☄ CAPÍTULO 14 - NO LO HARÉ POR TI ☄

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NARRA JOEL PIMENTEL

Pude ver lo difícil que era para Erick hablar sobre el tema y no lo culpo, debe ser difícil lidiar con tener una enfermedad tan mortal.

Después de estar breves cinco minutos solo observando el suelo, Erick levantó la mirada y la fijó en mí, pude ver sus ojos rojos y llorosos.

- Mi hermana. – sollozó. – tiene leucemia.

Al escuchar eso de verdad había quedado anonadado, me sentía como una basura por dentro por suspirar de alivio, era una basura, esa niña era adorable y no me podía imaginar el dolor que Erick debería estar sintiendo en estos momentos.

- Por eso es que he estado necesitando mucho dinero, los tratamientos son caros y junto con los gastos de la casa, no sé qué hacer para sacarla adelante, pero tengo que ayudarla a salir adelante.

- ¿Qué hay de tus padres? – pregunté.

Erick solo rio bajito, quizá prefería eso a llorar en ese preciso instante.

- Mi padre no está, hace años que nos abandonó y mi madre murió hace menos de un año. – contestó con firmeza.

- Siento escuchar eso. – susurré con la mirada baja.

- Si, bueno, no me gusta que me tengan lastima. – rio poniéndose de pie. – ya escuchaste lo que querías, por lo que tengo que pedirte que te retires.

- Pero Erick, yo quiero estar aquí, contigo, apoyándote.

- No quiero tu ayuda, Joel. Quiero que te vayas. – pidió caminando hasta la puerta.

Suspiré desesperado, no entendía porque no quería mi ayuda, se trataba de la vida de su hermana, pero era terco.

- ¿Erick? – escuché la voz de la pequeña, entonces fui hasta donde ellos estaban.

Me encontré con Erick en cuclillas frente a la niña.

- ¿Qué sucede, Esme? – preguntó.

- ¿Joel se quedará a comer?

Yo solo pude verla y sonreír, era un amor esa niña.

- Joel ya se tiene que ir, pero será para la próxima. ¿No es así, Joel? – me miró.

- Bueno, si Esmeralda quiere que me quede a comer, yo lo haré, es más yo los invito. – me acerqué a ellos, claramente no quise ver la cara de Erick, pues seguramente debería estar odiándome.

- ¿Entonces se quedará? – preguntó ella nuevamente.

Ambos miramos a Erick quien solo tenía la vista al suelo, después de unos segundos asintió.

- Pero después se irá, porque vive bastante lejos y no queremos que conduzca de noche, ¿o sí? – miró a la chica nuevamente.

- Si se hace tarde, puede dormir aquí. – sugirió ella.

- Eso ya sería mucho, hermosa. – respondió el ojiverde.

- Además, mañana tengo que ir al colegio. – me puse en cuclillas al igual que el cubano.

- Bueno, pero algún día deberías quedarte, por la noche mi hermano y yo subimos al tejado y nos sentamos ahí con algunas tazas de chocolate y malvaviscos a contar las estrellas.

- Suena lindo y divertido, espero algún día ser parte de algo así. – respondí, sinceramente tenía miedo de que Erick me odiara un poco más por estar hablando con ella.

- Si, bueno, quizá después, ahora dime ¿Qué quieres comer, Esmeralda? – preguntó cariñosamente.

- ¡Papas! – gritó emocionada.

- Yoandri me dijo que comiste dos anoche, otra cosa, ¿quieres?

- Pero quiero que Joel las pruebe. – hizo puchero.

- ¿Papas? – susurré a Erick.

- Papas horneadas, tu sabes, papas rellenas con queso, jamón y tocino. – comentó dirigiéndose a mí.

- Suena delicioso. – saqué la lengua mojando mis labios.

- ¡Lo ves! Joel me apoya. – respondió sentándose en un escalón.

- Esta bien, está bien. – habló rodando sus ojos. – Joel, acompáñame.

Yo asentí y ambos salimos, como era de suponerse estaba molesto conmigo, así que caminó más rápido para evitar tener que hablar conmigo.

- ¿Vas a esperarme? – grité cuando cerré la puerta y él ya se encontraba saliendo del jardín.

Bufé frustrado y lo corrí tras de él. Lo tomé del hombro y lo volteé.

- Erick, háblame, ¿Por qué te molesta tanto? – pregunté sujetándolo de ambos hombros.

- Me molesta que no me hicieras caso, no quería meterte en nada de esto, debiste irte cuando te lo pedí, solo complicas más las cosas. – se soltó y siguió caminando.

- Erick, al ver a tu hermana, al saber sobre su enfermedad, definitivamente supe que esto no se trata de ti, ni de mí, se trata de ella, estás jugando con su vida al no aceptar la ayuda de nadie.

- Es algo que no debe interesarte, Joel, deja de hacer preguntas.

- ¡Erick! deja de comportarte como un niño pequeño estúpido, porque eso es lo que eres, un niño, ni siquiera eres mayor de edad, no puedes hacerte cargo solo. – grité volviendo a jalarlo.

- Es que. – las lágrimas comenzaron a salir. – yo te quiero bien. – susurró recargándose en mi pecho. – y no quería que pensaras que solo te quería por tu dinero, Joel.

- Jamás pensaría eso de ti, lo sabes, Er. – acaricie su cabello.

- ¿Ahora entiendes porque no puedo permitir que tú me ayudes económicamente? – levantó su mirada.

- Cariño, no puedo permitir que tú no te permitas recibir mi ayuda. – sonreí. – lo haré por tu hermana, si no quieres que lo haga por ti. 

El chico de la noche anterior ☄ Joerick ☄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora