diecisiete

1.1K 146 13
                                    

—Algunos dicen que él es bipolar, otros dicen que tiene doble personalidad... Yo sólo quiero que tengas cuidado con Jeno, Leyla.


RenJun me miraba preocupado. Reí leve a lo que él negó frustrado.

—No lo puedo creer, Ren; ¿también te crees esas mentiras? Ni esos comentarios van a separarnos. —Me levanté de la silla dónde estaba sentada tomando té tranquilamente hasta que RenJun hizo el mismo comentario de siempre con la personalidad de Jeno, mi novio actual.

—Él me trata muy bien, RenJun. Agradezco tu preocupación y claro que tendré cuidado, aunque no lo necesite.
Adiós Hwang. —Salí de la cafetería, no sin antes haber pagado mi cuenta.

Tomé el primer taxi hacia mi casa, quedaría de verme más tarde con Jeno.

[•••]

—¿Está todo bien? —me preguntó Jeno dejando el trozo de carne que antes comería en el plato.

Me dedicó una de sus hermosas sonrisas y me hizo un gesto para que hablará.

—No es nada. —Traté de sonar lo más tranquila posible.

—No parece que sea así, ¿segura que todo está bien?

Nada estaba bien en este momento.

Miré mi plato con ensalada y luego a él.

—¿Por qué no debería estarlo? —sonreí falsamente.

Jeno desvió su mirada de mí y siguió comiendo. ¿Acaso había evitado mi pregunta?

Apenas llevábamos cinco meses de nuestra relación. Es muy poco tiempo como para que uno de los dos le sea infiel al otro.

Los rumores de que Jeno me engañaba cada vez eran más frecuentes. Pero él no me ha demostrado que estos sean reales... Ni siquiera hemos hablado de este tema.

Hubo un silencio muy grande entre los dos, hasta que llegamos a mi casa.

Cuando llegó la hora de despedirnos decidí hablar sobre el tema de su supuesta infidelidad.


—Sabes... En la escuela hay algunos rumores de que tú... Ahm... Me estás engañando. —Dije sin tanto rodeo.


—Sabía que algún día hablaríamos de esto.  —Suspiró y peinó su cabello. —Esos rumores son falsos. De verdad quiero tener una buena relación contigo y si te dejase de querer ya te lo hubiese dicho, Ley.

—Entonces todo está bien. Gracias por aclararlo. —Sonreí.

Jeno asintió con la cabeza y esperó a que yo entrara a mi casa.

Ahora que sabía la verdad estaba más tranquila.

[•••]

—¿Ya aclaraste las cosas con Jeno? —Me preguntó YoungMi mientras caminábamos en los pasillos del Instituto.

—Sí. Ya no voy a desconfiar de él.

—Me parece bien. Tengo que ir al baño, ¿me acompañas, por favor?

—Sí, aprovecho para para peinarme.

El profesor de matemáticas aún no llegaba así que decidimos regresar al salón con calma.

—¿Ya llegó Jeno? —Pregunté cuando lo vi platicando con SangMi, nuestra compañera de clases. —Voy a saludarlo.

Giré en dirección de ellos, pero YoungMi me detuvo.

—Tengo una mejor idea. —Sonrió y tiró de mi suéter.

Caminamos sigilosamente hasta estar cerca de ellos como para poder escuchar su conversación.
YoungMi señaló un arbusto para poder escondernos.

—No sé si esto esté bien. —Susurré sentándome en el frío cemento.

—¿No quieres saber si lo que te dijo era verdad?

—Confío en él y sé que...

Sentía como mi cara se ponía roja por el enojo. De verdad me creí sus mentiras.

Qué estúpida fui.

Salí de los arbustos y me dirigí furiosa hasta donde ellos estaban.

—Qué fiel me saliste, Lee. —Reí con notoria molestia.

—N-no es...

—Ahórrate tus palabras. —Levanté mi mano en dirección a su mejilla, bastó con un golpe para que quedara roja. —Terminamos. Y ni se te ocurra acercarte a mí.

Me giré hacía SangMi.

—Veo que te gustan las sobras, zorra. —Escupí con rabia.

—Eres un idiota, Jeno. —YoungMi negó varias veces.

Sin decir algo más me fui de ahí.

Escuchaba a Jeno gritando mi nombre, pero no quería escuchar sus tontas excusas.

—¡Leyla! —El grito se escuchó a escasos centímetros atrás de mí. Traté de ignorarlo, pero jaló de mi mano.

—¡No quiero saber nada de ti! Ahora suéltame. —Forcejé con él, pero fue en vano.

—¡Ya basta! Jeno, suéltala. —Gritó RenJun molesto. —¿No me escuchaste?

Jeno se alejó de mí y en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba.

—¿Estás bien? —RenJun se acercó a mí preocupado.

—Tenías razón. —Comencé a llorar.

—Tranquila, no llores. Él no merece tus lágrimas. —RenJun me abrazó.

—Perdón.

—¿Por qué?

—Porqué en primera no te creí y en segunda manché tu abrigo de mocos. —Seguí llorando.

—Eso no importa ahora y el abrigo lo puedo lavar. ¿Te parece si le decimos al Director que te sientes mal para que puedas ir a tu casa y tranquilizarte?

Asentí y limpié mis lágrimas y fluidos nasales.

—El profesor ya llegó al salón, en la tarde te mando mensaje, Ley. —YoungMi me sonrió y se despidió.

—Si quieres también ve con ella; no quiero que te regañen por mí culpa.

—Pedí permiso para ir al baño, no te preocupes.

Reí y comenzamos a hablar de diferentes temas hasta llegar a la dirección.

my dream ; jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora