¿Qué hago?

499 61 11
                                    

Al llegar a la habitación donde me estoy quedando, lo primero que hice fue lanzar la mochila a un lado de la cama y tirarme, sin detenerme a pensar a la cama, terminando por caer al suelo por la mala suerte de caer en la orilla de ella. Eso es lo que menos me importa en estos momentos, desde aquél momento, mi corazón no ha podido dejar de latir como un loco, mi cerebro dejó de funcionar adecuadamente, Todo en lo que podía pensar era en Haru diciendo "yo también te amo" sin que tuviera que leer sus pensamientos, lo pronunció él mismo con sus lindos labios, nació de él aunque yo no fui capás de hacer lo mismo, quería tanto decirlo que los nervios me traicionaron.

-koto... ¡Makoto!- solté un chillido al escuchar mi nombre siendo gritado en mi oído por el ojivioleta.

-¿qué paso, Kisumi?- pregunté sonriendo ante ese hermoso recuerdo.

- ¿por qué estás en el suelo?- me levanté y senté en la cama, me imitó quedando muy serva mío.

- hoy...- dudé en decírselo-  pasó algo... Especial para mí- resumí.

-aaah- posó la cabeza en mi hombro- ¿algo nuevo con Haru?- mis ojos se abrieron de par en par - lo suponía- murmuró.

- kisumi...- se apartó - lo siento-

- ¿ por qué?- clavó los ojos en los míos- no es tu culpa no poder decir que no-

-¿cómo...- dudé y repensé bien mis palabras- ¿cómo te lo puedo decir?- aparté la mirada clavándola en el suelo.

- ¿qué cosa?- su rostro, mostrando inocencia, me lo puso más difícil.

- yo... Yo te...- cerré los ojos con fuerza- yo te gusto- dije más como afirmación que pregunta.

Se encogió de hombros, nunca lo había visto tan serio, ni si quiera cuando pasaba por un mal momento, siempre tan alegre y sonriente, como Nagisa pero sin ser hiperactivo.

- ¿tan obvio soy?- negué rápidamente -¿Haru, eh?- elevé la mirada, al parecer no se le escapa nada.

- lo... Siento, pero...- apreté los labios- no se como decírtelo...- cerré los ojos con fuerza pensando la forma más sutil de decirle.

- anda, Makoto, solo dilo, no me enfadaré- asentí.

No temo que se enfade, solo no quiero lastimarlo, simplemente en mi vocabulario no son usadas las palabras como; no quiero, no lo aré, haslo tú, nunca lo lograrás, simplemente no me puedo negar.

- te... Te lo diré después- me levanté y entré al baño en busca del refugio que me otorga sentir el agua corriendo por mi cuerpo.

Me saqué toda la ropa, abrí la llabe del agua y me recargué en una de las paredes a esperar a que la temperatura se regulara y mis ideas se ordenaran. Entré a la ducha y dejé que el agua fluyera por mi cuerpo, recordándome a cuando nadamos Haru y yo, en el río de pequeños. Sin prisas, solo dejándonos llevar por el agua que nos rodeaba, y en ese momento lo supe. Necesito la ayuda de Haru.

Froté mi rostro en busca de reprimir la frustración que me corroe por dentro por no poder decir una simples palabras con un significado tan complejo; "lo siento, me gusta Nanase Haruka".

Después de unos buenos minutos, que me parecieron horas, pensando en como y qué hacer, salí de la ducha y me vestí. No quiero que me vea en toalla de nuevo, si, es muy parecido a estar con el traje de baño pero, a diferencia del bañador, la toalla se puede caer en cualquier momento.

- Makoto...- me sorprendí al notar que esta vez Kisumi está detrás de la puerta, en vez de adentro del cuarto.

-M-mande...- mi pulso se aceleró un poco. Abrí la puerta para poder verle.

- si... No quieres decirme no importa, lo he pensado y...- se rascó la nuca- creo que te haré cambiar de opinión- sonrió provocador.

¿E-en qué está pensando? ¿cambiar mi opinión, a qué se refiere con eso?

Me alejé un par de pasos, cuando tiene esa sonrisa en el rostro, nada puede salir bien. Sonreí nerviosamente, no quiero ni imaginarme que piensa hacer como para tener que  acercarse tanto. Retrocedí lo más que pude hasta que la cama marcó el final del camino al terminar callendo en ella, sus ojos se iluminaron con un brillo extraño. Sin apartar la vista de mí, comenzó a subir a la cama hasta quedar a horcajadas enzima mío, pasó las manos por mi pecho pasando por el abdomen y renaciendo el camino hasta llegar a los hombros. Siento como mi rostro arde de la vergüenza, al igual que mis orejas, por lo que está ocurriendo.

NO SE QUE HACER.

¿lo aparto?

¿por qué mi corazón late tan rápido?

¿por qué tení que suceder esto?

¿cómo detengo esto sin lastimarlo?

¡¿CÓMO LE EXPLICO ESTO A HARU?!

Miles de preguntas surgieron sumergiéndome en la angustia y desesperación de no saber que hacer, quiero parar esto pero, inexplicablemente, no puedo y una pequeña, demasiado pequeña, parte de mí quiere que continúe.

Mi teléfono comenzó a sonar, mi salvación, pensé. Al contrario de mis deseos, Kisumi sacó el móvil de mi bolsillo y lo lanzó en la silla del escritorio.

- lo siento, no quiero interrupciones de...- relamió sus labios- Haru - sonrió malicioso.

Maldito...

Estoy comenzando a desesperarme, no se cuanto más aguantaré antes de hacer algo que no quisiera.

- Kisumi...- mi voz se quiebra aunque quiera sonar decidido. - para... Por favor- cerré los ojos fuertemente y coloqué las manos en su pecho, ganando un poco de espacio. Por desgracia, no duró mucho.

- te dije que... No lo necesitas y... - se acercó a mi oído y susurró- te aré cambiar de opinión, Makoto- mordió mi lóbulo.

Apreté más los ojos. De repente, el sonido de la puerta siendo azotada logró que Kisumi se distragera, dándome tiempo a empujarlo lejos de mí.

- Makoto- llamó mi salvador- te dije que era mala idea...- tomó a Kisumi por el antebrazo, halándolo hasta una esquina del cuarto. lo levantó y estampó contra el muro.

- así que estabas cerca...- murmuró sin quitar la sonrisa de su rostro, totalmente rojo.

- Kisumi...- gruñó el ojiazul.

Nunca había visto a Haru tan furioso, con lo frío y calmado que siempre es, nunca me imaginé que vería esos hermosos ojos arder en una flamante llama de furia pura. Solo espero que no haga lo mismo conmigo, de ser así, creo que no podría nadar en un buen rato.

El pelinegro estampó nuevamente al pelirosa contra el muro sacándole el aire, alzó su puño dominante y lo impactó con toda su fuerza contra el hombro opuesto, haciendo que soltara unos desesperados gritos de dolor ante tal golpe.

No pude evitar sentirme aterrado, si antes no sabía que hacer, ahora estoy totalmente perdido. Me quedé paralizado en mi lugar sin ser capás de emitir ni el mínimo sonido o movimiento. Solo soy el espectador de una película de acción donde se enfrentan dos de los mayores rivales en el amor.

Los golpes no cesaron allí, Haru no dejó de golpearlo en el rostro, pecho y hombros, finalizando tomándolo por el cuello de la camiza y azotándolo de nuevo. Después de tal espectáculo, por fin la bestia irreconocible para mí lo dejó caer al suelo abatido con la mirada perdida en el techo. Se acercó a mí haciéndome temblar. Su ceño se relajó un poco, no me había percatado de cuando lo frunció, aunque no importa, y tomando mi mano, haló firmemente de mí hasta fuera de la casa.

- H-ha...ru...- balbuce- no podemos dejarle así- repliqué.

Mi cerebro sigue intentando procesar lo que ha sucedido, sin tener éxito alguno. Simplemente me es imposible. Tengo miedo, miedo a que esté furioso también conmigo por ser tan inútil como siempre, por el hecho de no ser capás de detenerlo, de no tener la fuerza suficiente para hacerlo.

- "Hierba mala nunca muere", Makoto- citó sin dejar de caminar, obligandome a seguirlo.

- p-pero...- susurré- no lo podemos dejar así- repetí ganandome una mirada fulminante de su parte.

No era una amenaza, solo una simple advertencia.

Destinados ( MakoXHaru) D1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora