Capítulo 41: Salidas clandestinas

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-Virgen Santísima del Mar, gracias por esta bendición.

Aiden no pudo evitar reírse ante las palabras del capitán.

-Voy a tener que irme.  Mi hijo estará a punto de volver a despertar.  -dijo Christopher.

-Iré contigo.  Revisaré como se encuentra...

Se escucharon unos ruidos fuertes.  Alguien estaba golpeando una especie de puerta ciega que el camarote tenía en la pared contraria al pasillo.  Era un pasillo de servicio, utilizado por las limpiadoras o si fuese necesario una evacuación. 

-Soy yo. -dijo la voz de Clive.

Aiden se acercó para abrir.  No tenía ni idea de donde estaba la llave de eso.  Christopher se levantó y usó su llave.

-Gracias a Dios de que te advertí sobre la discreción.  De no haberlo hecho tus gritos se hubieran oído en Gran Bretaña.

El doctor se puso rojo.  Christopher trato de aguantar la risa.

-Yo no me reiría.  La mitad de los pasajeros van a estar observando por detrás de las mirillas de los camarotes.  El doctor Adams, el serio.  El que nunca habla en voz alta.  He escuchado gatos en celo aparearse con menos escándalo.

Christopher dejó de reírse.  Aiden le miró, preocupado.

-Hay que sacarle de aquí, capitán.  Y hay que meter a otro omega.  Y no puedo ser yo.  William no es un hombre dado a compartir ni siquiera en juego. 

-Estarán pendientes de cuando yo salga -dijo Aiden – y de quien me acompañe...

-De verdad, para estar metidos de lleno en un amor prohibido sois torpes y descarados.  Quedaros aquí, unos minutos.  Procurad mantener las manos quietas.  Menos mal que yo si me preocupo por ti -señaló con el dedo a Aiden -y que soy curioso y averigüé cómo entrar a este pasillo desde la entrada de la escalera. 

Clive salió al pasillo y aceleró mucho el paso.  Conocía bien a esa clase de gente.  Ahora era respetado per había estado al otro lado.  Iban a querer saber quien salía de la habitación del doctor.



Aiden se sentó en la cama.  Acabo de colocarse la ropa.  Christopher se sentó a su lado.

-Éste será mi último viaje.  Ya no quiero mas mar y mas inestabilidad.  He encontrado mi puerto...

Se acercó para besarle cuando Clive les interrumpió abriendo la puerta.

-Sé que es difícil, pero mantened la compostura sólo un poco.

-La estábamos manteniendo. 

-He hablado con alguien.  Él saldrá contigo, Aiden.  Yo iré con Christopher por el pasillo de servicio y apareceré antes de que William empiece a preocuparse.  No es gratis, obviamente.

Un chico entró en la habitación.  No tendría más de veinticinco años pero su rostro parecía cansado.  Era delgado y de facciones agradables.

-Dios mío, claro.  Hola, Corey.

-¿Quién es? -preguntó Aiden.

-Es... es marinero de mi tripulación.  Es prostituto.  Y estoy seguro de que ya se ha acostado con varios por aquí.

-Puede estar seguro, capitán -dijo Corey.

-¿Van a pensar que estuve con un prostituto?

-¿Prefieren que piensen que eres marica?  Piensa que les sentará peor.  Además, a tu novio, el capitán, le ha gustado todas las veces que lo hecho conmigo. 

Aiden no pudo responder a eso.  Literalmente no podía. 

-Vamos -dijo Clive. -ahora no tenemos tiempo para esto. 

Agarro el brazo de Christopher y tiro de él.  Aiden se quedó a solas con el joven. 

-Vamos -dijo el chico – salgamos y mantengamos en lo alto esa masculinidad.  Que todos vean que eres un alfa bien macho. 

Aiden gruñó.  Corey sonrió.

-Vamos. 

Salieron al pasillo.  Aiden cerró la puerta y Corey se pegó a él.

-Asi, que nos vean.

Aiden estaba rojo. 

Trato de ir el silencio todo el camino aunque literalmente podía sentir las miradas a través de las puertas.

-Tranquilo, tu pabellón de alfa quedará bien alto.  Nadie tiene porqué saber que en realidad te gusta que te den lo tuyo.  Yo además tengo buena reputación...

Aiden respiró hondo.

-Cállate.  Yo soy un alfa.

-Y yo una persona. No un simple puto.  No sabes lo que es vivir como yo y te salvo el culo.

Llegaron al final del pasillo, para alivio de Aiden.

Cuestión de Sangre ||Saga Cuestiones 5|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora