría su apellido, ellos se molestaron, pero Alicia sabía que con el tiempo aceptarían eso, también dijo que se lo daría a Marieth y ellos se enfurecieron, aunque no tanto como lo de Eduardo, ya que conocían a Marieth.

—Señor Tomas...— Una de las empleadas de la casa entro. —Vino el señor... Bueno, los señores... Carter, necesitan que usted y la señora Alicia salgan... —Alicia y tomas se colocaron de pie y fueron directamente a la puerta.

—Tomas... — Uno de los hombres los saludo— Señora— le tomó la mano a Alicia— Vinimos por esto. – Le realizó una pequeña herida en el brazo, su sangre goteo y la coloco en un frasco. – Les daremos los resultados en unos días.

— ¿De qué hablan? – Alicia estaba confundida de nuevo.

—Hablaremos de eso en unos días, dígale a Eduardo que también necesitamos que venga, para los resultados con el...— Los hombres se fueron y Tomas fue por Eduardo. 

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Mi Enemigo (COMPLETA) (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora