Al límite de mis dolencias

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Estimado corazón roto:

Hoy me planteé mi comportamiento ante tus sentimientos, me cuestioné tu rebeldía de acelerarte cada que le pensaba. Me hiciste creer que podría haber estado errada todos estos años y que el indicado siempre estuvo allí tras una pantalla.
Pero no.
En realidad, hasta el día de hoy no sé qué pensar, pues, cualquiera notaría que me moría por su sonrisa.
Fue de un tiempo para acá.
Sin haberlo esperado, pasó.
Pero nada sucedió.
Pues cuando teníamos oportunidad, no lo supimos aprovechar.
Querido corazón roto: deja de llorar por ese loco. Deja de inflarte alegre cada que vuelve a besarte con sus rimas y poesía.
Ya no busques su atención.
Ya no pienses en esos extraños ojos.
Si no te buscó fue por algo.
Quizás sí te pensó. Y muy probablemente te extrañó.
Pero no tuvo la valentía de buscarte.
Querido corazón marchitado: deja de desear amor inexistente. Pues rechazas a los curiosos valientes por porquería indiferente.
Querido corazón roto: quierete que es lo que importa. Amate, acelerate por ti.
Ya deja de sollozar.
Ya deja de dramatizar que es solo un chiquillo mas.
Querida buena persona: no dejes de buscar. No te des por vencida.
Aún estamos a tiempo de cambiar.
Deja tu prepotencia atrás.
Busca al merecedor de tu amar.
Hazte añejo con buenos romances llenos de experiencia.
Sucumbe ante esos gustos culposos.
Atesora lo que funciona, lo que te enciende.
Sé feliz sin esperar otra cosa.
Querido corazón quebrado: este dolor no es eterno, el tiempo cura tus malos momentos.
Duerme por la noches.
Vive por las mañanas.
Pero deja de llorar entre penumbras.