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Kieran acabó su aseo diario y después el de Donovan.
El niño pataleaba feliz. Desde que vivían en casa de los Payne, había crecido mucho y estaba muy fuerte.
El duque le había dicho que esa noche pensaba salir con su marido. Kieran suspiró, jugando con los dedos de los pies de su hijo.
Necesitaba eso. Una estabilidad definitiva. Nicholas...
¿Por qué todo era tan difícil? Suponía que el amor era pasión. A él le habían educado en casarse por amor y eso quería hacer, pero Nicholas le hacía sentirse confuso en muchas ocasiones.
Era tan respetuoso que a veces dudaba sobre si sentía por él un amor y un deseo auténticos.
Cerró los ojos. Intentaría dormir un poco.
-Kieran – Niall abrió la puerta – perdona, no sabía que te acostarías tan temprano.
-Esta bien. Es solo que estoy un poco melancólico hoy.
-Yo también. Bueno, más bien estoy en un estado de rabia que me hace arder pero tenemos una cena importante y es mi deber acompañar a mi esposo.
-Tu siempre vas feliz con él y te quejabas de que no pudieras ir a fiestas por tu estado.
-Hoy no quiero salir, pero se trata de algo de negocios e íntimo. Es una cena con los capataces de la mina y con una constructora con la que Liam va a acordar la reconstrucción de lo que él derrumbe destruyó.
-Si te sientes mal, deberías quedarte en casa. Las emociones fuertes no son buenas en tu estado.
-A veces, cuando uno no sabe que hacer, la rutina y el deber ofrecen un abrazo amable.
-Cuando hablas de ese modo te pareces a tu madre.
Niall se quedó en silencio.
No quería ser su madre.
No quería llegar a los cincuenta siendo un amargado refugiado en el honor e ignorando su felicidad propia y dinamitando la ajena.
Kieran le miró a los ojos. No pensaba retirarlo.
Niall se fue del cuarto sin decir nada.
Entró en la habitación matrimonial y comenzó a desabrocharse los guantes a juego con el pantalón. Luego empezó a quitarse el resto de la ropa.
-Niall. ¿Qué haces? Llegaremos tarde.
-Paga por tu compañía. Puedes llevar a uno de esos chicos de Bloomings.
-Dios mío, Niall, no es lo que crees, y te puedo asegurar que...
Niall se dio la vuelta.
Estaba respirando muy rápido.
-¡Cállate! Estoy harto de aguantar y callar. El Niall que aguanta y calla ya no existe. Nunca más. Yo no soy mi madre. Y creía haberte dicho que no iba a tolerar que me fueses infiel.
Liam guardó silencio. Apretó la mandíbula.
-Yo no te he sido infiel y tu estás hablando como si yo te debiese obediencia.
-¿Y acaso no nos debemos lealtad mutua? ¿Acaso es mi obligación hincar la rodilla y obedecer al alfa? Hubiera dicho que si hace un año. Pero no más. Puedes revisar mi pasado. Prístino como un cristal recién lavado. Me entregué con todo a ti y me da igual que los alfas dominéis el mundo. Los omegas existimos, estamos aquí, y no merecemos que mientras estamos gestando vuestros hijos vosotros vayáis de putas.
-Fui a Bloomings a beber y a conversar con los otros. Con Zayn, Declan y Nicholas. Me emborrache, sí. Llegué muy tarde y puedes molestarte por eso. Pero no te he sido infiel.
-Para emborracharse no hace falta ir a un club de putas.
-Iré donde me plazca mientras no haga nada que manche mi honor y los votos que hice respecto a ti.
Niall se quedó en silencio, tenso. El dolor le recorría de arriba abajo. Se sentía humillado puesto que no podía replicar ante eso. Liam literalmente tenía el derecho a ir allí donde quisiera. Nadie le iba a juzgar por ello.
-Me siento indispuesto. Me quedaré en casa esta noche.
-Me parece perfecto. Volveré tarde. Pienso beber lo que quiera y hacer lo que me dé la gana puesto que mi esposo no considera adecuado acompañarme.
-Es el mundo donde te ha tocado nacer. Eres afortunado, supongo.
Liam esperó a que Niall se diese la vuelta y protestase.
Pero eso no era algo que estuviese en la naturaleza del omega.
Niall espero de pie hasta que escuchó el portazo de la puerta de la calle.
Se sentó en la cama. Apretó las sábanas. Gritó. Dejó que las lágrimas cayeran. Trato de no ceder y comenzar a pegar golpes...
La puerta se abrió de nuevo de inmediato.
-¿Qué tienes?
Liam tenía los ojos amarillos. Había dado la vuelta en cuanto su propio cuerpo sintió el estallido de rabia y dolor del de Niall.
Él omega negó con la cabeza. Siguió gritando, golpeando la espalda del alfa.
-Niall, mi amor...
-¡No!
-Niall, no... no lo hice, no te sería infiel nunca, mi amor, yo...
-¡No!
Liam trato de agarrarle las manos.
-Niall, quiero que me escuches. Quiero que te calmes y me escuches, por favor...
Niall le golpeó otra vez, pero con menos fuerza.
Entonces se desmayó.
Liam respiraba rápido. Le colocó sobre la cama. En un impulso de su lobo interior le lamió la cara, tratando de despertarle.
-Niall...
El omega abrió los ojos.
-¿No te ibas?
-¿De tu lado? Nunca.
Niall frunció el ceño.
-No me encuentro bien.
-Voy a llamar al doctor y luego vamos a hablar.
Niall se metió la mano en los pantalones. La saco sucia de sangre.
-Sí, por favor. Llama al doctor.
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Cuestión de Sangre ||Saga Cuestiones 5||
FanfictionQuinta temporada Con el regreso de los Tomlinson a Inglaterra se desencadenan muchas tormentas. Cada pareja tendrá que afrontar cada vez más una realidad, la de una sociedad que no perdona tu procedencia, la sangre que llevas ni tus actos.