Capitulo 33: Injusticias

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- Para un momento - dije intentando sonar seria, a pesar de las cosquillas y él paró. 

- ¿Me besarás?

- No, pero quiero que sepas que no quiero que por mi culpa, tu hermano y tú os peleéis por mi culpa, como pasó ayer.

 - ¿Cómo lo sabes?

 - Se oye todo desde aquí.

 - Bueno, igualmente... nos tendremos que pelear, por que no voy a dejar de luchar para tenerte de nuevo junto a mí. Lo siento por mi hermano, pero no puedo dejarte ir, a ti no.

 - Dime una cosa ¿Si yo digo que estoy con Dani y no contigo, te pelearías con él?

 - Sí, no sería la primera vez que nos peleamos por ti...

 - ¿Y si sucede al revés?

 - Lo mismo, supongo - suspiré sabiendo que sería lo correcto y por una vez, pensaría con la cabeza y no con el corazón.

 - Bueno, vamos a salir de aquí.

 - ¿Cómo?

 - Cómo en las pelis ¿Hay cuadros, no? Pues descuélgalos todos y los pones en el sofá negro este de cuero.

 - Vale - lo hizo y yo también. Sólo faltaba uno, el más alto que, ni Jesús llegaba, menos  yo.

 - Ese es muy alto...

 - Ya, yo no llego... Ah, ya sé - me cogió de las piernas y me subió a la altura del cuadro pequeño. Entonces me bajó y me dio un beso en la frente mientras me quitaba el cuadro.

 - ¡Eh! - reí y él corrió a la otra punta de la sala.

 - ¿Quieres el cuadro?

 - ¡Sí!

 - Pues ven a buscarlo - dijo divertido riéndose.

 - ¡Jesús! - me reí.

 - ¿Qué? - rió.

 - ¡Eres imposible!

 - Lo sé - emitió una carcajada ¿Y sabes qué?

 - ¿Qué? - pregunté mientras corría hacia él, aun que él estaba parado y no se movía, pero cómo iba deprisa, por mala suerte, me paré justamente a centímetros de él.

 - Que no soy el único - dijo mirándome los labios, pero no se movió.

 - Jesús, no.

 - ¿No? No me he movido - sonrió.

 - Emmmm... ya... - dije nerviosa y algo avergonzada, así que me sonrojé.

 - ¿Sabías que cuando te sonrojas estás más hermosa? - dijo mirándome a los ojos.

- Mentiroso - me sonrojé más.

 - No te sueles sonrojar mucho ¿no?

 - No, la verdad.

 - ¿Y cómo que ahora estás así?

 - No lo sé - mentí, cómo no iba a estar así con lo cerca que estábamos.

 - Sí, sí lo sabes.

 - Según tú ¿Por qué?

 - Porque te gusto. Te vuelvo loquita y lo sabes. Porque me echabas de menos.

 - Yo... yo...

 - El vecino de la princesa te da permiso para que le beses como solo ella sabe hacer - me sonrió.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD (GEMELIERS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora