TREINTA

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Dedicado a Yulyyate.

ALEJO:

Ella se sienta estirando las piernas y aprovecho ese mínimo descuido para recostarme en sus muslos, me mira sorprendida y le sonrió, sé que mi cabello moja su shorts pero poco le importa, tiene la mirada puesta en el paisaje celestial que nos rodea. Desde mí posición puedo ver como miles de ideas atraviesan su mente, sé que piensa que miento, que cuando llegué el momento me iré pero ahora que la he conocido eso se hace imposible.
Una de sus manos comienza a acariciar mí cabello, siento dormitar, cierro los ojos un momento y me dejo llevar por la sensación, es así como quiero estar.

- Alejo, ¿Puedo preguntarte algo?

- Si...

- ¿Cómo era ella? - presiento que pregunta sobre Sylvania.

Pienso y respiro profundamente.

- No te negaré que es muy bonita
-digo como primer punto - Es educada, viene de una familia muy conservadora y algo anticuada, es por eso que creo que tiene una idea desacertada sobre las demostraciones de afecto.

- ¿A qué te refieres?

- A que ella no aceptaba mis palabras, podía escribirle miles de poemas pero jamás los leería. - reflexionó.

- Tal vez eres un pésimo poeta - bromea.

- No, lo que a ella le gustaba era lo material, decía: "- Bueno, ¿Deseas demostrarme tu amor? Cómprame este collar, este anillo, esta casa...
Al final creo que trabaje más para cumplir sus capricho que para realizarme como artista,- "Las palabras se las lleva el viento" me repetía, - "Demuestrame tu amor con hechos".

- Cada uno tiene su idea del amor pero eso no significa que ella no te haya querido.

- Sé que me amó, lo vi en sus ojos pero todo lo que sentí se esfumó. Lo enterré ese día, y espero jamás desenterrarlo.

Un suspiro sale de sus labios.

- Tienes miedo de saber la verdad ¿Cierto? - pregunta.

- ¿Qué verdad?

- Que ella solo se interesaba en tu dinero y te veía como algo fácil de manipular. No es por ofenderte pero eres algo impulsivo e inestable.

Hice caso omiso a sus palabras, no deseaba hablar más sobre mí pasado, sacar a luz miles de recuerdos no era algo bueno.

Cambié de tema.

- ¿Venias aquí de pequeña? - inquiri.

- Si, pero años atras deje de venir.

- ¿Por qué?

- Mi padre murió - su tono de voz era neutral, crei que quería parecer fuerte.

- ¿Lo extrañas?

Negó con la cabeza y dijo:

- No. No fue un buen padre, era un cínico y un desgraciado.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora