Capítulo 7: Amargor

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Treinta para actualizar ❤️






Liam se despertó.

Era noche cerrada.  Thomas dormía, roncando suavemente.

Le sostuvo en brazos y fue al cuarto matrimonial.

Para encontrarse a su esposo dormido, los ojos hinchados y las mejillas rojas y su vientre abultado sobresaliendo.

Debía de haber pasado unas semanas de infierno.

Colocó a Thomas entre ambos y abrazó a toda su familia.

Iba a protegerlos.  Iba a cuidarlos.  Era el alfa y él cabeza de familia.

Niall le miró con ojos agotados.  Liam le apretó la mano.

-Descansa, amor.



Keith no quería moverse.  Su cuerpo estaba en una especie de éxtasis de calma y relajación.  Las sábanas calientes que olían a sexo.  Había cambiado cientos de sábanas sucias de pasión en la casa de William pero esta vez era su pasión. 

Mariano  gimió contra su hombro.

-Dios bendito, Keith... no te he respetado.

-Me siento muy respetado -Keith se giró hacia él.  Le besó y apretó la frente contra la suya.

-Iba a respetarte hasta la boda.  Y estaba ebrio.  Podría habértelo hecho mejor...

-¿Se puede hacer mejor?

Mariano.  No podía creer que tuviese a ese hombre a su lado.

-Mucho mejor.

-Mmmmm parece que te duele la cabeza.

-No estoy muy bien.  Y no quiero moverme porque temo caer en la humillación de arrojar los restos de la fiesta en mi estómago frente a mi omega.

-Eso no sería romántico -se rió Keith.

Mariano se movió y buscó algo que escondía en la funda de su almohada.

-Mira.  Este será el anillo que llevarás como muestra de nuestra unión.  Pruébatelo.  Quiero ver como te queda.

Keith asintió.  Deslizó el aro por su dedo.  Contuvo el aire.  Era el momento más perfecto de su vida...

-¡Keith!  Tienes que levantarte ahora mismo.

Keith se cubrió instintivamente cuando Clive entró en el camarote.

-Uno de los criados le dijo a su jefe que un esclavo había subido y no había bajado.  Es una mujer mayor y está armando un escándalo porque dice que puedes propagar bichos y enfermedades.  William está tratando de contenerla pero está trayendo hacia aquí al capitán.

Keith saltó de la cama, olvidando la vergüenza.  Agarro la primera ropa que encontró, que era de Mariano, y olvidó absolutamente la alianza del metal precioso en su dedo anular.

La puerta se abrió.

La mujer, una omega solterona, le señaló con un dedo acusador.  Tenía las manos llenas de joyas y los dedos regordetes como salchichas.

-¡Se lo dije!¡Había un negro en primera clase!

-Es mi esclavo -dijo Mariano -y usted está invadiendo mi camarote...

-Señora, es su esclavo personal.  Y a mí no me interesa a que le hace dedicarse. Es cosa del señor di Vaio...

-¿Un esclavo vestido con ropa buena? Y... oh, Dios... ¡le estaba robando!

-No me estaba robando -gritó Mariano.

-Ayer vi al señor di Vaio en la fiesta.  Estaba tan borracho que ni siquiera fue un caballero cuando le insinué que quería bailar. Es obvio que llamó a su esclavo para atender su malestar y éste aprovechó para robarle.  Mire su mano. 

Todos se fijaron en el anillo.

Clive busco ayuda en William, que le abrazó.

-Yo le di...

-Mariano, creo que lo mejor es que Keith te devuelva la ropa y el anillo y se vaya.  Le traeré una camisa...

-No pueden permitir que un ladrón campe a sus anchas por el barco sin castigo.  Muchas damas indefensas como yo pueden verse amenazadas...

-Si el señor di Vaio no presenta cargos, no podemos castigarlo...

-No me siento segura.

Keith se retiró el anillo.  Se lo entrego a Mariano.

-Perdón.  No volverá a suceder nada parecido... lo lamento de verdad.

-¿Y usted va a permitirlo? ¿Cómo si nada? -preguntó la mujer.  – si no le castiga de algún modo, lo volverá a hacer.

Keith miró a Mariano.

-Golpéame. Lo prefiero a quedarme sin comer.

-Yo no...

-¡Golpéame, maldita sea!  -bajo la voz – los dos estamos juntos en esto y te pido que me des un...

Mariano soltó el brazo.  Su puño se estrelló contra la cara de  Keith.

Y de repente volvían a estar solos.

Cuestión de Sangre ||Saga Cuestiones 5|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora