... Dos meses después ...
Joel había estado viendo cada fin de semana a Erick, y ahora que este sabía de la existencia de la pequeña Esmeralda, iban con ella a todo lugar, claro era, que eso lo hacían durante el día, pues las noches del sábado, la encargaban con Yoandri, para darse la bienvenida como tenía que ser.
Se habían vuelto muy unidos, como una familia, Esmeralda amaba que Joel se quedara en casa pues hacía sonreír a Erick, y cualquier persona o cosa que haga sonreír a Erick, ella le da una buena bienvenida.
Era viernes, Erick no había escrito nada a Joel durante todo el día, el rizado no notó esta ausencia pues la carga de trabajos escolares y exámenes finales lo tenía hasta el cuello.
... celular de Joel ...
Er Colón.
Puedez benir.
Joel Pimentel.
Oh, ¡Hola! ¿Qué cómo estoy? Yo muy bien y ¿tu? ¿Bien también? Me alegro.
Es viernes, sabes que mi madre no me prestará el auto hasta mañana.
Er Colón.
Bobo.
Puedez conbenser a tu mamá, ¿plis? Te nesesito.
Joel Pimentel.
¿Todo está bien, Erick? Ya me preocupaste.
Er Colón.
Solo ben.
Joel Pimentel
Trataré de convencer a mi madre, y cuando llegue tu y yo tendremos una charla sobre tu pésima ortografía.
Visto a las 6:17 PM.
Después de insistir por casi veinte minutos, la madre de Joel por fin cedió a prestar el auto, Pimentel metió a su mochila ropa para tres días y salió rumbo a la ciudad de Erick.
Al aparcarse frente a la casa del ojiverde, este pudo notar algo muy extraño, pues todas las luces en el interior de la vivienda estaban apagadas, no había rastro de que hubiera alguien dentro.
Caminó por el césped a ciegas, pues la noche había caído y no había nada que alumbrara su camino, tocó la puerta un par de veces y nada. Caminó hasta la ventana de junto y se asomó rodeando su rostro con sus manos para observar mejor el interior.