CINCUENTA Y CINCO

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CAPITULO SUPER PICANTE!!!!!!

NOS VEMOS A LOS 50 VOTOS!

ASI QUE YA SABEN.

ALONSO:

Pinta con el alma, el arte es en lo único que no podrán reemplazarnos las máquinas

—¿Te refieres a los robots, abuelo?

—Asi es, y recuerda Alonso, cuando estés perdido y no sepas que rumbo tomar, mira al cielo, observa el Lucero, ella te guiará a casa. 

—¿Qué es el Lucero, abuelo?

—Es la estrella que más brilla en el cielo.

—¿Y cómo sabré diferenciarla del resto de las estrellas?

Es muy fácil, las estrellas titilan y su luz no nos llega del todo; En cambio el Lucero no es una estrella de verdad, es el planeta Venus que refleja la luz solar y brilla con una intensidad inigualable.

Caminábamos rumbo a casa. Siempre creí que me parecía a él, que decepción cuando descubrí que era adoptado.

Pasarán cientos de personas por tu vida, y por tu corazón. Algunas como las estrellas: brillarán y serán constantes, dicen que el firmamento repleto es una espectaculo impresionante, y lo es Alonso, es genial tener cientos de amigos y algún que otro amor, pero cuando llega el Lucero opaca todo eso, es un mundo lleno de sorpresas y sensaciones nuevas, la gravedad te arrastra hasta dónde está, no importa lo que hagas siempre terminarás rendido ante su presencia; Tal vez seas afortunado como yo y encuentres a tu lucero...

Esa fue la última charla que tuve con mi abuelo, dos días después falleció de un ataque cerebro vascular.
Sus recuerdos me invaden, me hace mucha falta.

—Psss Alonso, ¿Estás bien? —oí una voz femenina.

—Si, ¿Qué haces despierta? —pregunté.

Vi el sol asomándose en el horizonte, el día apenas comenzaba.

—No puedo dormir, estoy algo nostálgico...

—Tu abuelo —dijo.

—¿Cómo lo sabes?

—Sé todo sobre los Strauss.

Hace días un dolor punzante me molestaba, la muela que casi perdí en la pelea con Nilas parecía estar lista para desprenderse, tenía el rostro algo inflamado. 

—¿Cuanto más retrasaras la visita al dentista? —quiso saber.

Me encogí los hombros para quitarle importancia, no tenía ganas de ir y sufrir un rato.

La puerta delantera se abrió dándole paso a Niki y una enorme caja, nos vio y sonrió.

—Perdón, tenía una copia, traje algunas cosas para la cocina —justificó.

—Buenos días Niki —saludo Maggie— ¿Quieres un café?

Él acepto gustoso mientras se sentaba a mi lado, y descargaba el contenido de la caja: vasos, cubiertos, y algunas utensilios más.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora