CUARENTA Y CUATRO

890 114 27
                                    


Primer comentario se gana dedicatoria el próximo capítulo.

ZAYA:


Y de nuevo, cinco años después vuelvo a estar hundida en un pozo depresivo sin fin. Sin ánimos de comenzar el día, sin ganas de arreglarme y con el corazón hecho añicos, repitiéndo en mi mente las escenas vividas junto a él buscando algún error que le haya hecho creer que lo nuestro no fue real. Las noches en sus brazos, las madrugadas en las que dormíamos en la terraza y las tardes en las que me sorprendía con alguna de sus locuras; lo extrañaba más de lo que creía, supuse que con el pasar de las semanas me sentiría mejor, que recuperaría las ganas de continuar pero no. El mundo parecía estar en mi contra, me lo recordaba cada mañana cuando despertaba y me encontraba en medio de una cama enorme y vacía, cada vez que veía el mural que pinto para mi, entonces lo resolví, decidi eliminar cada prestigio de su existencia de mi vida.

Alejo no fue real, nunca existió.

Convencerme de eso no sería sencillo, sus correos me lo recordaban, enviaba obsequios y presentes que me negué rotundamente a recibir.
No quería saber de él, de todas formas lo nuestro fue un romance de verano, sólo que yo no lo sabía y creí que era de esos amores para siempre, en los cuales un día te despiertas percibiendo que han pasado años y sigues con la misma persona.

Me sentía vulnerable, en cualquier momento podia desvaratarme e intentaba fingir que era feliz aunque por dentro mil tormentas estuvieran azotando mi corazón.

El mundo siguió su curso, y yo con el.

La mayor parte del día me la pasaba dibujando junto con Andrés, él me ayudaba en muchos aspectos de los vestidos que diseñaba, tenía bastante conocimiento sobre el tema y sus consejos me ayudaban a mejorar en mi labor. La presentación estaba muy próxima, no sabíamos a ciencia cierta donde sería pero algo era seguro: mis diseños eran los más importantes en toda la historia de Ninha Novias.

-Esto va a estar buenísimo -decia mientras bordaba un velo.

-Esperemos que les guste -murmure sentándome a descansar un momento.

Vi la máquina de coser de Maggie, aún tenía la foto de Leo Strauss en su mesa.

-¿Dónde crees que esté? -pregunte casi sin darme cuenta.

Sonrió de forma abierta, en algo gracioso debía estar pensando.

-Jodiendole la vida a alguien más -afirmo.

Sonreí, era cierto, probablemente Maggie estaría haciendo de las suyas en alguna parte del mundo.

-Zaya... -oi mi nombre.

Volteé para encontrarme con los ojos de Alexander mirándome, me puse de pie de inmediato inhibida por su presencia.

Entró con un porte firme y decidido, se acercó a nosotros ojeando nuestro trabajo, Andrés parecía ajeno a aquella escena.

-Me gustaría invitarte a almorzar -dijo con una sonrisa increíblemente encantadora.

Mire a mi compañero esperando que me rescatará de aquella invitación.

-N-no sé, tengo mucho que hacer y no puedo dejar solo a Andrés...

El aludido levantó la mirada y respondió:

-Anda tranqui que yo me quedo a terminar todo.

No tenía escapatoria, y no sería cortes rechazar su propuesta sin una buena excusa.

-¿Vamos? -puso su brazo en jarra para que yo lo tomara. Me quedé viendolo pérdida en mis pensamientos.

Al fin y al cabo pensé, no tenía nada de malo ir a comer con él.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora