Capítulo 34: Los señores Morgan

621 97 31
                                    

25 votos y 15 comentarios



Stefan estaba tratando de distraer su mente mientras leía un diario local. 

Habían fondeado en un puerto del norte de África.  De ahí se dirigirían hacia un pequeño tour por Europa. 

Por eso el viaje duraba tanto pero aún así para él era como si fuese demasiado corto.

Sabía que en algún momento fondearían en Londres, y cuando eso ocurriese su padre como tutor legal tendría que tomar determinaciones respecto a él y Daren.

La brisa nocturna no bastaba para que su temperatura descendiese. 

Iba a entrar en celo en cuestión de horas y no podía ser en un momento más inoportuno. 

Odiaba esa parte del trabajo.  Sentarse mientras los pasajeros entraban y salían.

Aunque peor era cuando su padre trabajaba con barcos de mercancía.

Las cosas eran mejor ahora.

Ya casi amanecía.  Faltaban pocos pasajeros por subir.  El matrimonio Morgan.

Louis se apoyó en el hombro de Jason.

-Ha sido una noche perfecta.  Me duelen los pies de bailar y caminar.

Habían realizado una ruta  por la ciudad y luego habían ido a un club privado donde habían podido bailar y beber unas copas de licor local.

Jason levantó en brazos a su omega.

-Ya necesitábamos una noche así. 

-Creí que no ibas a tomarme en brazos nunca.

-¿Vas a dormirte, esposo?  Porque aún falta el desayuno y darte el postre.

-No.  No me dormiré hasta que esté completamente saciado.

Jason puso un pie en la rampa de madera de acceso al barco.  El joven hijo del capitán les miró y se levantó con lo que parecía alivio.  Debían ser los últimos rezagados.  El barco aún no zarpaba pero era necesario estar absolutamente seguros de que nadie se extraviaba. 

-Jason y Louis Morgan.

El muchacho tachó sus nombres de una lista.  Suspiró.

-Espero que hayan disfrutado de la noche.  Su desayuno está preparado donde indicaron.  Zarparemos a mediodía.

Louis levantó el rostro del hombro de su alfa.

-Muchacho, no deberías estar trabajando.  Deberías estar aliviando tu celo.

Se hizo un silencio incómodo.  De esas cosas no se hablaba.  O al menos los pasajeros de primera clase no decían esas cosas.

-Louis, cariño... disculpa a mi omega, está algo ebrio.

Stefan sonrió, nervioso.

-No se preocupe.  Será mejor que desayunen y descansen. 

Espero a que se alejasen para oler su piel.

Aún contaba con unas horas antes de que eso estallase definitivamente y antes de que eso ocurriese tenía que ver a Daren.

Era incapaz de dormir si antes no hablaba con él.

Jason dirigió a Louis una mirada de censura.

-Fuiste muy indiscreto con ese chico.   Cuando bebes demasiado, hablas demasiado.

Louis sonrió.

-Lo siento mucho.  ¿Vas a castigarme?

-Sí.  Obligándote a desayunar café. Tómate toda la taza. 

-Jason.

-Dime.

-Ha sido una noche increíble .  Todo... todo lo que hemos vivido ha sido increíble. 

-No te pongas sentimental.  Te quiero caliente.

-Dios mío, Jason.  Eso te pasa por dejarme beber.  Sabes que me pongo imposible.

-Eres imposible.  No eches la culpa al licor.  Y así me encantas.

Louis mordió la tostada untada con mermelada. 

-Londres.  Quiero llegar y atravesar con la espada de nuestro matrimonio los ojos que antes me miraban con censura e hipocresía.

-Y yo te ayudaré a eso. Como siempre hago.

Christopher entró en su cuarto.  Necesitaba dormir. 

Pero su hijo aún no estaba acostado. 

Y él necesitaba ver a Aiden.  No le había visto por culpa del trabajo. 

Clive abrió la puerta de su camarote.

Y volvió a cerrarla. 

No quería interrumpir a Jason y a Louis mientras el alfa trataba de abrir la puerta y seguir besando a su omega al mismo tiempo.

Jason al fin lo logró.  Cerró la puerta y apresuró sus manos a desabotonar la camisa de su esposo.

-Necesito estar dentro de ti.  Ahora.

Louis gimió, apoyando la cabeza contra la pared.  Su marido seguía moviendo los dedos, ahora abriendo su pantalón.

-Y yo te necesito dentro a ti.

Jason le movió hacia la cama.  Le acostó en ella y se bajo los pantalones.

-Louis...

Él omega protestó, excitado.  Jason no dijo nada más.  Se limitó a entrar en el, sin ni siquiera terminar de desnudarle.

No podía soportar ni un segundo más con su cuerpo separado del de su omega. 

Cuestión de Sangre ||Saga Cuestiones 5|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora