Novena parte

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Necesitaba sentirme viva y no sabía cómo hacer para sentirlo.
Entre la rabia y el llanto, comencé a revolver toda mi habitación en busca de algo. Hasta que encontré algo que no esperaba encontrar y que hiciera tanto impacto sobre mí: Un sacapuntas.
Es un objeto simple que se encuentra en todas las casas, lo sé. Pero en aquel momento sólo lo pude ver de una forma totalmente diferente.
Lo desarmé con mis manos (estaba algo flojo y roto) tomé el pequeño pero filoso interior.
Una parte dentro de mí no quería hacerlo, pero otra muy diferente sí.
Con el filo en la mano me senté sobre la cama y encendí la música. Le subí el volumen para que esté casi al máximo y entre llanto y miedo respiré hondo. Apoyé sobre mi muñeca izquierda el filo...Pensé un segundo y dije en voz alta: ¡No! Tiré el sacapuntas por la ventana de mi habitación. No iba a hacer nada para hacerme daño, no lo necesitaba.
Estaba al borde de una locura ,pero no necesitaba eso. Nadie debería hacerse daño, ya mucho con el que nos hacen los demás.
No podía entender lo que CASI hago por mantener tantos sentimientos negativos acumulados. Éstos de alguna forma u otra nos terminan hiriendo o matando, por eso debemos deshacernos de ellos, lo más rápido posible.
Fue así como entre llanto y voces en mi cabeza comenzó a llover, fue extraño para la época. Había sido un día lindo y soleado pero ahora el clima había cambiado drásticamente.
Generalmente me siento identificada con el clima. Sí, sé que suena un poco loco, pero cuando estoy feliz, el día está brillante, no hay ni una nube en el cielo, los pájaros cantan y el sol se encuentra deslumbrante, pero, cuando estoy triste, la lluvia y los truenos me acompañan. Siento que la lluvia es mi llanto y los truenos mis enojos y gritos.
Fue gracias a la lluvia y a mis pensamientos que decidí agarrar una mochila para meter allí mi ropa. Luego agarré el cargador de mi celular, mi cepillo de dientes, dinero y mis auriculares. Al cerrar la mochila sabía que mi vida iba a volver a cambiar y ya no sabía si eso era algo positivo o no. Pero estaba harta y necesitaba cambios. Mis llaves estaban al lado de la puerta, en la planta baja. Cuando vi que no me faltaba nada, bajé siendo cautelosa y sin hacer ni un sólo ruido me topé con al puerta principal. Me sentía rara al dejar mi casa, mi familia...Pero suponía que era lo mejor que podía hacer. No sabía qué iba a suceder al traspasar aquella alta puerta blanca. Respiré hondo, tomé las llaves y cerré la puerta con cuidado.
La lluvia estaba muy fría y caía sin parar, las personas normales quizás corren para escaparse de la lluvia o usan paraguas, pero a mi me gustaba sentir las gotas frías en mi cuerpo, tampoco me preocupaba mojarme. Caminé hacia la parada del bus, esperé unos minutos bajo la lluvia, hasta que apareció el que necesitaba. Lo tomé y me llevó al único lugar donde yo era feliz: A la casa de Chloe. Sabía que ella estaba enfadada conmigo, me lo merecía por no haberla defendido, pero realmente necesitaba estar con ella. Hablar, abrazarla y besarla. Esas tres cosas tan simples hacían que mi corazón latiera como loco.
Me bajé del bus cuando debía hacerlo y caminé unas cuadras hasta llegar al destino.Las calles estabas desiertas, me sentía como en una película del fin del mundo. Al llegar a su casa no le envié ningún mensaje para que no supiera de mí, tan sólo golpeé su puerta, esperé unos segundos para ser atendida y fue ahí cuando la mujer de mi vida me abrió la puerta.
Estaba en shock, seguramente no sabía por qué yo estaba allí, sola, bañada por la lluvia. Me miró fijo a los ojos pero soltó una sonrisa muy leve, se notaba que se alegraba (aunque sea un poco) verme aunque estaba muy molesta.

Más cigarros con ella. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora