→ IV

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—¡Esto es hermoso! —vociferó un emocionado Izuku, totalmente embelesado con la imagen que veía ante sus ojos

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¡Esto es hermoso! —vociferó un emocionado Izuku, totalmente embelesado con la imagen que veía ante sus ojos.

Habían llegado al reino, y podía observar todas las cosas desconocidas que había ante sus ojos, lo que le generaba una increíble emoción, misma que se vio interrumpida cuando sintió jalones y pisotones en su cabello, lo que lo hizo quejarse e intentar agarrarlo para evitar que lo maltrataran y él sufriera.

Aunque no seas una puta chica, tendrás que hacer algo con todo ese cabello —señaló Katsuki mientras se acercaba a él, recogiendo su cabello y ayudándoselo a cargar—. Aquí en el pueblo no puedes llevarlo suelto, o te lo van a volver mierda.

No tienes que ser grosero para decir eso se quejó inflando los mofletes.

Mirando alrededor, Bakugou vio a unas niñas pequeñas que jugaban rayuela y sus sonrisas inocentes le recordaron a Jirou, por lo que les silbó llamándolas. Ellas se acercaron y sonrieron sorprendidas al ver la longitud de su cabellera.

Deku plasmó una curva nerviosa en su rostro cuando todas ellas empezaron a examinarlo de pies a cabeza, dando vueltas a su alrededor, y casi le da un ataque de pánico cuando Kacchan les permitió jugar con su largo cabello.

Las niñas hicieron que se sentara de espalda en la fuente en que ellas estaban, para que pudieran trabajar y él, dudoso, miraba al rededor en busca del ladrón, que había desaparecido dejándolo solo y diciéndole que volvía al rato porque no le apetecía esperar a que las niñas terminaran de peinalo.

Su corazón comenzaba a llenarse de ansiedad, pues no estaba nada acostumbrado a estar al exterior, y menos con personas que no conocía.

Las infantes reían contentas y emocionadas por la hermosa y larga cabellera a decorar y arreglar que el de pecas poseía, y gracias a las diversas flores y trenzas que le iban poniendo y haciendo, cada vez la hacían más corta y más manejable.

Fue un largo rato después, cuando la niñas finalizaron su tarea, que Katsuki apareció con dos bolsas en las manos.

—Esto es para ustedes, mocosas —expresó entregándole una de las bolsas, que contenía galletas, a lo que todas sonrieron emocionadas.

Cuando las niñas se fueron, Izuku se puso de pie, sorprendiéndose porque ya no llevaba su cabellera arrastrándose, lo que era más, le llegaba hasta la rodilla, es decir, estaba más corta de lo normal y podía caminar sin preocuparse demasiado de por dónde pasaba.

¡Hey, Deku! —llamó Katsuki, lanzándole una bolsa, lo que hizo él se volteara—. ¡Piensa rápi...!

Sus palabras murieron en su garganta al verle. Se quedó observándolo en silencio: se veía mucho más lindo que antes. Las flores le daban un aspecto angelical a su apariencia.

Desenredados [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora