1. Amando A Un Lobito Gruñón

CAPÍTULO 2

 Las palabras de Jimin lograron lastimarlo, pero no quería seguir engañándose solo por estar enamorado. Yoongi nunca llegaría a verlo con otros ojos, seguro que lo veía como un chico normal y corriente —Eso lo decepcionó— Pero ¿qué podía hacer?, si le era es difícil mantenerse cerca del alfa y ser ignorado en cada acercamiento, no era justo el trato de Yoongi con él. Su mirada sombría y las muecas al hablarle le hacían creer que era una molestia. En cambio, cuando Jimin estaba cerca lo miraba... sin pronunciar alguna palabra, pero lo miraba sin gestos de disgusto. O tal vez estaba exagerando, un poquito.

Cuando llego a casa se encerró en su cuarto, se lanzó sobre su cama y atrajo lo primero que tuvo al alcance para abrazarlo, su amiga y muy confiable almohada siempre estuvo como soporte a su llanto. Minutos después pudo escuchar la puerta cerrarse, supuso que era Jin.

El mayor lo vio acostado sobre la cama ahogando su llanto en la almohada. Suspiró pensando: En qué momento las cosas llegaron a esto.

—Taehyung —Llamó, pero el menor no respondió, lo único que hacía era llorar—. Taehyung... vamos no te quedes así dime lo que pasó —Suplicó, agitando el cuerpo del castaño.

—Déjame solo —Sollozó más fuerte aferrándose a la suave tela que cubría la almohada de algodón.

—¡Basta!, ya me harté de esto —Le lanzó un pequeño cojín en forma de animal—. Ahora mismo te vas a levantar y vamos a salir de aquí, no puedes quedarte encerrado llorando por las tonterías de Jimin —Jaló de su brazo para poder levantarlo, no lo logró, en vez de eso cayó aplastando a su hermano.

—¡Quítate!, que molesto eres.

—Tu idiota hazme caso ahora y vístete antes de que te corra de la casa.

—No puedes hacer eso.

—Lo haré si no te mueves.

Los gritos de dos hermanos discutiendo alertaron a los vecinos, pero al ver que el barullo provenía de los Kim, se hicieron de oídos sordos hasta que terminó la discusión y vieron que los hermanos salían de su hogar.

Los hermanos dependían uno del otro.

Sus padres fallecieron cuando Tae cumplió diez y Seokjin los quince, desde ese entonces el rubio tuvo que hacerse cargo de su pequeño hermano. Para felicidad de ambos llegaron a un albergue donde encontraron refugio por seis meses, pero al cumplir los once Tae conoció a sus futuros padres adoptivos. A Seokjin no le agrado la idea, él no iba a permitir que los separaran, por ello decidieron escapar y semanas lejos de ese lugar aprendieron a valorar lo poco que tenían, a conservar el dinero de pequeños trabajos y a conservar la vida llena de esperanzas y amor, así lograron seguir adelante, con apoyo mutuo, cuidado y protección de los malos tratos, pero valió la pena, porque con solo creer... se puede alcanzar tantas cosas en el mundo.

Al principio tuvieron bajones, pero nada que no pudieran superar. Taehyung creció débil de carácter blando, inocente ante el mundo y fácil de engañar ante los depredadores... en cambio, Seokjin formó una personalidad altanera, ese omega no era ningún quedado, siempre justo, pero a la vez necio a que otro tenga la razón. Esa actitud le ayudó a romper barreras de engaño y a defenderse de personas equivocadas.

Conseguir un trabajo estable fue duro, lo bueno es que compraron una pequeña casa para vivir, pequeña, pero acogedora, que podrían ir pagando de a poco. Fueron aproximadamente 2 años lo que les duró pagar ese terreno. Seokjin consiguió buenas pagas como cajero y Taehyung como mesero en una cafetería, a pesar de ya culminar los pagos continuaban ejerciendo su labor para poder estudiar lo que desearán y tener lo principal que toda persona necesita para sobrevivir, las necesidades básicas del ser humano.