DOS

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eres más que ese idiota, mira que el tiempo se agota. 
Sal a disfrutar mi vida, yo quiero verte bailar.
                                    MANUEL TURIZO
                                    Esperando...
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                         ZAYA:

En casa sólo éramos: mamá, Dante y yo, nuestro padre falleció hace cuatro años dejando un enorme vacío en la casa. Muchos atribuían mi depresión a su partida pero en realidad se debía al gran daño que logró causarme en vida.

Cruce el umbral de la puerta, mi madre estaba en la cocina preparando la cena. Llegué hasta ella y la bese de paso.

- ¿Cómo te fue? - preguntó limpiandose las manos con un repasador.

- Bien. Volvió a llover - Respondí.

- ¿Y bien?

- ¿Qué? - indague extrañada.

- ¿Alguien especial apareció en tu vida? ¿Utilizaste esa belleza tuya para obtener un buen partido?

Suspire de decepción.

- No mamá, soy auto suficiente y con eso me basta y me sobra.

Ella era así, quería sacar provecho a toda costa de nuestra virtudes.

- No estaría nada mal un yerno con dinero - murmuro.

Salí de allí antes de gritar alguna grosería, siempre fue interesada y con mi hermanos intentábamos que no nos afectará.
Dante era magnífico, un trabajador honesto como cualquier otro en el mundo. Su carisma e inteligencia lo llevaron a alcanzar el puesto más alto en la empresa para la cuál trabajaba. Mamá estaba orgullosa de él.

En cambio yo sólo seguí mi instinto: diseñar vestidos de novia.
Todo comenzó una aburrida tarde de primavera, luego de tener el valor de enfrentarme al mundo real, decidí salir y explorar el pueblo un poco más allá de lo conocido, con un block de hojas y unos lápices me dirigí a la plaza más lejana. Fue allí donde vi a una joven mujer con un horrendo vestido de diseño espantoso, en mi mente se cruzaron mil ideas de como mejorarlo y así lo hice, lo dibujé una y otra vez, con distintas formas y patrones. Concurri al mismo lugar casi toda la semana, aunque no supe que era mi destino hasta que el tercer día un hombre se acercó y sólo se sentó junto a mi hasta que acabe el diseño que trazaba. El nerviosismo me carcomia por dentro mientras él observaba con interés mi humilde dibujo.

Alto, varonil y apuesto, el sueño de toda mujer. Vestia una camisa azul oscuro con pantalón a juego, sólo miraba como dibujaba sin decir una palabra. Al acabar y preparame para irme de allí, decidió presentarse como Alexander Greco y me ofreció empleo.
Fue la propuesta más extraña que recibí en mi vida, pero fue real y totalmente inesperado.
Desde entonces trabajaba como diseñadora para Ninha Greco, su madre, una hermosa mujer mayor que vivía de la industria de las novias y amaba su oficio más que nada en el mundo. Ella sola construyó su imperio desde una máquina de cocer logrando convertirse en una referente de la moda para futuras novias.

Diseñar vestidos me permitía ser parte de un mundo nuevo, ver la vida desde otra perspectiva y formar parte de la felicidad de mis clientes. Felicidad momentánea y ajena.

Escuche a Dante entrar a la casa y saludar a mamá, me duche con rapidez para hablar con él. Lo encontré revisando su móvil, apenas si levanto la vista para mirarme.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora