Graham se levantó al balcón para fumar.
Había tomado ese habito desde la muerte de su mamá ya que el impacto fue tan fuerte que su sistema nervioso colapsó por completo pero para su suerte Damon había llegado a tiempo para crear una nueva vida junto a él.
— Creo que te hace falta esto— dijo el rubio acercándose con dos tazas de café calientes.
El castaño agradeció y tomó un ligero sorbo.
— Esos niños son increíbles Dames. Te hacen sentir... Te hacen sentir tan puro otra vez como si volvieras a nacer— decía Graham mirando al cielo mientras soltaba la ultima calada de su cigarrillo.
— Lo sé. La primera vez que fui a ese orfanato me impresionó la alegría en sus rostros a pesar de la vida que llevan— confesaba.
Una semana después de que Damon hubiera recogido a Graham para llevarlo a vivir con él había decidido mostrarle aquel lugar donde ahora ambos se perdían en las tardes en medio de acordes y guitarras con aquellas miradas de inocencia que esos niños reflejaban.
— Desearía hacer más por ellos— volteó su rostro al rubio esperando a que este le diera alguna solución a su deseo.
Él se acercó y pasó su brazo por su cintura mientras sonreía al verlo.
— Creeme que con tú presencia ya están más que agradecidos— y lo besó ligeramente para luego entrar de vuelta al apartamento.
Todos los días salían a almorzar haciendo que la cocina estuviera intacta desde el momento en que ambos vivían juntos.
— ¿Qué quieres comer hoy?— preguntó Damon terminando una pintura viendo como el castaño creaba alguna melodía en una partitura.
— No lo sé... ¿Sushi?— sugirió.
— ¿Cómo te puede gustar esa cosa cruda?— exclamó queriendo jugar al ofendido.
Graham se levantó sonriendo mientras pasaba sus brazos por detrás de su espalda para luego dejar caer si barbilla en el hombro del rubio.
— ¿Entonces qué desea comer, su alteza?— preguntó siguiendo su juego a lo que Damon soltó una carcajada dejando de pintar inmediatamente.
— ¿Tú estas en el menú?— se dió la vuelta para quedar cara a cara mientras le lanzaba una mirada coqueta.
El castaño se sonrojó y rió con timidez.
— Vamos por pasta mejor— respondió alejándose al espejo para tomar su abrigo.
Damon lo siguió un poco frustrado.
— ¿Por qué siempre que te coqueteo de esa manera me cambias el tema?— el castaño se miraba al espejo con algo de vergüenza en sus ojos intentando ignorarlo pero eso solo logró que el rubio lo mirara aun más profundo— ¿Acaso no me deseas?— preguntó finalmente.
Graham suspiró y tomó sus manos mientras que con dificultad intentaba sostenerle la mirada.
— Te deseo todo el tiempo— respondió poco convincente— Pero aun no estoy listo.
— Nunca lo estás— soltó sus manos con cierta fuerza dirigiéndose a la habitación para ponerse algunos tenis.
— Damon tú no entiendes— dijo entrando lentamente a donde el rubio estaba— Yo... Yo nunca he estado con nadie— confesó algo triste.
Se sintió tan estúpido por ser tan egoísta y creer que Graham no lo quería solo por no haber estado ni una sola vez con él.
— Perdoname— escuchó intentando no llorar por eso— Soy un tonto, perdoname, perdoname— y lo abrazó con desespero.
El castaño respondió al abrazo dándole a entender que todo estaba bien.
— No volveré a presionarte, lo prometo— dijo a su oído cuando vio delante suyo como la puerta de la habitación se cerraba con el pie de Graham quien para su sorpresa lo estaba besando y no como solía hacerlo siempre. Esta vez sus besos escondían deseo y ganas de experimentar por primera vez más allá.
Damon intentó tomar el control quitándole su abrigo para pasar sus manos por debajo de su camiseta y sentir su torso con ellas.
El castaño sentía como su cuerpo respondía a esos toques con pequeñas descargas que lo hacían dar pequeños saltos y volverlo más loco.
Cayeron a la cama quedando el rubio encima mientras entrelazaban sus piernas para hacer los roses más frenéticos.
— ¿Seguro que quieres esto?— preguntó el rubio en su oído algo agitado por la excitación que todo eso le provocaba.
Con sus ojos cerrados y sus uñas incrustadas en la espalda de Damon, él asintió sintiendo como aquellos labios rosa comenzaban a abrirse espacio por todo su desnudo abdomen.
— Damon— soltó en un suave gemido.
Este sonrió con sus ojos llenos de lujuria bajando cada vez más a aquel lugar jamas recorrido más que por Graham mismo.
Tan pronto como dejó libre la notable erección su lengua empezó a hacer maravillas logrando que aquella pálida y suave piel se retorciera de placer.
Damon subió de nuevo a su boca y lo besó con fuerzas dejando que sus manos quedaran se posaran donde ellas desearan.
— No quiero tener sexo contigo... — dijo el ojiazul viendo como el castaño abría sus ojos asustado a lo que él rió— ... Quiero hacer el amor por primera vez también.
Y sin decir más se fundieron para ser físicamente uno solo esa tarde.
Cuando terminaron Graham posó con suavidad su cabeza sobre el pecho de Damon y él consentía con cariño sus húmedos mechones castaños.
— Dames.
— ¿Hmm?— su voz era ronca.
— Gracias— pausó un momento dibujando círculos con su dedo índice sobre la piel del rubio— Gracias por llegar cuando más solo me sentía.
Damon levantó su rostro y lo besó con ternura.
— Gracias a ti por salvarme de mi aburrida vida— levantó una ceja y rió— Ahora sí, ¿qué quieres almorzar?
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¿Qué tan difícil puede ser?
FanfictionDamon y Graham se enfrentan a algo que pensaron imposible: La paternidad. Con el tiempo se darán cuenta que el amor logra cosas imposibles aunque la dolorosa perdida de eso mismo que los unió y la locura de uno de los dos intente tomar el control de...