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Este es un capítulo increíblemente especial para mi, deseaba mucho escribirlo y... perdón por las lágrimas.Nicholas estaba teniendo un día realmente malo y apenas eran las ocho.
Cuando el carruaje descendió la velocidad, miró a su derecha.
Su padre iba sentado a su lado. Era su primera salida en público tras el ataque y había elegido precisamente el momento en que Evan Russell iba a caer en desgracia ante los ojos de todos.
Stewart Russell le devolvió una mirada que irradiaba dolor tras una aparente frialdad.
Su madre había hecho un auténtico escándalo. Había gritado, había roto jarrones y hasta le había acusado de padecer demencia, pero Nicholas se encargó de recordarle que las facultades mentales de su padre se encontraban intactas y que era su derecho solicitar un divorcio si había una base legal suficiente sobre la que hacer la demanda.
Después de los gritos su madre y su hermana mayor se habían puesto a empacar su ropa bajo la atenta mirada del mayordomo y Stewart había procedido a la segunda parte de su plan.
Estaban en los muelles.
Stewart le había pedido a la hija de la criada, Ella, que les acompañase. Aún tenía muchas limitaciones a la hora de caminar y se sentía más seguro si llevaba dos acompañantes. La chica tenía el día libre y necesitaba a todo su personal atento a que su ex esposa no se llevase nada que no le perteneciese.
Probablemente a estas horas ya estaría metida en un carruaje de vuelta a casa de sus padres en Bath, maldiciendo su suerte. Aunque quizás se quedase en la ciudad por todo el asunto de Evan.
Nicholas había estado convencido de que la demanda que llevaba por sodomía era la más importante del año pero sería la de su hermano, y él no podía asistir legalmente a su padre. No era ético.
Allí estaba el carruaje de los Payne.
Y el de medio Londres.
También había vendedores, chicos que trataban de ganarse unas monedas llevando unas maletas y algunos periodistas.
Y allí estaba la guardia.
Se le hacía complicado aceptar y asimilar que aquello estaba sucediendo realmente.
La rampa de madera que daba acceso al barco ya estaba colocada.
Primero bajaron algunos trabajadores cargando equipaje.
Y al fin empezó a descender el pasaje.
Louis respiró hondo.
Estaba feliz de estar en Londres de nuevo. Ahora se sentía diferente. Él no tenía miedo y estaba dispuesto a plantar cara a quien considerase. Iba tomado del brazo de Jason, que cargaba a Hope. Más bien a una lobita que temblaba asustada en brazos de su padre ante todos los estímulos de un lugar así.
Se alojarían con los Tomlinson.
Clive trataba de ser como Louis pero nunca se le había dado bien. Llevaba a Bianca y le besaba con suavidad. Su marido sonreía ampliamente, como si estuviese a punto de arrodillarse y besar tierra inglesa.
Aiden caminaba tras ellos.
De momento, seguiría siendo invitado de los Tomlinson. Continuaba siendo el médico personal de Clive y el y Christopher habían acordado seguir viéndose con discreción mientras ambos encontraban un alojamiento permanente en la ciudad.
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Cuestión de Sangre ||Saga Cuestiones 5||
Hayran KurguQuinta temporada Con el regreso de los Tomlinson a Inglaterra se desencadenan muchas tormentas. Cada pareja tendrá que afrontar cada vez más una realidad, la de una sociedad que no perdona tu procedencia, la sangre que llevas ni tus actos.