ZAYA:
Obviamente nadie me felicito en casa por el mérito de crear un vestido, mamá ignoraba a que me dedicaba y Dante estaba algo ausente estos dias.
Apenas si comí un sándwich y fui directo a la cama, las noches eran demasiado cálidas para dormir tapada. Escuché a mi hermano entrar suavemente, rara vez llegaba tarde a escondidas. Se suponía que es un hombre adulto hecho y derecho, sonreí al oír como tropezaba con todo en su camino.
Decidí sorprenderlo al pasar por mi puerta. Sus pasos resonaron cerca.—¡DANTE! — exclamé.
Dio un pequeño salto que me hizo carcajear.— Me diste un susto de muerte. ¿Por qué hiciste eso? —pregunto molesto.
— Llegas tarde, tus pasos ruidosos no me dejan dormir.
Paso a mi lado empujándome con la mano.
— A la cama — susurro.
— ¿Qué ocultas hermano?
— A la cama Zaya, otro día hablamos. Hoy estoy muy cansado.
Me dio la espalda y salió rumbo a su habitación, las cosas con mi hermano estaban cada día peor. Nuestra distancia era evidente y no quería perder el lazo que nos unía.
—Buenas noches — salude pero no me contesto.
***
— Zay Zay — dijo Margarita al verme cruzar la puerta de entrada.
— Buenos días Maggie — la salude con un beso.
Me tendió un vaso de café de Starbucks, a pesar de las veces que le dije que no era necesario que me lo comprara no hacía caso y siempre traia uno para mí.
Entre a mi oficina con ella pisandome los talones, allí en mi mesa de dibujo se encontraba un enorme ramo de flores de todos los colores.
Suspiré al verlo, fue impactante y emocionante por un instante.— Trae una tarjeta Zay Zay. Están hermosas y huelen al cielo — dijo Maggie tendiendome la misma con una sonrisa de emoción incontenible.
— ¿A que huele el cielo? — pregunté abriendo el sobre.
— A estás espero... — respondió tomando una rosa.
Me dispuse a leer la tarjeta.
=============================
~ Felicidades mi amor, estoy feliz por tus logros. Quiero que sepas que no te olvido y que quiero que tomes este obsequio como una muestra de paz ~
Mi corazón es tuyo.
NILAS.==============================
Mi corazón se detuvo al ver la firma.— ¿Quién trajo esto? — pregunté a Maggie.
— Un mensajero, creo.
Rompi la tarjeta en mil pedazos ante la mirada atónita de mi amiga.
— ¿Qué te pasa? —pregunto tomándome de las manos.
— Jamás, escúchame bien — hable con seriedad — nunca dejes que alguien con el nombre Nilas traiga obsequios o flores o cualquier cosa. ¿Oíste? — dije con un nerviosismo que me estaba haciendo temblar.
— ¿Pero quién es Nilas? — pregunto confundída.
— Nadie. Ahora por favor, toma esas flores y ve al contenedor de enfrente y tiralas allí.
— Zaya...
— Por favor Margarita, algún día te contaré sobre todo esto pero ahora no puedo. ¿Por favor? — pedí mientras miraba las flores.
Pareció dudar un segundo, era extraño y ambas lo sabíamos pero aún así tomo el ramo y salió por la puerta con paso firme hacia el basurero gigante que estaba cruzando la calle, pavoneándose y moviendo las caderas. Arrojo las flores como si fuera una mujer despechada. Sonreí al ver como me saludaba con una sonrisa llena de complicidad.
— Gracias Maggie.
— De nada — respondió sentándose a mi lado. La mesa estaba repleta de diseños a medio acabar, lápices, colores y alguna que otra muestra de tela.
— ¿Sigue en pie lo de esta noche? — inquirió mientras fingía que me ayudaba a organizar.
Ella no tenia por qué estar junto conmigo, pero no le importaban las reglas.— ¿Qué hay esta noche? — quise saber mirando unas hojas.
Me observó con una ceja alzada.
— Hoy vamos al bar de Milo, donde termina el pueblo. ¿Recuerdas?
Oh dios. Lo olvidé.
— ¿Ya es viernes?
— No te librarás de esto Zay Zay. Lo prometiste. — me arrojo una mirada que lo decía todo y se marchó a su lugar de trabajo.
Quise despejar mí mente pero no pude, pasaron dos años desde la última vez que Nilas se cruzó en mí vida y creía que así se quedaría pero no. Su mente retorcida aún estaba pendiente de mi, y me aterraba saber que probablemente me vigilaba. Pero ¿Por qué ahora? ¿Por qué decidio que estaría bueno volver a joderme la vida?
Algo cambio y no podía entender que era. ¿Como podía mantenerlo alejado? No podía ir a la policía por una orden de restricción contra alguien que jamás me amenazó de forma directa. Solo debía ser precavida e intentar mantenerlo alejado.
ESTÁS LEYENDO
VOY A ESPERARTE |COMPLETA
RomantizmZaya paso dos años de su vida recluida en su habitación debido al acoso insesante que sufrió de parte de la persona menos pensada. Bella e inteligente decidió seguir su instinto y ser diseñadora de vestidos de novias; un pequeño mundo que le ofrecí...