Llevaban casi diez minutos andando por el estrecho camino de piedra. El culo de Ona se sacudía delante de su cara, enfundado en un pantalón blanco de algodón que transparentaba la tela del bikini. La pendiente era pronunciada y Edu no tenía más opción que mirar al suelo o a las nalgas. Eran grandes y redondas. Ona tenía un buen culo.
- Ona, por dios, callate ya.-dijo Laia a su espalda, exasperada de su interminable concierto vocal.
- Joder, que borde.-contestó por fin guardando silencio.
Laia era, según tenía entendido, la mejor amiga de Ona. Era una chica rubita, delgada y alta. Pese a haber coincidido varias veces Edu no le había hablado demasiado. Era una chica seria y bastante infranqueable. Le intimidaban sus ojos pardos y el septum en la nariz no ayudaba a suavizarle la expresión.
Por fin llegaron a un claro. Los pinos y arbustos se abrieron dando paso a una especie de mirador en lo alto del peñasco. Una cala pequeña de arena más fina y blanca que las demás se presentaba ante ellos. Las olas rompían contra la piedra y una sensación de vértigo le asaltó. Bajaron con cautela y progresivamente, evitando resbalar. Pese a no ser peligroso era escarpado y Edu sintió la pendiente exasperantemente larga. Al enterrar los pies en la arena se sintió por fin a salvo. Ona se quitó rápidamente la ropa. Un conjunto pequeño y estrecho color azafrán le adornaba la piel tostada. Laia la imitó con un bikini rojo. Posaron las toallas extendidas en la playa desierta. Laia quedó en una esquina, Ona a su lado. Intuitivamente Edu posó su toalla al lado de la de Ona y para su sorpresa Pol la colocó al lado de la rubia. Este también se empezó a desvestir. Llevaba el bañador caqui largo que usualmente llevaba. El tiro del bañador era extremadamente bajo y dejaba asomar una intuición de vello que le bajaba del ombligo, enmarcado entre los músculos de la cadera. Edu se forzó a apartar la mirada, sintiendo un hormigueo cosquillearle en el abdomen. Se forzó a desvestirse y rápidamente se tumbó, poniéndose de espaldas al sol.
- ¿Que hacéis tumbados? ¡Vamos ya a los saltos!- exclamó Ona.
- Tenemos todo el día para ir.-dijo Pol con pereza en la voz.
- Nosotras nos vamos. Ya vendréis si eso.-añadió Laia.
Ambas marcharon, escalando las piedras y hablando entre ellas. Edu y Pol se quedaron solos en la arena con un abismo de toallas separandolos. El silencio se extendió y Edu, para evitar la incomodidad se intentó convencer a si mismo de que quería dormir un rato. Al poco tiempo la voz de Pol le sacó de su letargo.
- Tengo calor. ¿Vamos al agua?-dijo apoyándose sobre el codo mientras le miraba.
La piel le brillaba y el pelo aireado le caía por la cara. Edu asintió. Juntos se dirigieron hacia a la orilla. La arena quemaba y iban dando unos ridículos saltitos. Edu sintió un gran alivio al sentir el líquido frió por los pies.
- ¿Donde están los saltos?-dijo intentando localizar con la mirada a las dos muchachas saltando al mar.
- Ahí detrás.-dijo señalando un gran peñasco de mínimo 8 metros de altura. Edu alzó las cejas.-Como es muy alto da tiempo para hacer mortales y cosas así. Luego vamos.
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2010 [boyslove]
RomanceDespués de años de opulencia, la austeridad llama a la puerta de Edu, un chico de buena família, buena escuela y buenos amigos. El replanteamiento de su vida empieza en una playa de aguas profundas y peñascos, con las notas de una guitarra ajena cau...