VEINTISIETE

1K 125 20
                                    

ALEJO:

— No traje ropa — se lamentaba buscando una boba excusa para no quedarse.

— Yo te presto, allí hay remeras, camisas, shorts — dije apuntando al armario — Toma lo que necesites.

Tenía todas las de ganar, ella pasando una noche junto a mí.

— Bueno, ¿Que haremos?

— Cocinaremos.

— ¿Cocinar?

— Si haremos pizza. ¿Sabes cocinar, cierto? — pregunté.

Negó con la cabeza sonriendo algo avergonzada, se acomodaba en un moño alto preparándose para ayudar.

— Creí que pediríamos algo para comer — se justificaba.

Me acerque a ella poco a poco, ese aroma frutal lleno mis sentidos, la extrañe tanto estos días en los que no pude verla.

— Eres una perezosa — bromeé.

Apoyo una mano en mí pecho evitando que me acercará más, me regaló una de sus sonrisas encantadoras.

— Puedo aprender — me desafío.

— No lo dudo.

Caminamos a la cocina, miré la hora para corroborar que no fuera tan temprano, ya casi eran las 5 de la tarde. Saque la harina, levadura, aceite y agua. Ella me veía como una niña pequeña sentada en un taburete alto.

— ¿Quieres amasar o prefieres hacer la salsa? — pregunté uniendo todos los ingredientes.

— Salsa — dijo mirando que hacía.

Le indique los ingredientes y que hacer con ellos. En verdad no tenía idea que hacer y cómo cortar, reí al verla llorar cortando cebolla.

— Nunca tuve que hacer estas cosas — decía secándose las lágrimas — No comemos de esto en casa.

— ¿Porque no?

— Dante es celíaco e intolerante a la lactosa, comemos otro tipo de comida. 

No me imaginé la vida sin poder comer lo que me gusta.

— Entonces siempre viviste comiendo sano.

— Hasta que te conocí — sonrió.

Amase ante su mirada atónita, me gustaba la forma en la que me observaba.

— Eres bueno haciendo eso.

— Soy bueno haciendo muchas cosas.

Escuché un suspiro seguido de una queja.

— Siempre le encuentras lo sexual a todo.

— Yo no dije nada sobre eso. Tú eres la que escucha mal. Tanta abstinencia sexual te trae paranoica.

Puse la masa en una asadera con algo de salsa por encima y deje que leudara.

Las horas pasaron rápido, pronto nos vimos cenando y riendo a la par. Ella disfrutaba la pizza más de lo que puedo decir, comimos hasta que no pudimos más.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora