Playa

837 87 22
                                        

-Nanase-san!- toqué la puerta de la casa del pelinegro - se hará tarde- chillé.

Ya llevo cerca de una semana viniendo por él a su casa para ir a la escuela, es como si retomara una vieja costumbre.

- compermiso- grité antes de entrar por la puerta trasera, me adentré en la casa llendo directente al cuarto de baño - ¿ Nanase-san?- miré el pijama puesto en el cesto fuera del baño - voy a pasar- abrí lentamente la puerta. el ojiazul salió del agua al escucharme entrar, le ofrecí la mano para salir de la bañera - ¿otra vez con el traje de baño en la bañera, Nanase-san?-

- no me....- el pelinegro apartó la mirada de la mia y salió de la bañera.

Lo seguí a la cocina donde ya se encontraba con su mandil asando pescado.

- ¿ ocurre algo?- le sonreí amablemente.

Desde hace un par de días me he sentido un poco más conectado con los chicos, sobretodo con Nanase, a tal grado que ya logro saber un poco como piensan. Aunque sin duda, el pelinegro es el más difícil de todos. Siempre tan callado y frío....

- no, estoy bien- dijo volviendo la vista al pescado.

Se que tiene en mente algo, lo veo en sus, inexpresivos y a la vez llenos de emociones, ojos azules tan hermosos como el mismo mar.

- ¿ tiene que ver conmigo?- pregunto lentamente y dudoso de si es correcto seguir insistiendo.

Se tensa ante mi pregunta y guarda silencio.

Desde que he hecho esa maldita pregunta no ha dicho ni una sola palabra, solo se la ha pasado viendo hacia delante con la mirada perdida. En el entrenamiento estuvo tan distrahido que no fue capás de terminar la medición de tiempo, solo se paró a mitad de alberca viendo el agua con una expresión nostálgica, poco común en él como todas las expresiones que te puedes imaginar.

Algo dentro de mí se returse al verlo actuar tan distante durante todo el día, así que decidí darle una sorpresa para intentar animarlo.

Vamos caminando, por el mismo camino de todos los dias, a nuestras casas, como siempre, pasando por la hermosa playa. Está atardeciendo y los escasos rayos de sol reflejados en el agua son un maravilloso paisaje. Nanase, como siempre, va del lado pegado al mar. Aprovecho para tomarlo del brazo y jalarlo hasta la orilla. Al hacer contacto con su fría piel siento un pequeño estremecimiento en mi cuerpo y una extraña sensación familiar en mi estomago.

¿ por qué se siente tan bien sentir el rose de su piel con la mía?

-¿ qué haces, Makoto?- en esos hermosos ojos azules podía notar una leve confución.

- ya lo veras- Sonreí alegremente sin soltarlo hasta que llegamos a la orilla.

Le dí un fuerte empujón haciendo que perdiera el equilibrio y callera ligeramente alejado de la costa. No había enfado en sus ojos, sino una mezcla de sorpresa, nostalgia y ¿alegria? Deseaba meterme junto a él y molestarlo lanzándole agua al rostro pero mi gran terror al mar me lo impedía.

Me mantuve todo el tiempo a la orilla viendo como Nanase nadaba como un bello delfín.

- hola chicos- él amble señor nos sonrió- ¿quieren uno?- acercó a nosotros un pequeño muestrario con llaveros. ambos asentimos animada mente. - tomen el que quieran-

El ojiazul y yo estiramos la mano hasta los llaveros, directos al lindo y pequeño delfín que colgaba del muestrario. Nuestras pequeñas manos se encontraron seguidas de nuestros ojos, le dediqué una sonrisa sin dientes y tomé el llavero.

- quedatelo tu- tomé una de sus manos y puse el delfín en ella -yo me quedare con...- fijé la vista una vez más en el muestrario y tomé una tortuga - este- al ver al pelinegro pude ver su inusual sonrisa.

- gracias- se gira llendo directamente a la salida del club.

- Makoto, Makoto- siento en mi mejilla algo húmedo - ¡Makoto!-

escucho de fondo una grave y ligeramente alterada voz que me llama, la tenue luz se cuela por mis pestañas al intentar abrir los ojos, al instante siento el frío recorrer mi espalda y la arena colándose entre mis dedos. Tengo frío en todo el cuerpo exceptuando en el rostro donde siento unas frías manos que, a pesar de ser frías, me brindan un calor nostálgico.

- hola... - los ojos de Nanase están fijos en los mios - ¿ qué pasa, Haru?- digo sin estar realmente pensando - ah perdón, Nanase-San- le dediqué una sonrisa de disculpas.

- te desmayaste de la nada...- desvío la mirada. - vamos a casa- dijo en tono serio.

Asentí con la cabeza e intenté levantarme, inmediatamente sentí un mareo que hizo que perdiera el equilibrio. Nanase pasó unos de sus brazo por mi cintura estabilizándose pero rápidamente se apartó y comenzó a caminar en direccion a su casa. Corrí hasta ponerme a la par con él quedando caminando a su lado.

- te veo más animado, Nanase-san- me dirije la mirada pero la aparta rápidamente.

Pensando en lo que había pasado por mi cabeza cuando me desmayé, fije instintivamente la vista en su mochila en busca del llavero que había visto el primer día, y allí esta colgado del ziper de la mochila un pequeño y ligeramente despintado delfín.

- oye Nanase...- hice una pausa pensando en si está bien preguntarle - ¿ cómo conseguiste ese llavero?- Señalo el delfín.

- ah...- desvía la mirada y la clava en el llavero - pues...- ¿ está nervioso?- me lo dio mi mejor amigo cuando eramos pequeños....- volvió sus ojos a los mios.

¿ por qué se nota tan triste?, ¿acaso no debí preguntar?

Pasé uno de mis brazos por sus hombros y le di unas palmadas en el brazo.

- ¿ todo bien?- asiente débilmente - puedes contar conmigo para lo que sea- le aseguré.

Por alguna razón siento que mi corazón se retuerce cuando se pone así. Quisiera poder animarlo, es mi culpa que esté así. Si no tuviera esos estúpidos "sueños" no me habria desmayado
y no de hubiera preocupado por mí, tampoco hubiera tenido la tentación de preguntar por ese llavero.

- solo....- desvía la mirada y se apresura un poco - quisiera que ese amigo volviera- dice en un susurro casi inaudible.


Destinados ( MakoXHaru) D1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora