☄ CAPÍTULO 20 - LA HISTORIA DE JOERICK - P2 ☄

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NARRA JOEL PIMENTEL

Una sola llamada de Yoandri, puso todo de cabeza, todo se había vuelto un caos en nuestras mentes, "Esmeralda está muy grave, Erick, tienes que estar con tu hermana" fueron las palabras exactas que hicieron que Erick entrara en pánico, casi gritándome para irnos de ese lugar.

Manejé lo más rápido y cuidadoso que podía, yo también estaba afectado, mis manos comenzaron a temblar sobre el volante.

La hilera de autos frente a nosotros parecía interminable, las lágrimas brotando por nuestros ojos, como dos grifos de agua abiertos, la desesperación empezó, Erick desabrochó su cinturón y bajó del auto, aun faltando cinco cuadras para llegar al hospital.

Lo vi correr por toda la orilla de la calle, esquivando los autos, quería seguirlo, claro que sí, pero la presión de la gente de atrás exigiendo que me moviera, me hizo permanecer sentado. ¿Se había terminado? Si, por supuesto que se había terminado.

Pude zafarme del trafico después de veinte minutos, insulté muchas personas en el camino por su negligencia y estupidez al manejar en calles muy transitadas.

Aparqué el auto y corrí al interior del hospital, subí en elevador hasta el piso en donde se encontraba Erick, en cuanto la puerta se abrió pude observar a Erick aferrándose al cuerpo de Yoandri, estaba roto, Erick ... simplemente estaba infestado en lágrimas y dolor.

- ¿Amor? – susurré mientras me acercaba, Erick levantó la mirada dejándome ver lo rojo de su piel, lo rojo de sus ojos.

- ¡Tu! – dijo molestó caminando rápidamente en mi dirección, sentí un seco golpe sacudir mi mejilla seguido de varios golpes en el pecho con sus puños. – es tu culpa. – lloró. – yo debía estar aquí. Debía estar con ella. – detuvo sus golpes para derrumbarse en mi pecho, hundiéndose en él. – no pude despedirme de ella.

Levanté la mirada sorprendido, ¿despedirse?, observé a Yoandri que también tenía su carita enrojecida, en mis labios solo pudo dibujarse una pregunta, "¿Murio?", Yoandri solo asintió volviendo a romper en llanto. Envolví fuerte a Erick en mis brazos, la niña más dulce, su niña, acababa de morir, su hermana, su única familia.

- Lo siento, Er. – susurré depositando un beso en su cabello mientras los sollozos por parte de él, no paraban.

Llegó Johann, Christopher y algunos otros amigos del pelinegro, aunque él prefería estar solo, incluso me había alejado de él un par de veces, en ningún momento detuvo su llanto y eso comenzó a partir mi corazón, pues yo quería abrazarlo y consolarlo, estar con él en su dolor.

"¿Se han preguntado por que todos los funerales vienen acompañados de una tormenta? He deducido que el cielo se entristece por la partida de un ser querido en la tierra, Esmeralda era muy joven para haber dejado este mundo, pero seguramente está ahora en un lugar mejor, en donde no sufrirá y donde nos cuidará a todos en donde quiera que esté." Esas habían sido las palabras de Christopher Vélez.

Todos portando un paraguas negro, y traje negro, dando su pésame al último Colón que quedaba de esa familia. Erick no me había dirigido ni la mirada en todo el funeral, había estado ignorando mis llamadas y mis visitas durante estos últimos dos días, no podía negarse a mi pésame.

Me acerqué a él, temeroso, jamás había tenido tanto miedo de hablar con ese chico como ahora.

- Lamento tu perdida. – dije frente a él.

- Muchas gracias. – me abrazó brevemente.

Y eso había sido todo, se alejó de mí.

- Erick. – grité haciendo que se detuviera. – Ya basta. No sé qué crees que yo hice para merecer esto, pero ya basta. – exclamé entre dientes con los ojos lagrimosos.

- No hiciste nada malo, simplemente que me recuerdas a ella, pensando que las cosas estarán bien, siendo tan optimista, yo odio el optimismo.

- ¿Es eso? - Caminé hasta el atravesando todo el lodo. – le prometí a tu hermana que cuidaría de ti cuando ella ya no estuviese, y eso haré, lo quieras o no.

- Date cuenta Joel, soy adulto, puedo cuidarme solo. – volvió a alejarse de mí.

- ¿Puedes con la soledad? Esmeralda creía que no. – caminé tras él.

- Y ¿Qué harás? ¿Vivir conmigo? ¿Dejar la universidad? No es necesario, no quiero que en un futuro me reproches que por mi culpa no pudiste terminar la carrera. – se paró a orillas de la carretera.

- O puedes vivir conmigo, estoy seguro que mi madre te recibirá con los brazos abiertos.

- ¿Qué? Joel, ¡No! Ella ni siquiera sabe que sales con un chico, hasta donde sé, ella piensa que sigues siendo su hermoso hijo heterosexual.

- Sé que ella lo entenderá, por favor, vive conmigo. – tomé su mano. – déjame estar contigo, en las buenas y en las malas. 

El chico de la noche anterior ☄ Joerick ☄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora