Desenredados [KatsuDeku]

→ Prólogo

Había una vez, hacía muchísimos años ya, en el antiguo reino de Japón, vivían los reyes Toshinori e Inko, quienes soñaban con tener a una pequeña princesa a la que pudieran dejarle todo su reino y convertirla en una mujer fuerte que supiera gobernar.

La razón era que en aquella época, a las mujeres no se les consideraba precisamente aptas para el trono, y ellos querían demostrar que una podría gobernar igual, o incluso mejor que un hombre; esto con el objeto, tanto de hacer próspera su tierra, como de marcar una nueva tradición real.

Inko estaba dispuesta a tener la bebé que ambos tanto deseaban, pero a diferencia del rey, a ella realmente no le importaba si era una niña o un niño; ella sólo deseaba un bebé saludable.

—¡Pronto tendrán una princesa! —exclamó un emocionado Toshinori desde el balcón del palacio en medio de un anuncio matutino.

El tiempo pasaba y la pancita de la reina se hacía más y más grande, así como la emoción latente por el pronto nacimiento de la primogénita de la familia real. Y un día, Inko finalmente dio a luz: tuvo un fuerte y saludable varón para sorpresa de todos, pues ellos esperaban a una niña, pero aún así, el pueblo entero se regocijó.

El rey Toshinori, quien no cabía en sí mismo por la emoción de tener a su bebé por fin, pidió que como una especial celebración adicional, todos los habitantes del reino encendieran velas flotantes para "iluminar la vida del pequeño".

Sin embargo, a pesar de la alegría de todos, emisma noche, su consejero real, Tomura Shigaraki, intentó convencer al rey para darle una poción al pequeño infante.

—¿Para transformar a mi hijo en hija? ¿por qué querría eso? —inquirió el rubio mirando seriamente a su consejero.

—En un principio, usted quería una niña y si existe la posibilidad de poder cumplir ese deseo... —explicó dejando la idea al aire.

—No es necesario, no lo necesito —expresó—. Mi esposa, el reino y yo mismo estamos felices así.

Tomura dejó el tema ahí, sabía que el rey no lo entendería, y por eso debía ser él quien protegiera los frágiles deseos de los ciudadanos de tener una gobernante por primera vez en la historia de Japón, o mejor, evitar el desastre al convertirse él en gobernante de manera indirecta, pues tendría un títere para manejar.

Sí, eso era mejor.

A la mañana siguiente, cuando Inko despertó y miró hacia la cuna donde reposaba su hijo, pegó un grito de sorpresa que despertó a Toshinori.

—I-Izuku tiene el cabello demasiado largo... —dijo la peliverde—. Es sólo un recién nacido, esto no debería estar pasando.

—¡Eso es que será muy fuerte! —exclamó el rubio con una sonrisa mientras cargaba al bebé suavemente.

La peliverde decidió pesar por alto ese detalle y suspiró, decidida a amar a su hijo sin importar qué. Así que Inko se fue a buscar el biberón del pequeño príncipe, dejando al rey solo en la habitación.

—Mi rey... —susurró alguien desde el balcón en un ligero tono de burla.

El soberano no escuchó aquello, y viendo como Izuku seguía medio dormido, se dispuso a ponerse las majestuosas ropas de dormir tras unas cortinas.

En pocos instantes, Tomura entró en la habitación de golpe estando vestido de negro, tomó al bebé bruscamente, despertándolo en el proceso y haciendo que este gritara y alertara al rey. Saltó por la ventana de la habitación y corrió lejos antes de que Toshinori pudiera hacer algo para detenerlo.

Izuku se había perdido para siempre.

O eso pensaron todos.

Pero ni Inko ni Toshinori perdían la esperanza de que Izuku, su pequeño hijo, volviera con ellos.

Jelou!

Esta es la primera vez que escribo un short-fic del shipp, y estoy muy emocionada <3

Permítanme decirles desde ya que, si bien, este fic está basado en "Tangled/Enredados", no es 100% la misma historia, así que harán falta escenas de la obra original, y apreciaría mucho que se evitasen los comentarios al respecto

Sin más que decirles, espero que disfruten de este bonito libro y espero les haya gustado el prólogo

Bye!

• Fecha de publicación: 03/07/18.