Vigésima primera parte.

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Era muy complicado vivir y convivir en mi casa, los gritos eran continuos y las peleas también. Mis padres, por lo general, peleaban por dinero, aparentemente no teníamos mucho y todo se estaba saliendo de control. Me preguntaba si cuando yo no estaba todo estaba de la misma forma, pero no le preguntaría a Gwen. Ella trabajaba, pero pagaba sus estudios, no ayudaba en la casa. Era súper incómodo estar sin hablarnos ya que vivíamos en el mismo lugar, teníamos a los mismos padres y todos querían que nos llevemos bien porque somos "la misma sangre", pero no le veo el sentido de tener que simular querer y perdonar a alguien, no importa si es familia, si la persona es una mierda, va a morir siendo una mierda y no la querré. Era doloroso de todos modos, pero intentaba no pensar en eso porque posiblemente a ella no le interesaba mi vida.
Era horrendo estar en mi casa evitando a mi propia familia y no tenía a quién contarle mis fatalidades, Chloe ya no estaba en mi vida, a Jake no quería verlo nunca más, a mis supuestas amigas tampoco, no tenía a nadie, estaba completamente sola pero si no buscaba alguien con quien hablar iba a estallar en cualquier segundo, necesitaba algo o alguien para descargar toda mi ira. Fue entonces cuando decidí escribir todo lo que me pasaba y todo lo que sentía, y aunque suene un poco extraño, eso me calmaba. Solía escribir a las noches cuando todos dormían, donde mis pensamientos no me dejaban ni dormir.

Era el cumpleaños de mi mamá y como todos los años, venía la familia entera y todos sus amigos a casa, pero se me había olvidado algo importante: Iba a venir Karen.
Faltaban sólo dos horas para que todos llegaran y mis nervios no me dejaban estar quieta, mi mente se imaginaba distintas escenas con Chloe, pero todas terminaban mal. Moría por verla pero a la vez tenía mucho miedo.
Todos estábamos ayudando a mamá a cocinar y a terminar de decorar toda la casa.

-¿Vendrá Chloe? - Preguntó Gwen con suma curiosidad y no podía aguantarme las ganas de querer pegarle muy fuerte en la cara.

-No lo sé...-Contestó mi madre.- Supongo que sí, siempre viene junto a Karen ¿no? -Giró para preguntarme a mí. -¿Creés que vendrán las dos?

-No sé, no tengo porqué saber su vida por completo ¿No creen? -Pregunté irónica viendo sólo a mi madre porque mi hermana, para mí, no existía ni estaba presente.

-Está bien, no hacía falta que contestaras mal. - Acotó Gwen.- Pero que raro que no sepas...

-Si Ali, tranquilízate un poco por favor. No quiero que nadie pelee y menos hoy, es lo único que te pido. -Agregó mamá, dándole la razón (¡cómo no!) a ella.

No dije nada más, pero los ojos se me llenaron de lágrimas y tuve que voltear para que nadie me mirase, el nudo de la garganta ya no me dejaba ni respirar, no podía seguir aguantando situaciones así toda mi vida. Pero a pesar de querer golpear con todas mis fuerzas a mi "hermana" creía que lo mejor era ignorarla. Siempre supe que la mejor arma era ignorar, eso dolía más que unos buenos golpes.
Fui al baño a llorar en silencio mientras oía a lo lejos, que ellas hablaban de algo, pero no llegaba a notar de qué hablaban.

Volviendo a tema Chloe, yo tampoco sabía con certezas si vendría, pero de todas formas corrí a mi habitación a tratar de ponerme bella. Todo estaba arreglado, me iba a poner lo que tenía puesto la primera vez que nos besamos, estaba todo planeado.
Comenzó a venir la gente, con cada timbre que sonaba, mi corazón se detenía durante unos largos segundos, pero siempre me decepcionaba al ver que llegaban personas que yo no esperaba ver. Todo marchaba bien hasta que el timbre volvió a sonar y esta vez sí entraron personas que realmente no esperaba ver. Miré hacia todos lados tratando de encontrar una respuesta, mamá abrió la puerta y abrazó a esas personas con tanto cariño que no podía dejar de mirar fijo la situación. Era Cameron y su familia.
No sé si recuerdan de cuando hablé de ellos, Cameron era el monaguillo que me atraía antiguamente. ¿Qué hacían en mi casa? Ahora sí que debía estar soñando.
Toda la vida había imaginado el momento en el que su familia venía a mi casa y Cameron y yo nos enamorábamos perdidamente, pero eso era pasado. Admito que en ese instante tuve ganas de preguntarle a Gwen qué sucedía, pero no iba a dejar mi enojo y orgullo de lado por una simple respuesta. Supuse que por fin se habían hecho buenos amigos. Me acerqué a mi mamá para preguntarle qué hacían ellos en nuestra casa, pero un cálido abrazo ajeno me interrumpió. ¡Era un abrazo de mi suegra de en sueños! La madre de Cameron me abrazó con fuerzas y luego siguió su esposo, los saludé con amabilidad y con una sonrisa en el rostro, pero cuando llegó la hora de saludar a Cameron todo se volvió extraño.

Más cigarros con ella. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora