Más cigarros con ella. (Terminada)

Vigésimo quinto.

Por las noches tenía pesadillas y en todas aparecía Chloe. No las recuerdo mucho, había un pasillo similar al de su casa y ella se dirigía hacia algún lado con alguien, yo estaba inmovilizada llamándola entre llantos y gritos. Me escucha, pero decide ignorarme y seguir. Es terrorífico y muy doloroso soñar con eso una o dos veces por semana, despertaba anonadada y muy dolida por la pérdida, porque era así, la había perdido para siempre y cada día que pasaba me sentía peor. Sentía dolores en el pecho al recordarla, se me llenaban los ojos de lágrimas en todo momento y me sentía sola, tan sola como si existiese solo yo en todo el mundo. Era un sentimiento totalmente nefasto, sentía que desperdiciaba mi vida al ser adolescente y pasar todas mis días y noches encerrada en casa, ya no tenía amigos, ni "pareja", no tenía nada. Pensaba en las posibilidades de buscar alguna actividad y charlar con gente de mi edad, pero nada me llamaba la atención y sentía que fallaría en el intento. Estaba segura de que mi vida iba a seguir igual de aburrida y triste, nada iba a cambiar y yo menos.

Mis días eran así: Me despertaba no muy temprano, bajaba a desayunar a la cocina, miraba alguna serie o película, hablaba un poco con mis padres, ignoraba a Gwen, me duchaba y luego me tumbaba en mi cama a pensar mientras escuchaba música. No puedo contar todos los sentimientos y cosas que mi mente imaginó, porque no siempre son cosas buenas y a veces me daba miedo a mí misma.

Necesitaba ayuda urgente pero no sabía por qué la necesitaba.

Pensando llegué a la posible conclusión de que debía abrirme más con mis padres, tenía que perdonarlos al fin y discutir sobre mis problemas. No sabía cómo empezar la charla, pero era necesario.

Mi día había comenzado como cualquier otro, me desperté, me puse un short, una remera que solía usar Chloe y bajé en pantuflas por las escaleras hasta llegar a la cocina. Escondida detrás un mueble noté que tan solo estaba mi madre preparando el desayuno. Cerré los ojos, respiré hondo tomando fuerzas y me acerqué a ella con cierto nerviosismo.

-Buenos días Ali. -Dijo al voltear y verme parada a su lado. -¿Dormiste bien?

-Precisamente no, tuve una pesadilla...

-¿Otra vez? ¿Es siempre igual? -Preguntó preocupada y dejó de hacer el desayuno para acercarse a mí y abrazarme. Los ojos se me llenaron de lágrimas, pero me tranquilicé.

-Creo, no recuerdo bien, pero no puedo dormir bien si sueño eso... -Mentí.

-Tranquila hermosa, si te agarran esas crisis podés acercarte a nosotros, sea la hora que sea. -Me volvió a abrazar y besó mi frente.

-Gracias. -Dije devolviéndole el abrazo. Nos quedamos sin hablar durante unos segundos y ella siguió con el desayuno. Me sentí querida de nuevo y me gustó.

Terminó de hacer el desayuno y me lo entregó en la mesa, besó mi frente y se sentó en el sillón a controlar sus emails. Estuvo en total silencio y yo también. Desayuné sin ganas, me comí una sola tostada de las cuatro que me había preparado, tomé tres sorbos largos de café y me quedé tildada viendo la baldosa del suelo.

-¿Sucede algo? -Preguntó de nuevo mi madre.

-No, ¿Por qué? -Respondí sin ganas y mirando aún el suelo.

-Te noto extraña, no hablas mucho, tampoco comes como antes...-Hizo una pausa, la sentí extraña. - Me preocupa.

-Estoy bien, nada de qué preocuparse. -Dije mientras levantaba mi pulgar como forma de aprobación y fingía una sonrisa. Me creyó, aunque no estaba muy convencida y siguió leyendo sus cosas, mi madre tenía razón, estaba rara, no comía como antes, me la pasaba en mi habitación a oscuras llorando o pensando en Chloe, queriendo retroceder el tiempo para arreglar todos errores. Lo peor es que tampoco podía arreglar mis problemas presentes.
Quería cambiar y estaba decidida a hacerlo, estaba harta de encontrarme llorando en todos lados, vivía con ojeras, despeinada y con ganas de dormir todo el tiempo. Me levanté rápidamente de la silla y corrí al baño, mi madre se asustó y corrió detrás mío.