Al límite de mis dolencias

es una vida... es mí vida.

y hoy me volví a cuestionar la vida...
mientras me duchaba observé una cucaracha que deambulaba por allí.
como buena mujer, quise vomitar,
o no vomitar, no soy tan mujer.

busqué cómo matarla...
o cómo atraparla.

y lo hice.
la encerré en un vaso,
así como muchos nos encierran la vida.

cuando estaba en el vaso la pude ver más detenidamente, pues no podía salir.
la miré... estaba destrozada.
no sé de qué modo; quizás algo la lastimó antes de llegar hasta mi baño.
tenía las alas rotas y se veía sumamente cansada.

y pensé en mí ahora.
¿cómo me verá?,
¿estará aterrada?

la cucaracha estaba empapada porque intenté ahogarla, resistió.
pero ya en el vaso era inútil,
no podía luchar.

a de creer que soy horrible,
quizás tenga razón.
y me sentí tan culpable,
pero a la vez tan emocionada.
me imaginé como un asesino,
de estos que les gusta observar a sus víctimas suplicar derrotadas,
sintiéndose superiores.
así me sentí.
pero esa sensación me avergonzaba.

y llegó mi doble moral:
si fuese una mariposa, la ayudaría a escapar.
pero como es un animal "feo", lo necesito y quiero matar...
¿cómo habrá llegado hasta acá?

así que me dispuse a sacarla de allí,
no quería ser yo la que tuviese la culpa...
no podía.
así que quité el vaso.

y ya no estaba.

y yo me quedé allí...
mirando el vaso vacío.
¿había desaparecido?
¿siempre la imaginé?
¿qué habrá sido?

no lo sé.
no tengo respuesta.

pero sé que ya no sería capaz de matar a un ser vivo, por más fea que sea su apariencia... quizás no la amaría.
pero respetaría su vida.
y buscaría su salida.

y entonces la vi en el espejo...

la cucaracha era yo.